Captar con igual nitidez a personajes o decorados distribuidos a diferentes alejamientos de la cámara. Y ello en un mismo plano. El gran angular y el juego con el diafragma serían un sustitutivo para directores como John Ford (1894-1973), con ‘Hombres intrépidos’ (‘The long voyage home’, 1940), u Orson Welles (1915-1985), con ‘Ciudadano Kane’ (‘Citizen Kane’, 1941). Pero ambos deseaban algo más, en cuestiones técnicas.
El asunto tardó. Habría que esperar a principios de los sesenta con la patente de las lentes anamórficas (de ‘anamórphōsis’, transformación: distorsionan la imagen) de aproximación partida (‘split diopters’, dioptrías divididas). Firmaban la patente dos prestigiosos directores de fotografía: el austrohúngaro (hoy sería checo) Franz Planer (1894-1963), y el español, alicantino, Manuel Berenguer (1913-1999). Ambos trabajaron conjuntamente con estas lentes en ‘Rey de reyes’ (‘King of kings’, 1961), aplicando el invento.
Prestigio profesional
Para cuando se estrenaba esta superproducción de Samuel Bronston (1908-1994) para la Metro-Goldwyn-Mayer, Manuel Berenguer había conseguido ya un notable reconocimiento en el ámbito profesional, tanto como director de fotografía titular como responsable de idéntica función al frente de las segundas unidades, que en algún caso incluso dirigió. No solo para Nicholas Ray (1911-1979), el realizador de la producción de Bronston: otros muchos realizadores reclamaban sus servicios.
Hay que tener en cuenta que el director de fotografía americano supervisa, pero el europeo ejerce, además de camarógrafo, como primer operador, e iluminador. Berenguer, formado profesionalmente en Alemania, dominaba, por tanto, un buen número de competencias referidas directamente a su labor. Que cineastas como el citado Ray, Stanley Kramer (1913-2001) o David Lean (1908-1991) te tuvieran en su agenda de favoritos no era cualquier cosa.
Inventó el truco de mezclar agua con leche para filmar lluvias
Agua y leche
Además de profesionalidad, Manuel Berenguer ofrecía una considerable inventiva que permitía a los respectivos realizadores potenciar sus películas. A veces simple pero efectiva, y a partir de entonces convertida en norma, como el agua mezclada con leche para la dramática lluvia final de ‘Cielo negro’ (1951), de Manuel Mur Oti (1908-2003). El truco permitía contrastar mejor los elementos de las imágenes, y viajó con Berenguer.
O sea que las cinematografías europeas (sobre todo francesa e italiana) y la estadounidense comenzaron a manchar los cutis de sus estrellas en grasa animal cada vez que una lluvia tuviera que resaltar especialmente. Ahora, ¿de dónde venía aquella creatividad? Realmente no se sabe mucho de la vida de Manuel Berenguer. Corre una leyenda con padre fotógrafo, de los de daguerrotipo en el alicantino paseo de la Explanada.
Familia ignota
Incluso se habla de nacimiento o al menos crianza o por Benalúa, por donde también creció el escritor Gabriel Miró (1879-1930), o con natalicio por el centro, al igual que el literato. Pero nada de ello pasa de lo folklórico. Realmente, no existen menciones verificables sobre su infancia. Sí se sabe que nació en Alicante, muy posiblemente creció aquí.
Hay referencias sobre que no olvidó su patria chica, y que eligió muchos de los proyectos internacionales en los que participó, como ‘Al este de Java’ (‘Krakatoa: East of Java’, 1968), de Bernard L. Kowalski (1929-2007), rodada en parte en Xàbia, precisamente por sus escenas en tierras alicantinas. De su familia solo se conoce que es padre de otro internacional director de fotografía y camarógrafo, Andrés (Andrew a efectos internacionales) Berenguer, nacido en 1944 en Barcelona.
Es padre del camarógrafo Andrew Berenguer, quien trabajó para Ridley Scott
Bélicos comienzos
Su hijo aparece asociado profesionalmente a cineastas como Juan Piquer Simón (1935-2011), valenciano con posibles genes xabieros, o el inglés, afincado laboralmente en la industria hollywoodense, Ridley Scott. En cuanto a la internacionalización del padre, de Manuel, comenzó quizá con su ya referida formación profesional en Alemania. Aunque su debut llegaría en la industria cinematográfica barcelonesa, la segunda nacional en importancia, tras Madrid, trabajando en documentales durante la Guerra Civil (1936-1939).
Colaboró activamente en la clásica cinta pre-neorrealista ‘Sierra de Teruel’ (‘L’espoir’, 1937), del novelista André Malraux (1901-1976), en su única aventura tras la cámara. Al acabar la contienda, trabajó por encargo para ayuntamientos e instituciones, lo que minimizó cualquier represalia, y finalmente debutaba como director de fotografía de un largo con ‘El 13.000’ (1941), del barcelonés Ramón Quadreny (1892-1961), pero producida por la firma alicantina Levante Films, del exhibidor Luis Martínez Sánchez (1891-1961).
Rodajes locales
Para cuando se abrían los primeros ventanucos aperturistas del régimen franquista, con la llegada de equipos extranjeros, incluidos estadounidenses, que iban a facilitar la ‘escapada’ profesional del operador alicantino a otros países, este ya gozaba aquí de un considerable prestigio, con su trabajo para cineastas como Edgar Neville (1899-1967), Florián Rey (1894-1962) o José Luis Sáenz de Heredia (1911-1992).
A partir de 1961 era admitido como socio de pleno derecho de la American Society of Cinematographers (ASC por sus siglas en inglés; Sociedad Americana de Directores de Fotografía) y, alternando con Hollywood, siguió trabajando para autores españoles, como Narciso Ibáñez Serrador (1935-2019) o José María Forqué (1923-1995). Su despedida no quedó muy lúcida: una cinta de aventuras de los hoy 20th Century Studios, ‘La perla negra’ (‘The black pearl’, 1977), del documentalista Saul Swimmer (1936-2007), rodada en parte por estas tierras.