Entrevista > Teresa Almiñana / Reina Mora de las Fiestas de Altea (Altea, 15-abril-1965)
Las Fiestas de Altea van a cumplir este año su 45º aniversario y lo harán, por segunda vez en la historia, teniendo a una mujer ocupando el cargo de reina Mora. Ese es sólo un ejemplo de lo mucho y bien que están evolucionando los días grandes de la Villa Blanca, a los que Teresa Almiñana llega, como dice, sin saber mucho de lo que va a suceder en ellos.
¿Cómo han sido estos últimos doce meses de preparación para esos días grandes de Altea que están a punto de llegar?
Intensos. Es mucho jaleo… hay que ir a probarse el traje a Castalla, volver a hacer fiestas para recoger dinero, loterías, papeletas… Ha sido un añito intenso, no se me ocurre otro adjetivo. Después, no sé qué vamos a hacer. Creo que el año que viene nos vamos a aburrir (ríe).
Poco después de ser nombrada reina Mora, me contaste que llevas muchos años como festera y que toda tu familia está involucrada en las fiestas. Pese a ello, este último año y todo ese trabajo tan intenso, ¿te han hecho descubrir lo duro que es organizar los días grandes de Altea?
No, porque ya otros años hemos tenido reinados y he estado metida dentro también. Estamos acostumbrados a que el año del reinado tenemos que trabajar todos. Por lo tanto, no puedo decir que este año haya supuesto más en ese sentido.
Lo que sí es verdad es que ahora todo está más caro. Los precios de todo han subido muchísimo… pero, por lo demás, hemos trabajado igual.
Todo está mucho más caro, no sólo lo directamente relacionado con las fiestas, sino también las necesidades básicas del día a día. ¿Esta realidad ha provocado que haya costado más conseguir que la gente se rasque el bolsillo a la hora de comprar lotería o participar en otros eventos para recaudar fondos?
Te diría que ha sucedido todo lo contrario. La gente joven quiere fiesta y si haces fiestas siempre vienen. Unos más y otros menos, pero todos colaboran y lo hacen muy bien. Estoy contenta porque, pese a esa realidad económica, la gente sale igual y tiene ganas de fiesta.
«Todo está más caro, los precios han subido mucho»
¿Has tenido la sensación de que, pese a no ser la primera, siga llamando la atención el hecho de que la reina Mora sea mujer?
En absoluto, es ya bastante normal. Esto lo tenemos más que asumido. Lo que pasa es que en mi filà nunca ha habido reinas moras, siempre han sido hombres. Entonces, eso sí que choca un poco, pero también tuvimos a Maite como abanderada hace algunos años.
Lo malo de estar en el bando moro es que uno sabe que, al final de la historia, va a perder la guerra. ¿Nunca has deseado que, tras conquistar Altea, salga un día de lluvia y te puedas quedar reinando un año entero?
(Ríe) ¡No hombre, no! Espero que no llueva, por Dios. Hemos trabajado mucho para sacar un boato y si no lo podemos sacar, es jodido. Eso te fastidia mucho. Te duele.
¿Cuál es el momento que más esperas de todas las fiestas? ¿Es distinto al que esperarías cualquier otro año?
Para nada; sigue siendo el desfile. Cuando desfilas por esa avenida es algo muy emocionante.
«Me conformo con que no llueva y, si puede ser, que no haga tampoco mucho calor»
¿Qué se siente?
Pues como reina Mora no lo sé porque nunca lo he vivido… te lo contaré después (ríe). Pero en ediciones anteriores, te puedo decir que es algo que emociona mucho. No sé si es la música o que estás cansada o… no lo sé. Cuando llegas a ese momento en que ves toda la avenida para ti, sola en el desfile, es una pasada. Les pasa a muchos. No es sólo cosa mía.
Más allá de tu experiencia personal, ¿van a ser unas fiestas muy distintas a otros años? ¿Habéis planteado muchas novedades?
La verdad que no será muy diferente. Simplemente, cumplimos 45 años como asociación y hemos alcanzado una masa social que ya pasa de los 2.000 festeros. Es la primera vez que eso pasa.
Por lo demás, no sé si habrá alguna novedad, porque no me lo cuentan, me lo esconden. Si la hay, me enteraré el mismo día que tú.
En esta realidad, ¿qué peso tiene la juventud?
Mucha, es la que tiene que hacer cantera y seguir la fiesta. Además, ellos son fundamentales para hacer fiesta. Me gusta decir que son los porteadores. Los que acarrean y suben y bajan cajas, neveras… Es un don que tiene la juventud. Yo ya no puedo hacer eso.
«La juventud es la que tiene que hacer cantera y seguir la fiesta»
Te lo preguntaba porque muchas veces generalizamos y decimos que los jóvenes están muy desapegados de las tradiciones. ¿Crees que también sucede en las fiestas, que están más por lo lúdico que por lo tradicional?
No, pero es que también hay que inculcarles un poquito y obligarles también a seguir. No les puedes obligar a hacer todo, pero poco a poco, dándoles responsabilidades, ellos van a ir cogiendo esa costumbre, se van a enorgullecer de su fiesta, de su peña y van a seguir con ella cuando los mayores ya no estemos.
Es importante, muy importante, hacer cantera, que la gente joven esté ahí. Al principio no hacen nada, pero después, con el tiempo, ya lo van haciendo, se les van dando cargos y responsabilidades y las hacen.
Si no he ido nunca a las Fiestas de Altea, ¿qué es lo que no debo perderme este año para hacerme una buena idea de cómo son?
No te puedes perder la presentación de trajes, que es gratuita y puede entrar cualquiera. Tampoco los desfiles, el Moro y el Cristiano, así como las embajadas. A mí hay una cosa que me gusta también muchísimo, que es el pregón. Es el viernes a las ocho de la tarde en el ayuntamiento. Ahí todos estamos todavía ‘fresquitos’ porque no hemos bebido, no estamos cansados y se monta mucha fiesta. Tenemos muchas ganas.
Vamos a ponernos en el día después de las fiestas. Ahora ya se ha pasado todo. ¿Cómo te gustaría que se recordase tu reinado?
Me conformo con que no llueva y, si puede ser, que no haga tampoco mucho calor. Pero no lo sé, no lo he pensado, porque no he estado nunca en este cargo. Seguro que cuando termine te diré ‘ojalá hubiera hecho esto en este momento’, porque ahora ando un poco perdida.