Entrevista > María Dolores Tormos / Pregonera de las Fiestas Patronales 2024 (Petrer, 12-septiembre-1952)
Enfermera de profesión, ya jubilada hace algunos años, María Dolores Tormo asume con “mucha ilusión y responsabilidad” un reto por el que ya han pasado otros ilustres vecinos de Petrer. Con su pregón nos hará partícipes de su amplia trayectoria y experiencia profesionales en el ámbito sanitario local, primero en el ambulatorio de Padre Manjón, en Elda, después en el antiguo consultorio médico de la calle Nueva, y finalmente, en los centros de salud de Petrer I y Petrer II.
Pero, sobre todo, nos transmitirá su profunda devoción por nuestra patrona, la Virgen del Remedio, a la que recurre en innumerables ocasiones para llenar de paz y serenidad todos los rincones de su corazón.
Muy arraigada con la cultura, la sociedad y cualquier cosa que tenga que ver con su localidad natal, María Dolores es una enamorada de su pueblo y de sus tradiciones, en especial de las Fiestas de Moros y Cristianos, en las que ha sido rodela y abanderada de la comparsa Tercio de Flandes.
¿Cómo te sientes después de saber que vas a ser la pregonera de las fiestas patronales de Petrer?
Pues la verdad es que un poco aturdida, porque no me imaginaba que tanta gente iba a sentirse tan contenta y tantos me iban a felicitar. Pero también un poco nerviosa al ser una responsabilidad tan grande.
¿Te esperabas algo así?
Nunca pensé que me fueran a llamar como pregonera. Era lo último que me esperaba, porque mi trabajo siempre ha sido estar detrás. Pero tampoco iba a decir que no. Así que estoy feliz, a tirar para adelante, y a intentar hacerlo lo mejor que pueda.
Estos días, ¿qué cosas te han dicho tu familia y amigos?
Tanto mis hermanos como hijas están muy felices por mí. Se lo toman un poco a broma, pero en el fondo están orgullosos y contentos y me dan muchos ánimos. Era algo que no se esperaban tampoco.
«Lo último que me esperaba es que me llamaran para ser pregonera»
¿Qué líneas principales vas a destacar en tu pregón?
Siempre he sido una persona practicante, que pertenece a una familia religiosa y a la que le han transmitido unos valores que también intento inculcar a mis hijas, así que es lógico que hable sobre la Virgen. Tampoco es que sea demasiado estricta de todos estos temas, sino que soy más bien de razonar las cosas, de pensar, y de qué es lo que yo necesito en cada momento, aunque esto pueda sonar un poco a religión acomodaticia.
Daré un pregón más bien enfocado al ser humano, sobre lo que he aprendido y visto a lo largo de toda mi vida. Sobre cosas que creo que son buenas y que sirven para todo el mundo, sean o no creyentes.
El día de tu presentación como pregonera, la alcaldesa destacó tu amor y arraigo por tu pueblo. ¿Te ves reflejada en estas palabras? ¿Son dos cualidades que te definen?
Sí. Viví durante algo más de tres años en Barcelona y añoraba muchísimo mi pueblo y a mi familia. Después, en los años que llevo aquí, no hay un acto que me pierda. Siempre he sido una gran defensora de mi pueblo y me siento muy orgullosa de él.
«La Virgen del Remedio me inspira muchísima paz y serenidad»
También, lo apuntabas hace un momento, tienes una gran vinculación con nuestra patrona, la Virgen del Remedio. ¿De qué forma te ayuda en tu día a día?
Tal y como te he dicho, toda mi familia ha sido muy religiosa y siempre han estado dentro de la Iglesia. A mí, la Virgen me inspira muchísima paz y serenidad. Sobre todo, la necesito en momentos que he pasado muy duros. No es algo que tenga que ver con lo que manda la religión, sino que va más allá. Cuando le hablo y le pido cosas, salgo reconfortada.
¿Tienes alguna anécdota de tu relación con la Virgen que quieras compartir con nosotros?
Como seguramente las cosas que pedía eran imposibles de cumplir, por lo menos le pedía que me diera paz y serenidad para poderlas llevar. Gente cercana a mí me ha dicho que soy una persona muy serena. No sé si la Virgen me ayuda o es mi carácter.
Tengo tres hijas y dos de ellas con necesidades especiales. Además, perdí hace unos años a mi marido, así que ha habido momentos muy duros que cuestan mucho de llevar cuando estás sola. Es verdad que tengo hermanos y buenos amigos, pero la puerta se cierra y eres tú sola para afrontar las cosas.
«Desde el principio tuve clarísimo que quería ser enfermera»
Con esta vinculación tan íntima y personal que tienes con la Virgen del Remedio, ser pregonera para ti tiene que suponer una doble satisfacción, ¿no es así?
En el fondo me siento muy contenta de poder hablar en voz alta sobre nuestra madre, la patrona de nuestro pueblo. A veces se hacen pregones en los que, pienso, no se nombra a la Virgen todo lo que se debería, cuando en realidad son unas fiestas en honor a ella.
