Entrevista > Vicente Martínez / Párroco de la Basílica de Santa María (Santa Pola, 26-abril-1960)
El párroco de la Basílica de Santa María es desde hace un año Vicente Martínez, que ha vivido con gran ilusión sus primeras representaciones del Misteri como párroco de esta iglesia. Antes fue vicario general del obispo, y párroco en otras iglesias como la del Carmen en Carrús, y la iglesia del Salvador, donde pasó los últimos quince años anteriores a su nuevo cargo.
Estudió Teología en Roma e impartió clases durante ocho años en el seminario de Orihuela. Es un párroco al que se le puede hablar de tú, y que siempre está dispuesto a escuchar, algo que en estos tiempos es de agradecer.
Un párroco actual
A pesar de su profunda espiritualidad, entiende que el mundo cambia y que la iglesia también debe hacerlo, y usa las redes sociales para acercarse a su comunidad.
Un hombre sencillo, hijo de pescadores, amable y bondadoso, que ha sabido conectar con la gente, independientemente de las creencias que tengamos cada uno. Una persona que se hace querer, y que hace fácil admirar su dedicación y su compromiso con los valores humanos.
«Escribía en una revista en la que estaba prohibida la palabra libertad»
Después de asistir tantas veces al Misteri como público, ¿cómo las ha vivido este año como párroco de Santa María?
El hecho de estar como párroco en Santa María ya es un regalo. Primero porque es una iglesia santuario, y la devoción a la Virgen se ve y se respira.
Vivir el Misteri pegado al cadafal me ha hecho vivir una gran experiencia, y medité cada una de las palabras que tenía que decir porque quería llegar al corazón.
¿Cuál es su reto como nuevo párroco?
Hacer que la gente sienta la parroquia como algo suyo, y atraer a más gente joven para aumentar el grupo que ya tenemos, y que están haciendo una labor social muy importante.
¿Cuándo decidió que quería dedicar su vida a la Iglesia?
Era un chico como todos los demás, con su pandilla de amigos que nos gustaba divertirnos, pero siempre había sentido cierta admiración por el sacerdocio.
En COU ya tomé la decisión con diecisiete años, a pesar de tener plaza para empezar a estudiar medicina. Me lo planteé mejor y comprendí que era lo que realmente quería.
«Todos tenemos momentos oscuros a lo largo de nuestra vida»
A esa conclusión, ¿cómo se llega?
Siempre fui una persona practicante al igual que mi familia, y que vivía a mi manera la fe. Pero principalmente me movía una preocupación social por el momento que estábamos viviendo. Era prácticamente ya la primera etapa de la transición, y junto con unos amigos divulgábamos una pequeña revista reivindicativa.
Aún había censores, que nos miraban con lupa, y había que maquillar mucho nuestros artículos, especialmente cuando hacíamos referencia a grandes hombres como Miguel Hernández, y en los que había que eliminar siempre la palabra libertad.
Dicen que fue al seminario a probar si le gustaba, y queda claro que sí.
Es cierto, y eso que mi madre creía que no iba a durar ni dos meses. Al principio fue duro, porque había que romper con muchas cosas, como los amigos, pero enseguida comprendí que era eso lo que quería, estar cerca del Señor, y desde esa posición poder ayudar a mucha gente. A día de hoy sigo conservando la amistad con aquellos amigos.
¿Cómo se le habla de fe a refugiados de la guerra de Ucrania, por ejemplo? Muchos de ellos además están refugiados en Elche.
Los que he podido conocer que se han acercado a Cáritas son gente que en principio tiene fe, pero es verdad que la situación que están viviendo es un duro golpe, y que a muchos les ha hecho perderla.
Sin embargo, a otros les ha pasado lo contrario y se han afianzado aún más a su religión con esperanza, y se han vuelto más generosos con los demás. Creo que la fe es una de las cosas que ayuda a salir adelante.
«Aquí, la devoción a la Virgen se ve y se respira»
¿Y usted, ha tenido a lo largo de su vida alguna crisis de fe?
Lo que sí he tenido es momentos de no entender algunas situaciones de mucho dolor y sufrimiento en personas con mucha fe, y he dicho: Señor, ¿por qué no haces algo? La enfermedad de mi madre, por ejemplo, que sufrió mucho y que aun así mantuvo la fe hasta el último momento, pero me preguntaba por qué una mujer tan buena tenía que sufrir tanto.
Con mis padres he pasado también momentos de crisis económica muy duros, pero siempre nos enseñaron a confiar en Dios y crecernos ante los problemas; indudablemente somos humanos y en la vida siempre hay momentos de oscuridad a lo largo de ésta.
¿Qué papel juegan en la iglesia las redes sociales?
Es fundamental. Las redes sociales son el sexto continente. La gente normalmente está en contacto con las redes, y es una vía de comunicación directa. Tenemos un vicario joven que se sabe manejar y transmite todas nuestras actividades y nuestros mensajes.
Antes solo podíamos dar los mensajes a través de la misa, pero ahora tenemos una ventana abierta al mundo con las redes sociales.
Su tiempo libre, ¿cómo lo emplea?
Me gusta hacer al menos un viaje al año. Este hemos ido a Praga y Viena, donde he podido disfrutar entre otras cosas de otra de mis aficiones como es la música clásica. También escucho a Mocedades, que son de mi época, Simon & Garfunkel, Queen, y me gusta mucho Alejandro Sanz.