Nerea Camps / Periodista
Hace algunos lustros La 2 emitía la conocida como ‘Ruta Quetzal’, un programa de estudios y aventuras liderado por Miguel de la Quadra-Salcedo que unía la comunidad hispana con la latina, mediante viajes por Perú, Bolivia o Colombia. A la Nerea Camps (Alicante, 16-enero-1989) de diez u once años le llamó tanto la atención que logró embarcarse en el proyecto tiempo después, con quince.
Desde entonces a nuestra protagonista la podemos definir como una superviviente de la vida, porque hasta llegar a ‘Valencians al món’ -formato perfecto para ella- ha sido capaz de trabajar prácticamente de todo: actriz, anuncios, videoclips, presentar galas de cine, representar a actores…
Ha conocido alrededor de veinticinco países, quince gracias al programa, visitando sitios como Venecia, Suiza, Sicilia o Ciudad de México. Nos contará alguna anécdota graciosa y surrealista que le ha sucedido y la otra cara de estar todo el día viajando, “tan lejos de casa, en muchas ocasiones agotador”.
Te defines como una viajera intrépida.
Sí, porque visitar países y aprender de sus culturas siempre me ha gustado mucho. Quizás por eso estudié periodismo, en la Complutense de Madrid; también porque deseaba hacer arte dramático. Recuerdo que mis primeras becas fueron en Interviú y Telecinco, en ambas como redactora.
¿Qué te pasó mientras estudiabas?
Un verano me fui todo un mes a Kurdistán, junto a Turquía, a hacer un voluntariado, concretamente teatro con jóvenes del país. Años más tarde, como me apasionaba viajar, marché a Canadá, ejerciendo como tutora de niños: pude visitar la zona de Vancouver y es realmente increíble.
Un tercer verano lo pasé en Estados Unidos, de costa a costa, realizando trabajos de coordinación con adolescentes. Dormíamos en Parques Naturales y fue una pasada, una especie de Ruta 66.
¿Cómo surgió la colaboración con mtmad?
Después de finalizar en Telecinco deseaba irme a Tailandia, y les ofrecí el proyecto de una chica que viajaba sola por Asia. Era la época de Instagram, 2016, querían contenido y finalmente estuve cuatro meses.
«Aproveché los veranos que estudiaba para trabajar y conocer Kurdistán, Canadá o Estados Unidos»
¿Es entonces cuando entras en À Punt?
No, hice muchas cosas antes, como comandar un canal sobre premieres de cine, representar actores y, obviamente, actuar, en anuncios (Suchard), videoclips -junto a David Bustamante- y series de televisión, como ‘Amar es para siempre’ o ‘Centro Médico’.
Finalizada la pandemia no quería mantener un piso en Madrid, y un compañero de mis primeras prácticas me comentó que estaban buscando reporteras en À Punt. Ni lo dudé.
Tu estreno fue singular.
Llegué en tren y en la misma estación de València me estaba esperando la directora, con un micro y una cámara, para que hiciera una primera entrevista a un señor de la calle. Fui al momento, porque otra cosa no, pero de morro tengo un rato.
Entré en ‘Bona vesprada’, conducido por Máximo Huerta, en plena época post-covid. Aprendí mucho, pasando posteriormente a ‘Terra viva’, en el que solicitaba constantemente hacer aventura.
¿Ahora sustituyes a Mª José Berbegall en ‘Valencians al món’?
Siempre he considerado que tengo un perfil idóneo para ese programa. Lo veía por la televisión y decía “tengo que hacer esto”. Me incorporé en un principio como apoyo, pero Majo se quedó embarazada y ocupo su puesto desde hace un año y medio.
«De todos los países que he visitado me quedo con México, viviendo in situ el Día de los Muertos»
¿Es un trabajo tan bonito como parece?
Sin duda, pero también muy exigente a nivel físico: después de un viaje, por ejemplo, me paso el día siguiente en la cama, exhausta. Recientemente estuve delante del Cervino, en Suiza, y yo, que soy un amante de la naturaleza, me quedé sin habla.
El programa nos abre las puertas a lugares que dices “¡qué fuerte!”. Lo negativo es que no paramos, unas trece horas diarias, son muchos días fuera de casa, después editarlo…
¿Qué lugares te han gustado más?
México, por supuesto, donde viví en primera persona qué es el Día de los Muertos. La capital, Ciudad de México, es tan fascinante… También obviamente Canadá, Perú y Singapur, especialmente su modernidad y lo limpio que está todo.
Anécdotas te habrán pasado muchas.
Uf, muchísimas, como la aparición de una amante de unos de los valencianos por el mundo -después que nos hablara tanto de su mujer-, algo totalmente surrealista, o un problema con el DNI a mi llegada a Albania.
Tiempo antes me habían robado el bolso con todos los documentos y, al recuperarlo, el chip se había desactivado. Me detuvieron y me deportaron en un avión lleno de policías, vía Belgrado. ¡Cuatro días estuve en ese aeropuerto, como Tom Hanks en ‘La Terminal’!
¿Volviste a Albania?
Sí, era una espinita clavada. Lo disfrutamos todo con mucha más intensidad.