Entrevista > Ángel Olmo y Ana Pellicer / Premio Vecino Ejemplar 2024 y concejala de Participación Ciudadana
El pasado día 29 de octubre la Comunitat Valenciana vivió sus horas más oscuras. La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que se cebó con la provincia de València segando la vida de más de doscientas personas y dejando a miles de valencianos sin nada, provocó, a la vez, una de las reacciones ciudadanas más bellas y emocionantes vistas en España en mucho tiempo.
Apenas unas horas después de la tragedia, y cuando las nubes todavía amenazaban con la posibilidad de una nueva descarga, miles de personas de la ciudad de València y de toda la región no dudaron en ponerse en marcha y presentarse en la llamada ‘zona cero’, para echar una mano en lo que buenamente pudieran ser útiles.
Un referente para todos
Ese movimiento, personalizado en miles de voluntarios, fue el ejemplo más visible de ese carácter solidario de un pueblo que, cada vez que es requerido para ello, no duda en arrimar el hombro para tratar de paliar el sufrimiento de los más necesitados.
Las imágenes de auténticas mareas de personas entrando como una única unidad a un área devastada dieron la vuelta al mundo, pero es bueno recordar, también en esos momentos de grandes titulares, que existen reconfortantes ejemplos de solidaridad y de bonhomía en el día a día más próximo y cercano.
Ejemplos como los que encarna Ángel Olmo, elegido vecino ejemplar de Benidorm en 2024 a instancias de sus vecinos, y que ha recibido ya ese reconocimiento que le distingue como un referente para los demás.
Maestro por vocación
Hace casi tres lustros que Ángel Olmo, un trabajador de banca reconvertido en maestro por su vocación por la enseñanza, se jubiló como director de colegio, pero nunca ha querido alejarse por completo del ámbito de la educación. Colgados los hábitos del magisterio, encontró en la música una herramienta para seguir ayudando a su ciudad.
También ha desarrollado su labor solidaria arrimando el hombro con Cáritas. Todo ello le ha convertido, en opinión de los propios vecinos de Benidorm, en merecedor de ese premio como Vecino Ejemplar de la capital turística.
«Nací en Jaén, pero llevo aquí desde 1975, y me siento completamente de Benidorm» A. Olmo
¿Cómo recibes un premio como el de Vecino Ejemplar, un reconocimiento que sale como propuesta de los propios vecinos de tu ciudad?
Ángel Olmo (AO) – Pues la verdad es que bastante emocionado, muy ilusionado y sorprendido a la vez, puesto que algo habrán visto. Pero realmente creo que hay muchas personas que merecen este premio igual que yo.
En mi caso, estoy sobre todo muy agradecido. También, por supuesto, muy contento. A veces pienso por qué me lo habrán dado a mí.
¿No te lo esperabas?
AO – No, no me lo esperaba de ninguna de las maneras.
Asegura Ángel que se pregunta a sí mismo por qué le han dado ese premio. Ana, ¿por qué se le concede ese reconocimiento como vecino ejemplar?
Ana Pellicer (AP) – Tiene una trayectoria muy ligada a la educación y a la cultura, y muy ligada a la solidaridad, porque también colabora con Cáritas. Su candidatura ha sido avalada tanto por la Cofradía del Cristo del Perdón y de la Buena Muerte, como por la Sociedad Musical La Nova, pero es que podría haber sido avalada por los centros educativos en los que ha trabajado, por la Unión Musical, ya que también ha trabajado con ellos…
Entonces, es más que merecedor de esta distinción. Lo más especial, como decías antes, no es lo que podamos decir ahora nosotros de él, sino que hayan sido los vecinos de Benidorm los que, con diferentes avales y a través de diferentes grupos, hayan considerado que sea el merecedor de ese premio. Y de verdad considero que ese reconocimiento de vecino ejemplar viene a personalizarse con personas como Ángel.
«Estoy muy ilusionado y, sobre todo, muy agradecido. También, por supuesto, muy contento» A. Olmo
Naces en Jaén, pero llevas aquí casi toda la vida. Como tantas otras personas, después de tanto tiempo en la ciudad, ¿tienes el corazón partido? ¿De dónde te sientes?
AO – Me siento totalmente de Benidorm. Llevo desde el año 1975 y mis dos hijos han nacido aquí. Vine a trabajar y no precisamente de maestro. Estuve en un banco trabajando tres años como director de banco, pero mi verdadera vocación era el magisterio.
Así que, en el año 1981 aprobé las oposiciones y dejé mi empleo en la banca para incorporarme a los distintos colegios de Benidorm. Es algo de lo que me siento especialmente orgulloso.
¿Has pasado por muchos centros educativos?
AO – Inauguré el Colegio Ausiàs March como secretario. Luego, se inauguró el colegio Sierra Helada y los dos primeros años estuve como director para ponerlo en marcha. Después me vine al Mestre Gaspar López, donde en aquella época había muchos alumnos matriculados. Te estoy hablando del año 1987 o 1988.
Fue entonces cuando se vio la necesidad de hacer un nuevo colegio con urgencia, el número 12, que luego se bautizó como Els Tolls. Así que, en el curso 1997-1998 me fui del Mestre Gaspar López y me hice cargo de la dirección de Els Tolls para ponerlo en funcionamiento. Era el colegio más grande de Benidorm, con más de seiscientos alumnos y más de trescientos que se quedaban al comedor, un claustro de más de 45 profesores y veintidós cuidadoras de comedor.
