Entrevista > Laura Gascón / Directora territorial de Hidraqua en València
Como gerente territorial de Hidraqua en València, y al igual que miles de personas, Laura Gascón ha vivido una situación inédita como la que deja la DANA, tanto a nivel personal, como a nivel profesional en la compañía a la que representa.
Con más de veinte años de experiencia en gestión del ciclo integral del agua, nunca se había enfrentado a nada similar.
Catástrofe natural
El 29 de octubre de 2024 es una fecha instalada ya en la memoria colectiva de los valencianos y los españoles, la peor catástrofe natural en la Comunitat Valenciana en los últimos cien años. Montserrat, Montroy, Alfafar, Guadassuar, Riola, Torrent, Aldaia, Picanya, Xirivella, Beniparrell, Ribarroja… son municipios gestionados por Hidraqua o alguna de las empresas mixtas de las que forma parte; también, algunos de los lugares más afectados por el paso de la DANA.
«Se han multiplicado los recursos y se ha ido siempre de la mano de los ayuntamientos»
¿Qué es lo primero en lo que se piensa ante un evento climático de esta magnitud?
Tanto a nivel personal, como profesional, lo primero son siempre las personas. No hay nada a lo que te enfrentes que no te lleve en primera instancia a un “¿los míos están bien?”.
Y así fue el 29 de octubre; nuestro primer pensamiento fue para todo nuestro personal que se encontraba trabajando en campo esa tarde y la incertidumbre posterior. Nuestra prioridad inicial fue constatar que toda la plantilla estaba a salvo de la situación, algo que inicialmente no pudo ser.
¿Por qué fue tan complicado?
Los problemas de comunicación nos mantuvieron también en vilo durante horas, especialmente en localidades como Montserrat, Montroy o Alfafar, de las que no nos llegaba ninguna información de la situación personal de los trabajadores.
Como el resto de la población, tuvimos situaciones de todo tipo, con trabajadores atascados en la V-30 y rescatadas posteriormente por la Guardia Civil, o confinados en oficinas por su seguridad. En todo momento, el mensaje fue de salvaguarda por encima de todo.
¿Cómo se acomete el día posterior especialmente desde el punto de vista de la gestión del ciclo integral del agua, del abastecimiento de un servicio esencial como este?
Como todos, con la luz del día posterior fuimos realmente conscientes de la magnitud de lo que había acontecido; a continuación, la necesidad es poder llegar a los lugares en los que sabes que la empresa hace tanta falta. Personalmente, hice varios intentos de acceder desde Paterna, pero era físicamente imposible el acceso desde la zona norte de la ciudad.
Fueron días de comunicación telefónica 24/7, con las dificultades que conllevaba por la caída de las comunicaciones, fuimos apoyándonos en el personal que vive en cada población afectada para llevar a cabo esos primeros análisis de situación.
«El esfuerzo es posible gracias a todas las compañías de nuestro grupo empresarial, que se desplazan desde diferentes puntos del territorio nacional»
¿Y el siguiente paso?
Lo siguiente es dar prioridad al restablecimiento del servicio de abastecimiento de agua, reparar las infraestructuras dañadas del modo que fuese, todo con el objetivo de poder devolver el servicio en un momento crítico. Hemos tenido que enfrentarnos a situaciones dispares, según los municipios.
En lugares como Alfafar, en los que la afectación de la DANA ha sido tremenda y donde ni siquiera era posible reconocer las calles por las que transitabas, al día siguiente pudimos acceder con personal técnico y empezar a restablecer el servicio por puntos de suministro provisionales, por los que empezaron a tener agua en las zonas bajas.
Los testimonios de los vecinos atestiguan que fueron las primeras brigadas que vieron aparecer y eso les supuso un pequeño halo de esperanza dentro del inmenso desasosiego que se vivía. En otros, como la zona Vall dels Alcalans, en los que en apariencia los daños exteriores eran menores, la afectación en las infraestructuras que gestionamos fue inmenso e imposible de reparar en el corto plazo, con la caída del puente sobre el Río Magro por el que discurría, hasta ese día, una tubería esencial para el abastecimiento de la población.
