Entrevista > Isaac Montllor / Bailarín (Alcoy, 12-septiembre-1981)
Nuestro Isaac Montllor ha sido durante muchos años uno de los bailarines más relevantes de la Compañía Nacional de Danza, actuando en los principales teatros del mundo, en muchas ocasiones a las órdenes de Nacho Duato. Ahora semiretirado, trabaja en nuevos e ilusionantes proyectos.
Nos contará asimismo cómo era estar junto al brillante coreógrafo valenciano y de qué forma la estricta disciplina -que todavía lleva arraigada- le ha formado como persona. “Trabajas con tu cuerpo y siempre estás en continua evolución, porque la perfección nunca existe y la danza requiere una búsqueda constante”, reflexiona.
Después de recibir hace dos años un reconocimiento del pueblo alcoyano, fue el encargado de dar el pregón de la Feria Modernista, que tuvo lugar del 23 al 29 de septiembre. “Ha sido todo un placer”, confiesa, antes de agregar que el Modernismo fue sin duda toda una revolución, a todos los niveles.
«Trabajas con tu cuerpo y siempre estás en evolución; la danza requiere una continua búsqueda»
¿Siempre quisiste ser bailarín?
Así es, toda mi vida. No recuerdo, de hecho, ningún momento sin bailar, desde que soy pequeño. El talento lo tienes o no, y yo además lo tuve clarísimo: ya de adolescente, con quince años aproximadamente, lo dejé todo para irme a València, con el esfuerzo que supuso para la familia.
¿Cuáles fueron los siguientes pasos?
Llegar a València valió mucho la pena, porque mi mundo cambió: pasé del conservatorio de Alcoy -en el que hacía dos horas al día- a meterme en una escuela mucho más profesionalizada.
Mis clases comenzaban a las nueve de la mañana y acababan por la noche, empalmando una tras otra, con pequeños descansos obviamente. Poco después hice una audición para la Compañía Nacional de Danza 2 y me cogieron.
Has bailado por todo el planeta…
Hemos estado con la compañía por todo el mundo, desde grandes capitales como Londres, Nueva York, Berlín o Ciudad de México, a ciudades más pequeñas, pero con teatros maravillosos.
Una de las giras que guardo con más cariño fue una en Taormina (Sicilia), donde bailamos en el teatro romano, con el Monte Vesubio al fondo. Había momentos en que me quedaba paralizado de tanta belleza.
«Guardo con especial estima una actuación en el teatro romano de Taormina, con el Monte Vesubio detrás»
¿Nacho Duato era tan recto como aparenta?
Sí, pero también se agradece y forma parte de nuestra disciplina, en la que mostramos un gran respeto hacia el que tenemos delante: maestros, coreógrafos, asistentes… Es una persona que tenía muy claro lo que quería e iba directo a ello.
Nosotros en aquel momento estábamos muy enfocados en su labor, y cuando entraba por la puerta se generaba una energía muy buena dentro del estudio, era magia.
¿Qué te ha quedado por cumplir?
Siempre hay cosas por hacer y jamás puedes decir que lo he cumplido todo. Pero con el paso de los años, te vas haciendo mayor, haces balance… Puedo decir que he bailado muchísimo y estoy muy satisfecho de mi trayectoria.
Trabajos que deseaba hacer me han venido a lo largo de mi carrera. Por ejemplo, con quince años vi un ballet que me fascinó, que fue el que hice el último año en la compañía, con el papel que anhelaba, además. Fue como cerrar un círculo.
¿Cómo fue dar el pregón de la Feria Modernista?
Todo un orgullo y placer, especialmente después de tantos años viviendo fuera de Alcoy, en concreto veintisiete. Mi discurso versó sobre la figura del dramaturgo, poeta y periodista Gonzalo Cantó, porque hay cierto paralelismo entre ambos: los dos nacimos aquí y después nos tuvimos que trasladar a Madrid.
También me referí al aspecto artístico de la época, porque el Modernismo fue toda una revolución en todos los niveles, con infinidad de cambios.
«Jamás puedes decir que lo has hecho todo, pero me siento muy satisfecho de mi trayectoria»
Alcoy, ¿qué representa para ti?
Son mis raíces y, si bien es cierto que tengo la vida estructurada en la capital de España, volver a Alcoy es regresar a casa. Me invade una sensación muy buena cuando vuelvo, porque está mi familia, conservo muchísimos amigos… Mantener esas raíces ha sido determinante, me pone los pies en tierra.
¿Cuál fue el consejo de tu madre al respecto?
Con el éxito, hay momentos en que la cabeza se te puede ir, pero gracias a la familia, amigos y Alcoy regresaba a la tierra. Mi madre me dijo de pequeño, y no lo he olvidado: ‘recuerda de dónde eres y quién eres’, y lo he tenido siempre muy presente, llevando con orgullo que soy alcoyano, que pertenezco a esta maravillosa ciudad.
Retirado desde el pasado año, ¿qué cargo ostentas ahora?
Sigo trabajando en la compañía, como bailarín, aunque sin estar activo como los demás. Hago también diferentes proyectos, que me dan mucha vida.