Entrevista > Carmen Prieto / Expresidenta de Mujeres en Marcha (Alfafar, 5-enero-1947)
Carmen Prieto puede decir orgullosa que ha tenido una vida plena, con infinidad de satisfacciones, tanto laborales como en la Asociación Mujeres en Marcha, que presidió a lo largo de muchos años. Sin embargo, también le han marcado diversas pérdidas, especialmente la de su marido -teniendo ella 45 años- y sus dos hermanos, Concha y Alfredo.
Junto a ellos se educó en Andalucía para después regresar a nuestro municipio. “Fui muy feliz como dependienta de ropa, de cara al público, una labor que me apasionaba”, remarca. Seguidamente los tres salvaron y lideraron la asociación.
“Tuve que dejar la presidencia para cuidar de mi hermana, tristemente fallecida a principios de verano”, lamenta. Ahora ocupa un cargo en la directiva y no hay día que no se acuerde de ella, de todas las experiencias vividas. “Se trasladó a mi finca, así que estábamos todo el día juntas”, rememora, con una sonrisa.
¿Qué significó presidir la Asociación Mujeres en Marcha?
Una gran responsabilidad. Me incorporé cuando me jubilé, en 2009; jamás había pertenecido a una asociación cultural, pese a ser una persona muy activa en pro de la conciencia social. Siempre me ha gustado tener mucha empatía con los demás, preocuparme por sus problemas. Ya no la presido, pero sigo formando parte de la junta directiva.
¿Cuáles son los objetivos de la entidad?
Principalmente todo aquello relacionado con la igualdad y la cultura. Concha era la encargada de comandar esa parcela: tenía muchos contactos -también por su trabajo-, organizó grandes semanas culturales e hizo que acudiera gente de primera línea.
Certámenes como los centrados en Blasco Ibáñez o ‘Las sin sombrero’ fueron una maravilla. Asimismo, hicimos debates sobre cine, presentaciones de libros, charlas sobre el Camino de Santiago…
«Puede que España sea machista, aunque nunca me he sentido como dicen otras muchas»
Un país sin cultura es un país muerto.
Exacto, frase que hemos tenido muy presente siempre en la entidad, sin olvidarnos de otras actividades (gimnasia, baile, teatro musical, lectura de libros y poesía).
¿Piensas que España sigue siendo machista?
Puede ser, aunque jamás me he sentido como esas señoras que dicen que no les permitían hacer nada. ¡La primera vez que abrí una cartilla en el banco, con dieciocho años, fui sola! Ese tipo de situaciones no sé si son fábulas o si han existido de verdad, yo no las he vivido.
¿Aprecias egoísmo en la sociedad?
Sin duda, la que más de la historia. Con los que me desenvuelvo no me siento así, sino que todo son abrazos y preocuparse por el otro, pero lo noto; cada uno va a la suya, con un egoísmo muy latente.
«Mi hermana era muy trabajadora, asertiva, amiga de sus amigas y también muy cabezota»
¿Qué le sucedió exactamente a Concha?
Le detectaron un linfoma junto al cuello y no tuvo solución. Fue un cáncer del que ella pensó que podría salir -como todos los demás- porque se trataba de una mujer que se comía el mundo.
A última hora se torció todo y en cosa de un mes (en junio) se nos fue. Lo llevo muy mal, no lo he superado, al igual que la muerte de Alfredo, mi otro hermano, hace cinco años.
¿Era mayor que tú?
No, cinco años menor. En Mujeres en Marcha ejercía de secretaria y gestionaba todo el tema cultural, como mencioné. A nivel de viajes, por ejemplo, también hicimos algunos increíbles, planificados todos al dedillo por ella.
Además de hermana, ¿también era amiga?
¡Claro! Además, hemos vivido durante veinte años una encima de la otra, en la misma finca. Luego Concha se separó muy joven, con un niño de la edad de los míos, y hemos estado muy unidas.
«Lo que realmente me da vida es mi nieta India, de catorce meses. ¡Me quita muchas penas!»
¿Cuáles eran sus mejores virtudes?
Era muy trabajadora, asertiva y muy amiga de sus amigas, además de cabezota, porque cuando se le metía una cosa en la cabeza, hasta que no lo lograba no paraba. Yo soy más tranquila. Sigue muy viva en nosotros, la nombramos mucho.
Son numerosos los que todavía dicen que fue su profe, porque en la asociación montó el taller de lectura, corregía, y gente que jamás se había acercado a un libro, empezó a leer, gracias a su labor y empeño.
En su honor recogiste un premio.
Sí, con mi sobrino, su hijo, José Miguel Acosta Prieto. Fue sumamente emotivo; me vine abajo, como ahora -al recordarla-, pero quiero mostrar mi agradecimiento al Ayuntamiento de Alfafar.
¿Algo más que quieras añadir?
Insistir que ambas hemos estado muy a gusto en Mujeres en Marcha, trabajando con muchas ganas, focalizadas en los diferentes proyectos, con el apoyo incondicional de Amparo San Juan, anterior concejala de cultura. Lo que realmente me da ahora vida es mi nieta India, de catorce meses. ¡Me quita muchas penas!