Era un día caluroso del pasado verano y una insistente e incansable chicharra hacía resonar su metálico e insoportable canto desde algún punto indeterminado del pino, que daba sombra y algo de alivio a los comensales. Allí, sentados casi sobre la orilla misma del Mediterráneo, un grupo de amigos disfrutaban de una comida tras trabajar arduamente en los últimos detalles del montaje del Castell de l’Olla, que se iba a disparar sólo unas horas después.
Fue entonces cuando Vicente, hijo orgulloso y heredero del sobrenombre, apareció en la terraza y soltó un “el jefe también come”, y colocó un retrato de su padre, José Ángel Navarro ‘Barranquí’, firmado por el setabense Miguel Soro, uno de los comensales de aquella reunión. Fallecido en 2022, a los 69 años, Barranquí, inventor de tantas cosas en su amada Altea, sigue estando muy presente en la memoria y las conversaciones del ámbito festero y cultural de la Villa Blanca.
El arte de vivir
Ahora, y también como homenaje a la condición de humanista, investigador y, en cierta medida, mecenas de tantas iniciativas culturales que cultivó el Barranquí en vida, la Fundación Frax ha presentado el premio de pintura que, bajo el nombre ‘Pepe Barranquí’, nace dirigido al ámbito nacional y periodicidad anual dotado con un total de 8.000 euros en premios.
En concreto, serán 6.000 euros para el vencedor y otros 2.000 euros de accésit para la mejor obra, firmada por un estudiante de Bellas Artes o Técnico Superior de Artes Plásticas y Diseño, de cualquier facultad o centro de la Comunidad Valenciana.
Matías Pérez Such, presidente de la Fundación Frax, explica que “Pepe Barranquí fue una persona, además de entrañable, ejemplo de lo que podríamos llamar ‘el arte de vivir’. De esa manera tan mediterránea de entender la vida. Pero no sólo desde un punto de vista lúdico, sino también intelectual; de una forma de ser y estar en el mundo”.
«Pepe Barranquí fue una persona, además de entrañable, ejemplo de lo que podríamos llamar ‘el arte de vivir’» M. Pérez
Dos vidas en una
Pérez Such recordaba que Barranquí fue “durante veinte años patrono de la Fundación Frax y estuvo detrás de muchas iniciativas culturales y artísticas que se han celebrado en la comarca, la provincia y la Comunitat. Él puso en marcha el Castell de l’Olla, fue editor de arte, impulsó los Moros y Cristianos de Altea, fue cronista oficial… Pero, sobre todo, hay que destacar una personalidad que le hacía único y especial”.
Por todo ello, el presidente de la Fundación Frax recuerda a Jorge Manrique cuando escribió que “todos tenemos dos vidas: la que vives y lo que queda en la memoria de los demás cuando dejas este mundo. Creo que Pepe sigue vivo porque ese espíritu único sigue estando ahí”.
«Fue un gran impulsor de iniciativas con el reflejo de Altea como capital cultural, y siempre tuvo claro que había que innovar» N. Bugueda
Apoyo de la Generalitat
Otro amigo personal del hombre que da nombre a este nuevo premio, y que ocupa el cargo de Gerente del Consorci de Museus de la Generalitat Valenciana, Nico Bugueda, también le recordaba con palabras de gran cariño: “Pepe fue un gran impulsor de iniciativas con el reflejo de Altea como capital cultural y siempre tuvo muy claro que había que hacer cosas nuevas”.
Además, Bugueda reconoce que “hay una cosa que a mí me sorprende mucho de su faceta como promotor cultural: su capacidad de poner en común ideas y en contacto a gente. Eso es algo fundamental en el mundo de la cultura”.
Más allá de sus recuerdos personales, Bugueda confirmó que el Premio Pepe Barranquí “contará con el apoyo de la Conselleria de Cultura”, algo que, recordando de nuevo las muchas iniciativas impulsadas por su amigo en vida, consideró de justicia habida cuenta de que Barranquí fue “el impulsor de la instalación en Altea de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández”.
«Este premio podría ser perfectamente una iniciativa suya» P. Navarro
Hacer felices a los demás
Visiblemente emocionada, su hija Pepa reconocía que tanto ella como su hermano Vicent “estamos muy contentos. Para nosotros es un orgullo comprobar cómo la gente que lo quería le sigue recordando, a pesar de que hace ya dos años de que falleció. Es un hombre que, de manera altruista, lo dio todo por Altea y la cultura, y este es un reconocimiento que nos hace estar muy felices”.
La hija de Barranquí considera que “este premio podría ser perfectamente una iniciativa suya”. Al frente de El Cranc, el restaurante que regentó su padre, recuerda que “desde pequeña me di cuenta de que esto no sólo ha sido un restaurante. Él siempre me dijo que, aunque no me gustara la restauración, esto podía ser una plataforma hacia lo que me gustara”.
Pepa confiesa que “al final, creo que es lo que él hacía, porque restaurador fue poco. Sobre todo, fue un promotor de la cultura y de Altea y, sobre todo, un vividor, porque fue muy feliz e hizo muy felices a los demás”.
Temática libre
Ahora, ese premio Pepe Barranquí de pintura nace, como ha explicado Matías Pérez Such, con la intención de que se asiente en el circuito y “tenga una larga permanencia en el tiempo”, y aclara que “tanto la temática como la técnica empleada son de libre elección por parte de los artistas”.
Los interesados deberán presentar “una única obra original e inédita”, cuyas medidas deberán de estar “entre los 100×61 y los 146×146 centímetros” para que, de esta manera, “puedan ser expuestas en salas pequeñas de pueblos para mayor conocimiento del público”.