Entrevista > Emili Claqués / Actor y dramaturgo
Nacer en un lugar y otro evidentemente nos condiciona o marca el resto de nuestra vida. Eso hace tiempo que lo asumió el actor, dramaturgo y productor Emili Claqués, natural de Sueca (6-mayo-1982), municipio con un enorme espíritu teatral.
De hecho, Carles Sans, legendario miembro de Tricicle, realizó en la localidad una clase magistral de teatro gestual, “hace unos 35 años”, circunstancia que fue definiendo a nuestro protagonista. “Tricicle me definió como actor y en el colegio me estrené con uno de sus sketches”.
Junto al actor Claudi Ferrer fundó en 2014 la compañía ‘L’últim toc teatre’, donde ha podido desarrollar más su función como dramaturgo. En este sentido, recientemente ha escrito y dirigido ‘Mai oblidem’, una obra sobre el campo de concentración de Auschwitz. “Lo más complicado fue hacernos nuestro propio hueco, porque debido a las numerosas crisis del sector, muchos optaron por crear su propia compañía”, sostiene, antes de apostillar que la clave es ofrecer un buen producto.
¿De qué modo llega el teatro a tu vida?
Concretamente a través de Tricicle, viendo primero el programa ‘Tres estrelles’ de TV3 y todos sus montajes visuales, tan populares en Sueca, donde se celebra la Mostra Internacional de Mim (MIM).
Esta teatralidad me fascinaba y en segundo de la ESO le propuse a mi profesora hacer el sketch de ‘Soy un truhan, soy un señor’, conocido mundialmente. Fue mi estreno sobre unos escenarios y me gustó tanto que ya no me bajé.
¿En quién más te fijabas?
Siempre en los actores de cine y, sobre todo, de teatro, gracias en parte a que mis padres me llevaban de pequeño a ver numerosas funciones. En mi municipio, además, se respira mucha cultura y programación teatral; el MIM me permitió conocer a muchos actores y profesionales in situ.
Mientras muchos de mis compañeros de generación se gastaban la paga en salir de fiesta, yo hacía lo propio en entradas para diferentes funciones, que me proporcionaban un viaje emocional muy grande. Veía cómo actuaban y deseaba ser como ellos.
«El MIM que se celebra en mi municipio, Sueca, me permitió conocer a muchos actores in situ»
¿Cómo te acabas introduciendo en este mundo?
Tras formarme, esencial en esta profesión, me inicié en el grupo amateur ‘L’últim toc teatre’, que con el tiempo acabamos profesionalizando. Nuestra primera obra más seria fue en 2014, ‘La dona de negre’, y desde entonces no hemos parado, ahora centrándonos mucho en personajes históricos: Federico García Lorca, Van Gogh, Anna Frank…
¿Qué tipo de actor eres?
Versátil, porque me gusta realizar todo tipo de papeles. Por ejemplo, estoy ahora interpretando a García Lorca en ‘Mi Federico’ -repasando su asesinato a partir de sus amantes-, pero también hago teatro musical infantil, mediante el papel de uno de los hermanos Grimm. Asimismo, actúo de Theo van Gogh, el hermano de Vicent.
Son papeles totalmente antagónicos que tienen en común estar sobre un escenario (cantando, bailando u ofreciendo mayor dramatismo) y contando una historia, que es lo que me apasiona.
«Salir al hall a recibir a los espectadores te brinda vitaminas y da sentido a nuestra profesión»
¿Tanto cambio no te deja exhausto?
Cansa, por supuesto, pero ¡tienes una subida de adrenalina tan grande que lo repetiría tres veces al día! Tenemos, asimismo, la costumbre de salir al hall a recibir al público y ese feedback que recibes te da mucha alegría, vitaminas y sentido a la profesión, porque le paramos el tiempo a una persona para que entre dentro de una historia y la goce.
¿Por qué te haces dramaturgo?
Cuando hacíamos ‘La dona de negre’ debíamos pagar los respectivos derechos y nos costaba -tanto a Claudi como a mí- encontrar obras para dos actores. Decidí entonces escribir una de terror que funcionó muy bien y, seguidamente, ‘La carta’, que también gustó.
A partir de ahí me tiré al ruedo y continué escribiendo; ahora no puedo parar, siempre estoy pensando en el siguiente proyecto. Prueba de ello fue el Premio Escalante por el musical de ‘El hombre elefante’, una motivación más para seguir adelante.
«Conocí a Claudi Ferrer en un grupo amateur que profesionalizamos, y hoy es un gran compañero»
Conoces a Claudi de una forma curiosa.
Sí, porque nuestro grupo procede de los juniors de una parroquia de Sueca llamada ‘El Carme’. Él formaba parte de la junta de padres, al tiempo que yo era un chiquillo, y así nos conocimos. Hacíamos obras benéficas, conectamos y fuimos ambos los que quisimos profesionalizar el grupo; hoy en día es un gran amigo y enorme compañero de escena.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
‘El diario de Anna Frank’, sobre las penurias que vivió una familia judía durante la Segunda Guerra Mundial. Parte de la compañía ya ha viajado a Ámsterdam para conocer la casa, ahora museo, y poder empaparnos del lugar donde ocurrió.