Joan Peris / Actor y director de teatro
Joan Peris (Nules, 29-octubre-1960) es esencia del teatro de nuestra tierra y en valenciano. Junto a Ximo Solano y Pilar Almería fundaron hace tres décadas la ‘Companyia Teatre Micalet’, cuya programación especial para celebrar esta destacada efeméride arranca este mes de octubre con ‘L’Oroneta’, interpretada por la propia Almería y Bruno Tamarit.
Le seguirán ya en noviembre y diciembre ‘Poseu-me les ulleres’, obra dedicada a Vicent Andrés Estellés “precisamente en el año de su centenario”; y en Navidad, ‘Nadal a casa dels Cupielo’, una de sus funciones más representadas. “El público disfruta mucho, no para de reírse porque es divertidísima”, remarca.
La temporada proseguirá en enero con ‘Hamlet canalla’, con Solano y Josep Manel Cassany, mientras el colofón llegará en mayo, con una obra que “todavía no podemos desvelar pero que será sumamente relevante y que estará en cartel bastantes meses”.
¿Cómo te introduces en el teatro?
Mi historia teatral es muy especial y larga, iniciada ya cuando todavía vivía en mi pueblo, Nules (Castellón). Quizás, de hecho, es algo genético, pues mi abuelo Pascual era bastante teatrero.
Marché a València a estudiar biología y entré en el teatro, a finales de los años 70, mediante ‘Carnestoltes Teatre’, que en aquel momento dirigía Juli Leal. Me presenté a unas pruebas que se hacían en El Micalet y no me cogieron por ser demasiado joven, pero les caí muy bien y ya nunca más dejé el oficio.
¿Qué sucedió entonces?
Conocí una de las personas más importantes en mi carrera, Enric García, que llevaba una gran trayectoria en el teatro independiente. A través de él pude cruzarme con muchos otros profesionales del teatro, entre ellos los componentes de ‘Dagoll Dagom’, que me marcaron especialmente.
La primera obra que vi de ellos fue ‘Antaviana’, que me impresionó muchísimo, fue como un shock. Al cabo de un tiempo acabé estudiando en el Institut de Teatre de Catalunya.
Pronto hiciste tu primera obra.
Sí, una vez finalizados mis estudios me contrataron para hacer de Hipòlit en ‘Tirant lo Blanc’, en el Centre Dramàtic. Interpreté poco después la obra en València, trabajando acto seguido en ‘Los Figurantes’, donde tuve la fortuna de descubrir a Pilar Almería, excepcional actriz.
«’Antaviana’ fue la primera obra que vi de ‘Dagoll Dagom’ y me quedé tan impresionado, en shock»
¿Conocías ya a Ximo Solano?
Todavía no. Coincidí con él por primera vez en el sector del doblaje, nació entre nosotros una bonita amistad y también conocí a Isabel Carmona, que fue la actriz que hizo con nosotros -junto a Carles Pons, Pilay y yo- ‘Vidas privadas’, de Noël Coward.
Estrenamos en el ‘Rialto’ de València y fue la función inicial de ‘Vale&cia Teatre’, primer intento de hacer una compañía en valenciano.
¿Cómo te sientes sobre un escenario?
Un actor es un atleta, nunca deja de prepararse para salir al escenario. Para un actor es muy importante ese momento en que te debes al público y entregas una parte de tu vida, ‘desnudándote’ delante de todos, es fantástico.
¿Ser director te ha ayudado en ese sentido?
Me considero un director especial, porque lo soy por accidente. Al montar la ‘Companyia Teatre Micalet’ éramos tres actores y, como no teníamos presupuesto, nos íbamos intercalando en la dirección.
Era importante recuperar una compañía -como hicimos- pero si no teníamos un espacio para hacer teatro, de nada servía. Fue en ese momento cuando alzamos la empresa en el propio Teatre Micalet, que estaba cerrado.
«Un actor es como un atleta: nunca deja de prepararse para el momento de salir al escenario»
¿Qué ha representado la ‘Companyia Teatre Micalet’ para ti?
Media vida, literal, porque llevo treinta años en este maravilloso proyecto. Hemos realizado obras tan relevantes como ‘El jardí dels cirerers’, de Antón Chejov, un éxito en todos los sentidos, incluido el personal, al ser muy difícil de interpretar.
Quisiera agregar que en este treinta aniversario nos acompañarán otras tres compañías, igualmente longevas: ‘Albena’, de Carlos Alberola; ‘Pot de plom’, de Xavi Castillo; y ‘Hongaresa’, de Paco Zarzoso.
¿Cómo es trabajar en valenciano?
De una enorme dificultad. Nos hemos posicionado en hacer teatro en nuestra lengua, conforme a nuestra naturalidad, aunque hacerlo en castellano nos hubiera abierto más puertas. Sin embargo, las obras en valenciano han sido siempre un sello de la compañía.
Ha resultado una batalla y una apuesta muy grande, comenzando con una media de ¡17 espectadores! Ahora, por fortuna, llenamos en cada función.
¿En teatro has cumplido todos tus sueños?
¡Nooooo!, si no tuviera sueños me debería tirar por el balcón (ríe). Además, cada vez veo las obras más complicadas y me debo esforzar más. Lo que no cambia es la pasión con la que enfocarlas, siempre como un nuevo reto.