Sé que hay muchísima gente que no es creyente y por supuesto eso lo respeto al máximo, pero, personalmente, yo la necesito, y debemos tener en cuenta que siempre la tenemos ahí.
Hablemos ahora de tu trayectoria profesional. Has sido enfermera, ya estás jubilada, y, por tanto, toda tu vida ha girado en torno al sector sanitario. ¿Cómo fueron tus comienzos? ¿Siempre has querido dedicarte a esta profesión?
Desde el principio tuve clarísimo que quería ser enfermera. Estudié en Valencia porque por aquel entonces, te hablo de los años setenta, ni siquiera había escuela en Alicante, se creó después. He tenido la suerte de que mis padres eran bastante abiertos y siempre me apoyaron, así que cuando terminé mis estudios me fui a Barcelona a trabajar. Allí estaba mi novio, que también era de Petrer, y ya que tenía que salir fuera, que por lo menos estuviéramos juntos.
Él estudiaba Derecho y yo empecé a trabajar en la ciudad sanitaria Valle de Hebrón. Tres años después me vine a Petrer y ya aquí nos casamos. Como vine con mi plaza de traslado, empecé en Padre Manjón, en Elda, que por aquella época era un ambulatorio y no el centro de especialidades que es ahora. Tuve dos hijas de manera muy seguida, con apenas quince meses de diferencia, y pedí una excedencia.
«Procuro llenar mi vida de cosas positivas»
¿Tardaste mucho en volver a retomar la actividad laboral?
Estuve unos años sin trabajar y luego esperé a que hubiera una plaza libre en Petrer. Cuando estaba a punto de cogerla tuve a mi tercera hija, aunque en esta ocasión no dejé el trabajo.
Aquí, en Petrer, empecé a trabajar en un consultorio que había entonces en la calle Nueva. Además, por aquella época, hizo aparición la atención primaria, que fue una revolución en la sanidad, porque ofrecía una asistencia sanitaria con unas condiciones muchísimo mejores, tanto para los profesionales, pero sobre todo para los pacientes.
Tú fuiste una de las profesionales que pusieron en marcha los centros de salud de Petrer I y Petrer II.
Así es. Después del consultorio de la calle Nueva entré en el nuevo centro de salud de Petrer I el 1 de diciembre de 1984, el primero que se inauguró en la Comunidad Valenciana, donde me hicieron coordinadora de enfermería. Aquello fue un cambio tremendo, porque la enfermería pasó a tener sus propias consultas. Ya no estábamos solamente para tomar la tensión y hacer recetas.
También se pusieron en marcha los programas de hipertensión, de control de lípidos, de controles de peso, de tabaquismo y de diabetes. En mi caso, sobre todo, trabajé con la diabetes, porque era un tema que me interesaba mucho, y junto con un médico dábamos unos talleres de educación diabetológica en horario de tarde.
«Intento tratar a la gente como me gustaría que me trataran a mí»
¿Hasta cuándo estuviste trabajando en ese centro de salud?
En ese centro estuve hasta que se abrió el nuevo de la zona del Campet, el de Petrer II, debido al gran crecimiento de población que había en esa parte de la población, y que hacía insuficiente la existencia de un solo centro de salud para dar cobertura a todo el pueblo.
Ya no era coordinadora, pero seguí haciendo controles de diabetes, de lípidos, curas, etc. Ahí estuve hasta que me jubilé, un año antes aproximadamente de la pandemia.
¿Echas de menos tu trabajo?
A veces voy a saludar a mis antiguos compañeros, aunque ya no quedan muchos de mi época. También, la gente que me ve me saluda y me recuerda con cariño, y eso para mí es lo mejor del mundo. A veces añoro el trabajo, pero la vida evoluciona, cambia y tengo muchas cosas en qué emplear mi tiempo y mi esfuerzo.
¿A qué te dedicas ahora?
Intento llenar mi vida de cosas positivas, de nuevos amigos y de relacionarme con la gente. Siempre con positividad y alegría. No soy persona de amargarme y suelo salir llorada de casa. Ahora hago pilates, yoga, socializo con la gente y cuido de mi madre, que está enferma.
«En mi familia siempre hemos sido muy festeros»
¿Con qué cualidades te defines como enfermera?
La proximidad con la gente. Soy una persona abierta y cariñosa y me gusta mucho hablar con las personas. También, la empatía y ponerme en el sitio de los demás. Tengo mi genio, pero después, si hay que pedir perdón, se pide y no pasa nada.
Siempre he intentado tratar a la gente como me gustaría que me trataran a mí. Creo que lo he conseguido, y los que me ven por la calle me tratan con mucho cariño. Señal de que tienen un buen recuerdo de mí.
También has estado muy vinculada con las Fiestas de Moros y Cristianos de Petrer.
Mi familia ha estado dentro de la fiesta toda la vida. Las hermanas de mi abuela, por ejemplo, ya bordaban las banderas y lo que hiciera falta. Siempre he estado en los Flamencos y he llegado a ser rodela y abanderada. Cuando venía los fines de semana de Valencia de estudiar, me probaba los trajes y me veía bien. Me gustaba mucho. Hemos sido una familia muy festera.