“Pues que vamos a decorar el árbol, el de Navidad, y que mira qué cosa tan cuqui, que hay una empresa de Picassent, en l’Horta Sud, que te personaliza los adornos navideños. Con tu nombre o con el que les digas…”. Y bueno, dejemos a la persona hablando al teléfono y centrémonos en un detalle: en la Comunitat Valenciana existe una fuerte industria de complementos navideños.
Se trata generalmente de pequeñas empresas, familiares, como ya vimos con la fabricación, pero también importación y consiguiente distribución, de complementos veraniegos (‘Castillos de arena y chanclas’, el pasado julio), no tenida en cuenta como tal en las estadísticas, pero con notable presencia en el mercado a poco que nos demos una vuelta por los escaparates.
Almas de plástico
Coincide en buena parte con la juguetera, ya que el plástico constituye su principal materia prima. Antaño surgido del petróleo, cada vez más sustituido por materiales reciclados u otras fuentes, o los llamados plásticos naturales, obtenidos a partir de elementos ‘no artificiales’ (animales y plantas), la inyección de este material en moldes tiene parte del camino ya andado por estos lares.
La producción juguetera española (al frente, la Comunitat Valenciana y Cataluña, copando conjuntamente más del setenta por cien nacional) se integra en un mercado en el que comparte triunfos y sinsabores con China, Estados Unidos, Alemania e Italia. En nuestras autóctonas costas esta irradia principalmente del llamado Valle del Juguete (la Foia u hoya de Castalla, subcomarca de l’Alcoià), aparte de València y Alicante y sus respectivas áreas metropolitanas.
Un daño en estas zonas es un tiro en el pie de la economía española
Paquetitos y estrellitas
Está claro que un daño no reparado en alguna de estas zonas jugueteras es un tiro en el pie de la economía española, pero también resulta evidente que, aunque se fabriquen complementos navideños, o se importen y distribuyan (principalmente con material chino, pero en este mercado está entrando India), por todo el territorio español, se concentran sobre todo donde ya existe industria preestablecida.
Como los adornos del internacional árbol navideño, popularizado por películas, telefilmes y series estadounidenses, pero de origen centroeuropeo: las bolas, los paquetitos como de regalo (metáfora de los que llegarán a los críos), las estrellitas, el cometa que guio a los Reyes Magos, con el que por aquí se coronan muchos miniabetos fabricados mayormente en plástico. Hay dónde aplicarse.
Se importa mucho material chino, pero está entrando India en el mercado
Ferias y mercados
En todo caso, en lo de los árboles navideños, añadamos a la ecuación la Vega Baja y recordemos que también se sirven los auténticos (procedentes de viveros y con la promesa de que son para plantar en un terreno, no en una maceta en un salón) y los de pared fabricados en lámina de madera, lo que nos abre el patio desde la Vega Baja y el Vinalopó hasta el Camp de Morvedre, si nos circunscribimos a las dos provincias eminentemente jugueteras.
Por supuesto, luego queda comprarlo en grandes establecimientos, o pequeños y medianos especializados, o en ‘los chinos’. También en las muchas ferias y mercados de Navidad que se dan por nuestras poblaciones. Así, los valencianos en la Ciutat de les Arts y en el Mercado Central, o el del Cabanyal. O la feria de Navidad de Xixona (l’Alacantí). Además, por supuesto, de las de Altea y La Nucía (Marina Baixa), Requena (Requena-Utiel) o Xàbia (Marina Alta).
Bombillitas hay en València en l’Horta, y en l’Alcoià por Alicante
Ríos de aluminio
Porque si vamos a montar el Belén, ya puestos, montémoslo de verdad. Con figuritas de calidad, como las que se producen en las zonas jugueteras (en plástico, incluso en barro, como las antiguas), o en Gandía. Mucho ha acontecido desde que la sociedad torrevejense (Vega Baja), establecida en 1957 por el empresario murciano Juan Antonio Mirete (1902-1972), fuera la única productora de figurillas para Nacimientos en la provincia de Alicante.
En la actualidad, los catálogos navegan, a lo virtual, por Internet y, a lo físico, por buzones y estanterías varias. Escojamos hojas de aluminio para los ríos, que nos sirven las del supermercado, pero si queremos ser navideñamente autóctonos, ¿por qué no recurrir a alguno fabricado por el Valle del Vinalopó, la Marina Alta o l’Horta en general? Sí, somos más de puertas y ventanas, pero de todo hay.
Fondos pintados
De fondos de papel pintado para los Belenes podemos proveernos también en l’Horta Sud, como en Xirivella, comarca que ha ido tomándole el testigo a la industria papelera de l’Alcoià, que llegó a ser puntera durante la primera mitad del pasado siglo. Y bueno, las casitas de corcho con plástico de colores en los huecos de puertas y ventanas, para los clásicos, o directamente de plástico, que es hoy lo común: fabricados, claro, en zonas jugueteras, por inyección.
Pero habrá que iluminar todo esto. Luminarias diminutas en serie las hay en València, en l’Horta, en l’Alcoià. O por el Alicante capitalino. Suelen ser las mismas sociedades que fabrican lámparas, bombillas y ‘led’ (‘light-emitting diode’, diodo emisor de luz), el tipo de fuente de luz con cada vez mayor protagonismo. Al final, si nos ponemos, vivamos aquí o en cualquier otro lugar, lo de los complementos navideños lo solucionamos sin salir de la Comunitat Valenciana.