¿Cuál diría que ha sido la gestión técnica más difícil de atender desde el punto de vista del abastecimiento?
Como actuaciones destacadas podemos hablar de las reposiciones de servicios que cruzaban precisamente algunos de los protagonistas de esta inundación, como son el río Magro y el barranco del Poyo, para lo que se tuvieron que realizar reparaciones de las conducciones de agua principales en tiempo récord.
En ambos casos no se trataba sólo de reponer una instalación de agua potable, había que reconstruir puentes que ya no existían sobre los cauces.
En poblaciones como Montserrat y Montroy, nos hemos encontrado con menos daños materiales en apariencia, pero con daños en infraestructuras de gran envergadura, en concreto, la que he mencionado en el Río Magro, de un ancho habitual de 18 metros, convertido en 40 metros de cauce de margen a margen y con caudal abundante discurriendo, un puente derruido y, sobre todo ello, sin posibilidad como en otros municipios de suministro alternativo para unas 4.000 personas.
«Los testimonios de los vecinos atestiguan que las primeras brigadas que vieron aparecer fueron las de Hidraqua y eso fue un halo de esperanza en medio del desasosiego»
Por tanto, se deben tomar decisiones inéditas y en tiempo récord…
En definitiva, una gestión técnica de lo más compleja para devolver el abastecimiento, con el tiempo apremiando y sin posibilidad de una planificación y diseño de obras como llevamos a cabo en otras circunstancias.
Sumando a ello la dificultad de suministro de materiales de obra, de canteras, los problemas de acceso físico a las zonas… y unas comunicaciones deficientes en los primeros días que nos obligaban en ocasiones a desplazarnos físicamente por el municipio para poder tener cobertura y contactar para coordinar el trabajo o, incluso, a desplazarnos entre zonas para hablar en persona, por imposibilidad de comunicación telefónica.
Hidraqua forma parte de un gran grupo empresarial. ¿Qué destacaría en este sentido con respecto al episodio vivido en Valencia?
Somos una empresa del sector del agua y del medioambiente que desarrolla su actividad (captación, potabilización, distribución, depuración y reutilización), por concesión o empresas mixtas, en 79 municipios de la Comunidad Valenciana desde 1971.
Formamos parte, además, del grupo empresarial Agbar-Veolia. En situaciones como ésta, la disponibilidad de medios técnicos y humanos está siendo esencial a la hora de enfrentarnos al desastre de la DANA.
¿Cuál ha sido la colaboración?
Tanto por parte de otras sociedades dentro de la Comunidad Valenciana, como de otros puntos del territorio nacional, el ofrecimiento de ayudar estuvo desde el primer momento y ese apoyo ha sido esencial en los trabajos de recuperación del servicio, de reparación de infraestructuras y de ayuda a la población afectada.
En los momentos iniciales, por ejemplo, en los que la necesidad de contar con camiones-cuba para poder abastecer mientras se llevaba a cabo el restablecimiento del suministro, tuvimos ofrecimientos desde todas las geografías; en ocasiones, ha sido posible llegar con vehículos antes desde Murcia, Alicante o Albacete que desde, por ejemplo, Quart de Poblet desde donde no era posible el acceso a zonas afectadas.
«Trabajar en equipo ha sido esencial, colaborando con medios incluso con empresas de la competencia en poblaciones que no gestionamos»
¿Y a nivel humano?
A nivel humano, nos hemos sentido totalmente respaldados por compañeros de todas las geografías. En estas semanas hemos multiplicado por cinco los recursos humanos dedicados a estos municipios. Me gustaría destacar la importancia de esta ayuda ‘exterior’ y ‘no tan contaminada’ por el impacto psicológico de vivir aquí.
En ocasiones, las soluciones las han aportado compañeros de otros lugares que, con esa visión exterior y quizá sin la presión personal de ser de la zona, de estar atendiendo a diferentes aspectos a la vez y a todo tipo de necesidades de nuestros ayuntamientos, han podido dar con la respuesta técnica que requeríamos, apoyando en todo momento a nuestro personal local, gran conocedor sobre el terreno de las redes de abastecimiento y saneamiento.
