Entrevista > Reyes Perelló / Música (Buñol, 6-enero-1983)
Nacer el día de una onomástica tan emblemática fue una señal para Reyes Perelló: su destino estaba marcado y desde bien niña supo a qué se iba a dedicar, “tanto por la influencia musical de mi padre como la de mi tío, Jesús Fuster, el que siempre más me ha exigido”.
Se inició en la Escuela Sociedad La Artística de Buñol, ‘Los Feos’, y completó los tres primeros años de Grado Medio en su localidad natal, antes de pasar a los conservatorios de Requena y València. Acabó de formarse en París, donde la tradición musical “está mucho más instaurada”.
En los últimos tiempos ha ejercido de profesora en diversos conservatorios (Dénia, Elche, València y Oliva). De cara al inminente curso se incorpora al de Torrent, “muy ilusionada, porque es principalmente de oboe y cuenta con uno de los mejores niveles de la Comunitat Valenciana”.
¿La música te viene de cuna?
Por supuesto. Mi padre es un gran amante de la música, siempre la hemos tenido muy presente y pienso que la absorbimos tanto mi hermano Juan Antonio como yo. Aparte de tocar en casa, nos ponía música clásica y de banda.
Viví la música desde la infancia y me gustaba muchísimo: recuerdo que, cuando ponían algún tema por la televisión, decía la obra que era y el compositor (ríe).
«Viví la música con intensidad desde la infancia, también porque me gustaba muchísimo»
¿También el oboe?
No, ¡fui yo quien lo eligió! El oboe es un instrumento sumamente complejo -precisa de muy buena técnica- y mi padre prefería que tocara el violín, que también es supercomplicado. Sin embargo, deseaba lo mismo que él y que mi tío, Jesús Fuster.
Precisamente Fuster fue mi profesor desde pequeña, muy exigente. Quería sacar lo mejor de mí, tenía muchos alumnos y no hacía distinciones familiares, como debe ser. Si algún sábado no había estudiado bien todo al dedillo, me caía alguna reprimenda.
Determinante fue tu paso por París.
Tras entrar en la Joven Orquesta Nacional de España, con poco más de veinte años, quise estudiar fuera y me fui a París, tres cursos (2006-2009). Allí me empapé de todo lo que pude, no únicamente en las clases con mi profesor, Jean-Christophe Gayot -solista de la Orquesta Radio Francia-, sino escuchando muchos conciertos, de magníficas orquestas.
En París realmente me estaba preparando como instrumentista, porque mi objetivo era entrar en una orquesta, el mayor de los retos. Pero excepto en escasas ocasiones, como en Tenerife, no he tenido esa suerte, mientras surgía la opción de trabajar en conservatorios.
«En París me empapé de todo lo que pude, de mi profesor y de escuchar numerosos conciertos»
¿Primero como interina?
Sí, rotando en diferentes centros, véase Elche o Dénia. Mediante la llegada de la Ley Iceta se han regularizado muchas plazas que estaban ocupadas por interinos: se hizo un concurso por puntos y quedé la primera.
Seguidamente me estabilicé, con plaza ya fija, sin destino definitivo. El año pasado fue el primero que estuve como funcionaria de carrera, en el Conservatorio de Oliva, y en el presente he comenzado en el de Torrent, del que ya tenía muy buenas referencias.
¿Qué tipo de profesora eres?
Me considero bastante empática, siempre con el objetivo de solucionar problemas. Me gusta ayudar y escuchar; mi padre me dice que soy un poco psicóloga. Funciona bien mi cargo como profesora porque noto que me llevo bien con los alumnos.
En muchas ocasiones debemos resolver cuestiones, ya sean técnicas o simples bloqueos. Eso mismo me ha sucedido a mí, que me he exigido siempre tanto que en muchas ocasiones me he bloqueado. Por eso tengo una capacidad mayor para resolver problemas.
«Soy bastante empática, siempre con el deseo de solucionar problemas: me gusta ayudar y escuchar»
Además, acabas de ser mamá…
Efectivamente, de Paula. Mi pareja, que también es oboísta, reside en Oviedo y paso gran parte del tiempo en Asturias. Le conocí precisamente en las pruebas de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA).
Nunca pensé en tener un novio que también tocara el oboe, es decir, rival (ríe) y menos tan lejos, pero nos estamos adaptando. Los primeros meses de la niña los pasé allí, una ciudad muy bonita.
¿Cómo fue el homenaje de tu padre en Godelleta?
Mi padre ha sido durante cuarenta años el director de su escuela de música y el 14 de agosto le quisieron agradecer su inagotable labor. Fue una noche para el recuerdo; estaba constantemente con la piel de gallina, porque en Godelleta se le quiere mucho.
Se apreció en todas y cada una de las personas que hablaron desde el escenario. Ya era hijo adoptivo, el ayuntamiento le otorgó la medalla de oro y ahora la Unión Musical de Godelleta llevará el nombre de Escuela de Música Maestro Jesús Perelló. ¡Es un orgullo enorme!