Y ahí te quedaste.
AO – Sí, hasta mi jubilación. Fue una auténtica maravilla.
«Trabajé como director de banco, pero mi verdadera vocación era el magisterio» A. Olmo
¿Cómo se gestiona un colegio tan grande y con tanta gente? En un centro educativo con tantos alumnos y, por lo tanto, con tantas familias, siempre surgen problemas y hay que apagar muchos fuegos.
AO – La verdad es que sí. Con más de seiscientos alumnos teníamos a más de 1.100 padres. Sobre todo, había que tener una gran colaboración por parte del claustro de profesores. Una persona sola no puede llevar eso hacia adelante. Tampoco dos o tres personas podrían. Por eso, estoy muy agradecido a todos esos profesores.
Lo dejé en el año 2008 porque me llegó la hora de la jubilación, pero, y esto siempre lo he dicho, no lo dejé por ningún problema relacionado con esa convivencia con los alumnos, las familias o los profesores. Siempre tuve un claustro muy unido.
¿Quién decidía que siguieras ocupando el puesto de director?
AO – En aquella época, los directores eran elegidos cada cuatro años por el propio claustro. Ponía mi cargo a disposición de mis compañeros cada cuatro años y, sin embargo, siempre salía reelegido.
«Mi paso por los colegios de Benidorm fueron unos años maravillosos, de verdad» A. Olmo
No te dejaban marchar.
AO – Fueron unos años maravillosos, de verdad. No solamente esos años en Els Tolls, sino que en todos los colegios en los que he estado he tenido y mantengo grandes amigos. Con muchos de ellos todavía sigo en contacto a día de hoy y eso es algo muy de agradecer.
Como tú mismo has dicho antes, todo eso fue un gran trabajo en equipo.
AO – Claro. Si no existe, si no hay un equipo que esté siempre ayudándose mutuamente y poniéndose de acuerdo, es muy difícil. El profesorado te empuja muchas veces. Recuerdo que en Els Tolls había un profesorado bastante joven y todos ellos venían con unas ideas fantásticas.
A todos les decía que sí, pero claro, tenías que estar dispuesto a ello. Y ellos, a la vez, eran los primeros que estaban dispuestos a todo. Cuando llegaban las Fiestas de Benidorm, éramos nosotros los que, allí en el barrio, empezamos a montar una fiesta dentro del mismo colegio, con sus desfiles y con los alumnos llevando sus trajes tradicionales. Luego, llegaba la Navidad y montábamos un Belén que era una maravilla. Siempre dentro del propio colegio.
Todo eso son iniciativas que, es importante subrayarlo, iban más allá de las propias obligaciones del trabajo de docente.
AO – Al que ponía la idea en marcha yo se lo decía: el horario era hasta las cinco de la tarde, pero si hacíamos algo, había que hacerlo. Lo avisaba y luego nunca había ningún tipo de problemas.
«Cuando me jubilé me di cuenta de que necesitaba hacer algo más y ese ‘algo más’ me lo dio la música» A. Olmo
Ya que te han dado el premio, ¿qué cualidades consideras que debe reunir una persona a la que se le dé el reconocimiento de vecino ejemplar?
AO – Lo cierto es que es una pregunta muy difícil de responder. De hecho, quizás lo tengan que decir los demás, porque cuando uno hace una cosa, no lo hace para recibir un premio. Creo, de hecho, que eso es un vecino ejemplar. No hacer las cosas esperando el premio o el reconocimiento.
Mira, cuando me jubilé me di cuenta de que necesitaba hacer algo más y ese ‘algo más’ me lo dio la música. He estado dieciocho años como secretario de la Unión Musical, dentro de la junta directiva. Después, por diferencias entre algunos músicos, se fueron creando otras bandas. En Benidorm, actualmente, tenemos tres bandas y mis hijos se unieron a La Nova.
Y es cuando te uniste a La Nova.
AO – Mis dos hijos son músicos y ahora, además, dos nietos que también están tocando en La Nova. Así que, sí, me fui allí. ¿A qué? Pues a ayudar. Junto a un gran presidente como fue Juan Muñoz, nos pusimos manos a la obra con los músicos, por supuesto, ayudando.
Actualmente, podemos decir que estamos muy bien y que tenemos una de las mejores escuelas de la Comunitat Valenciana, con más de 350 alumnos.
«Debemos celebrar que haya personas como Ángel, que trabajan de una forma altruista, totalmente solidaria» A. Pellicer
¿No toca ya un descansito?
AO – Bueno, ahora estoy de vicepresidente y colaborando en todo lo necesario.
Ana, más allá del premio que se le ha concedido este año a Ángel Olmo, ¿por qué es importante que Benidorm premie a su vecino ejemplar cada año?
AP – Considero que es uno de esos valores que no se tienen que perder y que hay que valorar. Debemos celebrar que haya personas como ellos, que trabajan de una forma altruista, totalmente solidaria y que tienen esos valores de entrega a los demás. Creo que esa esencia no la tenemos que perder nunca, y menos en unos tiempos en los que vivimos todos demasiado deprisa.
Ese estrés, ese trabajo, el llegar a tiempo… Parece que estemos enfocados todos en el día a día, en nuestro día a día. Tenemos que aprender a valorar que hay personas que trabajan en muchísimas ocasiones, que se preocupan tanto por los demás, y que eso es algo muy importante.