Llega diciembre y se nos viene a la mente la Navidad. No es la única fiesta que se celebra en nuestro ámbito, claro, pero es obvio que esta conmemoración, extendida por medio mundo desde Occidente y sembrada en Oriente, copa nuestros calendarios. Las noches van alargándose hasta esa mítica de San Silvestre, la más extensa, aseguran.
Aunque en verdad eso sucede durante el solsticio de invierno (este año el 21), en el hemisferio norte, arriba del ecuador, justo por donde estamos. En fin, que para cuando despidamos el año, atragantándonos uva a uva, conmemorando al bueno del romano Silvestre I (285-335), ordenado obispo de Roma, o sea, Papa, el 31 de enero del 314, y fallecido un 31 de diciembre, ya habremos celebrado muchas más fiestas.
Verduras y pescados
Buena época, en pasadas centurias, cuando se sembraron muchas advocaciones, para pedir que las fuerzas celestes sean generosas. Cuando se cosechan cítricos (naranjas, limones, pomelos), otras exóticas frutas (aguacates, caquis, kiwis) y gran variedad de verduras (acelgas, apio, brócolis, calabacines, cardos, coliflores, endibias, lechugas, nabos, puerros, zanahorias) en nuestras escarchadas huertas, ya al amanecer. Las redes, además, se recogen generosas en capturas.
Por diciembre pican anguilas, bonitos, calamares, doradas, gambas rojas, gatets (pintarrojas), mújoles, rayas, salmonetes. Como todos los meses, toca dar gracias, o pedir, quizá implorar. Para ello, el mes es tempranero. Por ejemplo, al mismo comienzo, el 4, hay homenajes por las tres provincias de la Comunitat Valenciana a Santa Bárbara. Quedémonos con las de Altea la Vella (Marina Baixa) y las de Torrevieja (Vega Baja).
Al mismo comienzo, hay homenajes a Santa Bárbara en toda la Comunitat
‘Días’ de la Purísima
En la pedanía alteana (posible origen de la localidad) las celebraciones en honor a Bárbara de Nicomedia (siglos III y IV), torturada y decapitada por su padre, fulminado por un rayo (de ahí el ser patrona de quienes manejen explosivos, mineros y artilleros). En la partida, aunque los festejos comiencen en noviembre, el 4 de diciembre toca día cumbre.
Siempre en torno a la parroquia de Santa Ana, alzada entre 1882 y 1885. Pero el lugar también acoge otra importante conmemoración este mismo mes, la dedicada a la Puríssima, Purísima o Inmaculada Concepción, del 8 al 10 (el 8 es el día establecido: si restabas ocho meses al 8 de septiembre, nacimiento de la Virgen según tradiciones y textos apócrifos, daba ese día).
El culto a la virginidad de María arrancaba a mitad de la plena Edad Media
Moros y Cristianos
La conmemoración de Santa Barbara en Torrevieja se circunscribe a un día, con bailes populares y celebración religiosa. La organiza el Centro Asturiano torrevejense, fundado en 1983. Volviendo a la Purísima Concepción, recordemos que el culto a la virginidad de María, aunque no se convertiría en dogma de fe para la Iglesia católica hasta 1854, arrancaba en el ecuador de la plena Edad Media (siglos XI al XIII).
Época de reafirmación católica a la que esta parte del credo contribuyó, según muchos antropólogos, adaptando anteriores cultos a la fertilidad, a las ‘diosas blancas’. Extendido por toda la actual Comunitat Valenciana, rara es la localidad (como en Catral, en la Vega Baja) en la que, aunque sea una calle, un barrio o una pedanía, no se celebre. A veces resultan peculiares. En Monforte del Cid (Vinalopó Medio), con Moros, Cristianos y Contrabandistas.
Los de Monforte del Cid son los últimos Moros y Cristianos en estas tierras
Vírgenes del mar
La realidad es que los monfortinos, del 5 al 9, con su aparente anacronismo que en realidad resume en festejos lo sucedido sobre sus tierras, son los últimos Moros y Cristianos en la Comunitat Valenciana, desde hace bastante tiempo: en 1769 se registraba la primera soldadesca. En Santa Pola (Vinalopó Bajo), la Virgen de Loreto vuelve, el 10, desde el mar, como sucede (o metafóricamente se rememora) desde 1643, en plena Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
Aquella conflagración mundial, que se cebó con un maltrecho imperio español, trajo la imagen, para salvarla, desde Cádiz, hasta que, a la altura de Santa Pola, el mar no dejó avanzar la embarcación que la portaba. Quedó aquí, alojándose en la capilla de la fortaleza levantada en 1557 por el arquitecto-ingeniero Juan Bautista Antonelli (Giovanni Battista Antonelli. 1527-1588). Y sí, también hubo venida de la Virgen a Elche (Vinalopó Bajo), desde playas santapoleras, el 28 de diciembre de 1370.
Zarzuelas navideñas
Pero estas son las fiestas no navideñas. El ciclo navideño llegará y lo trufará todo de belenes (muchos nacimientos tradicionales con figuritas, algunos vivientes, otros también de figuras, pero a tamaño natural; incluso más de uno peculiar, como las marionetas alcoyanas del Betlem de Tirisiti). O espectaculares misas del gallo, en Nochebuena (la polifónica en latín de Catral), zarzuelas navideñas como ‘Los pastores de Belén’ (1914).
La obra, comenzada a representarse en Callosa de Segura en 1928, con música del compositor y escritor salesiano Felipe Alcántara (1888-1960), no es la única zarzuela por estas fechas: en Rafal (Vega Baja), también se representa una obra de igual nombre, rescatada en 1979, de José Valero Urios (de biografía hoy diluida), creador, en 1883, y primer director de la banda Arte Musical. Pero antes de este ciclo navideño, ya lo hemos visto, abundan otros festejos.