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La UA participa en la investigación del barco Delta 1 de Cádiz

Expertos en fotogrametría y arqueología subacuática del INAPH realizan el modelo tridimensional de las fases de desmontaje del barco

by Nota de Prensa
lunes, 23-diciembre-2024
La UA participa en la investigación del barco Delta 1 de Cádiz

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La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

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La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

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Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

El proyecto lo desarrolla el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico a través del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), está coordinado por la doctora Milagros Alzaga y dirigido por Nuria E. Rodríguez. En el proyecto participan un equipo de expertos del CAS, del CSIC y de las universidades de Gales y de Alicante. La Autoridad Portuaria de Cádiz financia la intervención con un presupuesto de 750.000 euros y está previsto que finalice en los primeros meses del próximo año.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, participa desde el mes de agosto en el proyecto de extracción y estudio del denominado Delta 1, un barco hundido en aguas del puerto de Cádiz, datado en el siglo XVII d.C. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que va a ser la primera vez que se extraen los restos de un navío hundido del fondo marino para poder estudiarlo en tierra.

La arquitectura naval hallada corresponde con la de un barco robusto preparado para la navegación atlántica. Se trata de un armazón de gran calidad. Con una eslora de más de cuarenta metros, “el barco todavía encierra numerosas incógnitas y para tratar de desentrañarlas se ha diseñado esta novedosa misión”, confiesa el investigador del INAPH y profesor del departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, José Antonio Moya, uno de los integrantes del equipo. Una vez estudiado, el galeón será devuelto al mar, debido a la falta de tecnología para conservarlo fuera del agua.

El pecio fue descubierto en 2013 y en él se localizaron veintisiete cañones de fabricación sueca, cinco anclas y un cargamento de lingotes de plata procedentes de las minas de la actual Bolivia. El nombre actual corresponde a la zona marítima en la que fue hallado, a la espera de poder identificar el nombre real del galeón.

Tal y como explica Moya, “el trabajo que estamos llevando a cabo desde la UA consiste en la documentación tridimensional de alta precisión mediante fotogrametría y planimetrías topográficas del pecio en diez fases diferentes”. Este sistema de registro garantiza la conservación de la geometría y la textura de cada nivel constructivo del barco, así como la identificación de cada elemento de unión marcado en el proceso de desmontaje.

Para la documentación tridimensional se han combinado varias técnicas de registro mediante fotogrametría utilizando cámaras digitales, drones, equipos de iluminación, estación total y programas de procesado matemático y tratamiento de imágenes. El trabajo, que afronta ya la recta final, contendrá cerca de 30.000 imágenes digitales y diez capas de registro a partir las cuales se ha creado el modelo tridimensional del pecio. Además de José Antonio Moya, esta parte del proyecto cuenta con la colaboración de Abel Martín Bejarano, egresado de la UA y responsable de la start-up cultural La Sibila de Cádiz.

El barco fue extraído del fondo marino el pasado mes de julio mediante una compleja operación de buceo para elevarlo a la superficie y trasladarlo hasta el muelle 5 del puerto de Cádiz. Desde allí, dos grúas lo izaron a la superficie y lo colocaron sobre un colchón de sacos de arena en el muelle, donde le instalaron una enorme carpa y un sistema para mantenerlo empapado en agua.

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