En definitiva, hemos trabajado en equipo con el objetivo de cumplir con la labor esencial que desarrollamos en los municipios, colaborando con medios incluso con empresas de la competencia en poblaciones que no gestionamos, en un momento en el que el pensamiento de todos ha estado en el bienestar de la ciudadanía.
¿Qué otras acciones se realizaron en esos primeros momentos?
Junto a lo anterior, se han realizado envíos tanto de material hidráulico de todo tipo para restaurar las infraestructuras dañadas, como de más de 80 vehículos (furgonetas, camiones, grupos electrógenos, camiones cuba, camiones para la limpieza de alcantarillado, etc.) así como bombas de achique, herramientas, EPIs, vestuario de trabajo, equipos de respiración y detectores de gases multiparamétricos para el trabajo en espacios confinados, menús de comida de día completo, etc.
Durante los primeros días se puso en marcha también un servicio de transporte diario de ida y vuelta entre Valencia y Alicante para el envío de muestras de agua, obtenidas en la zona afectada, para ser analizadas en los laboratorios del grupo en la provincia de Alicante, con el fin de controlar la calidad del agua, en coordinación con las autoridades sanitarias.
Hemos hablado de abastecimiento, pero, si algo ha puesto en valor la gestión de este episodio, es también el alcantarillado, algo que quizá al ciudadano le pasa más desapercibido en el día a día…
El alcantarillado ha sido realmente uno de los grandes protagonistas de las consecuencias de la DANA y, por ello, de lo que más se está hablando. En este sentido, destacaría la importancia de la anticipación.
Desde el día 31, y en previsión de lo que ya veíamos que podría suceder con el alcantarillado, iniciamos labores con camiones-cuba, trabajando para su restablecimiento en los puntos en que era posible el acceso de vehículos de ese tamaño, una estrategia clave para que ahora empiece a fluir con ‘cierta normalidad’ dentro de la excepcionalidad en que vivimos.
Siempre con la premisa de que se trata de un trabajo muy cíclico, sobre el que hay que recurrir; avanzar, sin perder de vista lo ya hecho, porque sigue habiendo vertidos constantes.
«Es muy importante dotar a estos municipios de las máximas ayudas posibles, de las inversiones ahora más necesarias que nunca»
Imagino que eso ha ido cambiando con el paso de los días.
A medida que los accesos han ido siendo mejores, hemos ido incrementando la dotación de vehículos de diferentes tamaños y potencias para poder atender las redes generales y las de menor tamaño, como acometidas, pero siempre bajo la premisa de que el trabajo realizado tiene que ser objeto de revisiones posteriores y nuevas actuaciones.
Lo cierto es que ha sido, y está siendo, uno de los trabajos más arduos a los que nos estamos enfrentando. Todo ello, con una planificación centralizada que nos permite en todo momento tener la visión general de las necesidades, evaluar los avances y, sobre todo, gestionar y dedicar los recursos con sentido y de la forma más eficiente posible.
Miramos ahora al futuro, ¿a qué retos se enfrenta Hidraqua?
Una vez repuesto el servicio, el reto para Hidraqua es volver a prestarlo como lo hacía antes del 29 de octubre. Hay mucho trabajo por delante en este sentido, a nivel eléctrico, mecánico, de obras e infraestructuras que irán regularizándose gradualmente, pero sin pausa.
Podemos decir que estamos entrando en cierto orden, pero no normalidad. La prioridad, por tanto, es poner todos los recursos y esfuerzos en un plan de prioridades que nos acerquen día a día a esa ansiada meta. Mientras, hemos de seguir atendiendo urgencias que siguen surgiendo, dentro de una planificación general.
Qué le gustaría añadir…
Para cerrar, destacaría la importancia de dotar a estos municipios de las máximas ayudas posibles, de las inversiones ahora más necesarias que nunca, de toda la planificación y medios para alcanzar esa normalidad que, por ahora, vemos en el horizonte.