Paseando por el Ensanche de la ciudad de València nos topamos, en la calle Sorní, con un edificio que no pasa desapercibido, el número 4, una de las fachadas más fotografiadas de la zona. Se trata de la Casa de los Dragones, que esconde una más que interesante idiosincrasia.
La casa fue construida en 1901 siguiendo el diseño del arquitecto local José Manuel Cortina Pérez, quien quiso introducir una serie de singulares dragones que ejercen de figuras ornamentales, en un estilo que fue bautizado como medievalismo fantástico.
El edificio -denominado asimismo como Cortina II- está calificado como Bien de Relevancia Local y su elemento más destacado, la mencionada decoración que lo caracteriza, ha contribuido en gran medida a evitar su derribo.
Cómo es
La Casa de los Dragones se compone de cuatro plantas, estando la primera -los bajos- dedicada en la actualidad a una actividad comercial. Prosigue un entresuelo y dos plantas superiores, con dos viviendas en cada una de ellas.
La fachada y su decoración, como veremos, llaman mucho la atención, dentro de un estilo muy personal del autor. Su nombre proviene precisamente de esta decoración, ya que la mayoría de los ornamentos son dragones, además de otros motivos algo extravagantes.
Presenta asimismo elementos naturalistas, motivos florales en puntos determinados de dinteles o en partes superiores de las pilastras. El culmen de la decoración se ubica, no obstante, en los propios dragones, que trepan por la fachada o se sitúan desafiantes sobre remates.
Fue construida en 1901 bajo el diseño personal del arquitecto local José Manuel Cortina Pérez
Ordenanza de 1887
El edificio se construyó de acuerdo a las ordenanzas de 1887, que autorizaban un máximo de tres plantas altas y un mínimo de dos. El autor optó por esta segunda solución, sin agotar el volumen máximo permitido. Recordemos, además, que en la mayoría de las edificaciones de la época las plantas bajas se empleaban como vivienda.
Por desgracia en la actualidad no podemos apreciar toda la obra en su globalidad, pues perdió un tercio de su estructura en los años setenta cuando se demolió el número seis de la calle. Sin embargo, la Casa de los Dragones luce con todo su esplendor gracias a unas notables tareas de conservación.
La fachada
La composición de la fachada sigue los cánones del clasicismo, dejando para la decoración un estilo puramente modernista. Los dos tramos laterales de la propia fachada mantienen una simetría central en su desarrollo, con una parte central de tres huecos.
Como señalábamos, sobresale la profusión en la decoración, introduciendo elementos y animales fantásticos. Así, en diversos puntos figuran lagartos como apoyo de ménsulas o en la coronación del motivo central del chaflán, otorgándole el apodo de ‘dragones’ al conjunto de la obra.
Al combinar soluciones medievalistas con figuraciones fantásticas se introducen otros elementos más díscolos, relativos al progreso y la mecánica, como es el caso de la locomotora, escudo de la Compañía de Ferrocarriles del Norte.
El singular nombre procede de su decoración, pues la mayoría de los ornamentos son dragones
Modernismo valenciano
El modernismo, aunque formó parte de una corriente que surgió en toda Europa, en la Comunitat Valenciana tomó una personalidad propia y diferenciada, influenciada en gran medida por la vía austriaca Sezession.
Se expandió a diferentes ciudades valencianas, dentro de un contexto de enorme crecimiento industrial, económico y urbano. Tuvo un fuerte impacto la Exposición Regional Valenciana de 1909, que supuso la divulgación de esta nueva arquitectura modernista.
València y Alcoy, por número de obras, fueron sin duda las principales urbes que más profusamente extendieron la arquitectura modernista, seguido de Novelda, Alicante, Burriana, Carcaixent, Alzira o Sueca.
Otros edificios de la ciudad
Son muchísimos los ejemplos de edificios modernistas en València, comenzando por la Estación del Norte, el Mercado Central, la Casa Noguera, el Palacio de Fuentehermosa o el Edificio de Correos. En el propio Ensanche, próximo a la Casa de los Dragones, encontramos el Mercado de Colón, el Edificio Chapa, la Casa Ortega o la Casa de las Golondrinas.
Mención especial merece el Edificio Cortina I, del mismo arquitecto. Creado unos años antes, en 1896, fue una de sus primeras construcciones y recibe también el nombre de Casa de las Cruces. De inspiración medievalista, combina los estilos neogótico, neomudéjar o neobizantino, poseyendo elementos de cada uno, mezclados indistintamente.
Con posterioridad, el peculiar Cortina Pérez creó un edificio homónimo en la misma calle Sorní, en el número 23. Esta obra familiar fue proyectada para su hermano Antonio Cortina Pérez, general de brigada honorario, al inicio de la Guerra Civil.
Sobresale en la composición de la fachada nuevamente la decoración escogida, en la que se observa otra vez una inspiración medievalista, mediante motivos fantásticos que aportan la parte naturista.