Entrevista > Eva Lucas / Psicóloga de emergencias y catástrofes (València, 9-junio-1975)
La provincia de València acaba de sufrir, posiblemente, el mayor desastre natural de su historia, con centenares de muertos, desaparecidos e incontables pérdidas materiales. Dentro de unas semanas o meses muchos volveremos a la ‘normalidad’ -sin olvidar lo ocurrido-, pero ¿qué pasará con esas personas que han visto fallecer a algún familiar o lo han perdido todo?
Será necesaria, nos remarca Eva Lucas, psicóloga especializada en catástrofes, mucha ayuda profesional, muchas horas de terapia y la máxima ayuda de los seres cercanos. Surge entonces otra cuestión, la de si el área de València cuenta con el número necesario de psicólogos. “Nos tendrán que socorrer desde otros puntos, como en la pandemia”, expone.
Lucas dispone de una amplia experiencia en este tipo de sucesos, como demostró en el atentado del 11 de marzo de 2004 en Atocha (Madrid), o el accidente de metro de la propia València, acontecido el 3 de julio de 2006.
«Los seres humanos tenemos una gran capacidad de adaptación, sacando recursos personales de donde no los hay»
¿Cómo se afronta un suceso así?
Primero se debe proteger la vida de las personas afectadas, medicando, trasladando enfermos y rescatando heridos, función que ejercen los encargados de este salvamento. Seguidamente intervenimos los psicólogos, para que en estos momentos iniciales se vean acompañados de un profesional que les ayuda a afrontar la situación de un modo adecuado.
Aplicamos entonces los llamados primeros auxilios psicológicos: apoyar, escuchar y orientar a las personas en estas jornadas tan complicadas.
¿Los traumas que se provoquen pueden durar décadas?
Sí. Pero debemos tener en cuenta que el ser humano tiene una increíble capacidad de adaptación y muchas veces sacamos recursos personales de donde pensamos que no los hay. Una situación así puede causar diversos problemas, por eso es determinante la primera atención psicológica.
¿Cuáles son las reacciones inmediatas?
Una puede ser de incredulidad y negación, porque el suceso es tan impactante que algunos tendemos a entrar en un shock emocional: no se lo creen, “estoy en una película y esto no me puede estar pasando”. Esta negación tiene la función protectora de dar a las personas el tiempo necesario para prepararse a resistir lo sucedido o a comprender el impacto real que tiene la situación.
«Una reacción inicial es la negación, porque el suceso ha sido tan impactante que entramos en shock»
¿Y más adelante?
Cuando uno empieza a ser consciente de todo, comienzan unas reacciones que igualmente son necesarias y totalmente normales, como nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, angustia, dificultad a la hora de dormir…
Otra puede ser la somatización, con sensaciones de dolor, cansancio, trastornos gastrointestinales o desasosiego, no tener ganas de hacer nada, una absoluta apatía por todo. O al revés, hiperactividad, porque siguen las labores de rescate y trabajos de limpieza.
¿Al finalizar esta pesadilla les dará el verdadero bajón?
Exacto. Son comunes también alucinaciones, sensaciones de, como apuntaba, estar viviendo una película, de que no es real, de rabia (mucha), tristeza por lo perdido o la situación en la que han quedado. Habrá personas cuyo carácter va a cambiar para siempre. Por eso, insisto, es importante la ayuda psicológica.
¿Está preparada el área de València para tantas terapias, sesiones…?
Es pronto para decirlo. En el caso de que no, tendremos que pedir refuerzos a compañeros de otras provincias, como pasó en el 11-M o en la covid-19, mediante terapias online o por teléfono.
«Es fundamental apoyar, que la persona se sienta acompañada, y orientarla sobre qué debe hacer a continuación»
¿Qué tipo de medicación es necesaria?
Al ser psicóloga no estoy autorizada a dar ningún tipo de medicación. Serán los médicos los que considerarán si es precisa o no, según el paciente. Los que están en tratamiento médico seguramente continuarán, mientras otros no necesitan medicación para superar estas situaciones potencialmente traumáticas, pues con sus recursos personales salen adelante.
En momentos así, ¿qué se le dice al que ha perdido familiares o literalmente todo?
Muchas veces no hay palabras mágicas para una persona que ha pasado por esta terrible situación. Es fundamental apoyar, haciéndole sentir que está acompañada, escuchar, que exprese sus temores, emociones, pena, sentimientos -si así lo desea-, y orientarle sobre qué debe hacer en este momento.
Los profesionales decimos que, en ocasiones, el silencio es la mejor ayuda: acompañar sin decir nada, porque el sufrimiento no lo vamos a eliminar, pero sí ayudar a amortiguarlo. Los acompañamos también en el duelo, en la espera, en la identificación de fallecidos, a normalizar reacciones y a dirigirles hacia los líderes familiares, uniendo a la persona con su núcleo más cercano, lo cual es clave.
Dentro de esta desgracia, ¿podemos sacar algo bueno?
Tiene que servir para que estas situaciones no vuelvan a acontecer. Asimismo, puede haber un crecimiento tras la adversidad: sacar nuestra capacidad de resiliencia y la solidaridad que estamos demostrando. ¡En momentos de crisis siempre aparece, por supuesto!