La pequeña localidad de Sella, a los pies de la Sierra de Aitana, en la Marina Baixa, brinda un recorrido digno de visitar en familia la llamada Ruta del Agua del Sella, una vía que en periodos de lluvias es todo un espectáculo visual.
Discurre junto al barranco de l’Arc y el río Sella, conociendo diversos elementos del patrimonio hidráulico de la zona, como el Pont Vell, el Azud del Salt o el Molí de Baix. De hecho, el propio Sella es uno de esos pueblos donde se respira paz, tranquilidad y naturaleza.
La ruta que vamos a realizar es mucho más que una excursión senderista por un bonito lugar, pues es también un viaje en el tiempo que nos permitirá darnos cuenta de la importancia que tuvo el agua en el pasado.
Trazado circular
La actividad discurre en su mayoría por pistas asfaltadas con escaso tránsito de vehículos, en la que los protagonistas son los saltos de agua, balsas, pozas y pasarelas de madera, sin olvidarnos de elementos de enorme valor patrimonial, como avanzábamos.
Al ser un trazado circular se puede hacer indistintamente en uno u otro sentido, empezando en cualquier punto de este. Sin embargo, lo habitual es hacerlo en uno de los tres aparcamientos públicos que hay junto al cementerio.
Cruzamos la carretera y marchamos en sentido contrario a las agujas del reloj, bajando hacia el río. El descenso nos conduce al paraje de El Salt, donde los ríos Sella y Arc se unen.
Perfecta para realizarla en familia, en periodos de lluvias es todo un espectáculo visual
Molí de Baix
Proseguimos camino hasta alcanzar el único molino en buen estado, de los cinco que existían en su momento y de los tres que quedan en pie en el término de Sella. Son muchos los que le denominan el Molino de Amable, su actual dueño, pero siempre se ha conocido como Molino de Álvaro o Molí de Baix.
Los propietarios lo han rehabilitado: conserva toda la maquinaria y, sobre todo, la magia de antaño. Es un buen instante para tomar fotos, antes de desviarnos por una estrecha senda que aparece a la izquierda y sube al Camí de l’Ombria, una pista asfaltada que nos llevará -con el Barranc de l’Arc y el Peñón Divino como telón de fondo- a la zona recreativa de Font de l’Alcàntera.
El puente
Bajar a la fuente, beber y tomarse un respiro es una muy buena opción. A pocos metros, siguiendo un pequeño sendero sobre la acequia está el Toll de l’Alcàntera, al que no se puede acceder al estar cortado.
Regresamos sobre nuestros pasos y, después de cruzar el puente sobre el Barranc de l’Arc, giramos a la derecha para inmediatamente tomar un camino hacia la izquierda, a una pista que va desde Sella al refugio de escaladores y Benimantell.
La siguiente zona asfaltada nos lleva al cementerio local, junto al casco urbano. Atravesamos el parking y tomamos la calle Sacanet hasta la Plaza Mayor, donde se ubican tanto el ayuntamiento como la iglesia.
Transcurre principalmente por vías asfaltadas, con numerosos saltos de agua, pozas y balsas
La ruta cambia
A partir de aquí el carácter de la ruta varía y el asfalto da paso a una estrecha senda que va pasando de un lado a otro del río por pequeños puentes de madera. Caudal abajo nos topamos con un espacio cerrado, mucha vegetación y varias pozas.
Próximos a finalizar, el sendero se abre y paramos en un punto donde apreciamos el puente nuevo -por el que discurre la CV-770- y el antiguo, el que nos acercaba a poblaciones como Relleu o Alcoy. Subimos por último a la carretera, el lugar donde comenzamos la ruta poco más de dos horas antes.
Una posibilidad es alargarla hasta la Font Major, por la conocida como Senda del Riu. Veremos un frondoso y original sendero fluvial junto al río Les Voltes, con más pozas y puentes de madera.
Sella
Apacible pueblo de poco más de 600 habitantes, a unos 16 km de Villajoyosa, el origen de Sella se remonta a la construcción de una fortaleza musulmana en el siglo XIII, constituyendo un destacado núcleo de moriscos dependientes del conde de Cocentaina.
Su expulsión, ordenada por el rey Felipe III entre 1609 y 1613, provocó que el área se quedara sin sus mejores y más laboriosos agricultores. Hasta entonces Sella era una de las localidades más prósperas de la zona: con la despoblación se empobreció y perdió su identidad cultural.
Tras la Ruta del Agua, Sella merece una rápida visita, para conocer un poco mejor el Castillo de Santa Bárbara -Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2001-, la iglesia parroquial de Santa Ana y el Palacio del Barón, cuya torre, del siglo XVI, fue declarada BIC en 1997.