Entrevista > Juanjo Maestro / Exjugador de balonmano (Petrer, 27-junio-1958)
Juanjo Maestro es todo un emblema del deporte rey de nuestra localidad: el balonmano. Le transmitió esa pasión su hermano mayor, Jesús, igualmente jugador, llegando a ser un enorme pivote, “de esos que tanto molestaban a las defensas”, dice sonriente.
Nunca abandonó Petrer, pese a tener interesantes ofertas, y tras retirarse en 1987, su carrera como técnico se desarrolló principalmente en Elda. “Ambos municipios son cuna del balonmano nacional, con muchos jugadores surgidos de aquí, como Gedeón Guardiola o Paula Arcos”, apunta.
Recientemente el ayuntamiento local reconoció su longeva trayectoria, en un acto que me agradó, “aunque no me lo esperaba”. Jubilado de sus funciones administrativas, “decidí dar un paso atrás también en los banquillos”. Pasa ahora los días paseando, tranquilo, y visionando mucho balonmano, a ser posible en directo.
¿De dónde procede tu pasión por este deporte?
Elda y Petrer son una zona de balonmano y, siendo yo pequeño, mi hermano Jesús -doce años mayor que yo- empezó a jugar en el Pizarro. Bajaba con seis años de la mano de mi cuñada Mª Carmen a ver los partidos, y poco a poco me fui aficionando.
Tiempo después, cuando empecé en el instituto, uno de los profesores era Laureano García, precisamente portero de ese equipo. ¡Ahí se respiraba balonmano por todos lados!
«Petrer y Elda son una isla en la que brota el balonmano, con numerosos jugadores y afición»
Petrer, ¿qué tiene con el balonmano?
Es una isla que brota balonmano. A raíz del Pizarro se generó una gran afición a este deporte, tanto en Petrer como en Elda; han salido muy buenos jugadores y ambos equipos están en la élite.
Es el deporte que más mueve en la ciudad: el Petrer dispone de diecisiete conjuntos entre benjamines y alevines, tres-cuatro de infantiles, igual que juveniles. Aparte, el primer equipo. En Elda sucede algo parecido.
¿Cómo fueron tus inicios?
Recuerdo que cuando se creó la normativa de la pista cubierta, el equipo de Petrer se fusionó con el Centro Excursionista de Elda, y allí se fueron a jugar. Nos quedamos unos críos sin nada, pero formamos un club, que logró el ascenso a Segunda en 1980 y a Primera un año más tarde.
¿Qué tipo de jugador eras?
Un pivote fuerte y grande para la época, haciendo mucho daño a las defensas rivales. Hoy, con 1,85 metros, sería pequeño. Mi estilo era similar al de Julen Aguinagalde, salvando las distancias: peleón, jugando mucho para mis compañeros. ¡Pienso que se me daba bien!
«Mi estilo era similar al de Julen Aguinagalde, muy peleón, jugando para mis compañeros»
¿No pudiste fichar por un grande?
Sí que se dio la opción, en 1981, pero no quise. Acababa de ingresar en el ayuntamiento. Lo valoré, porque tenía mis necesidades en cuanto al balonmano cubiertas en mi municipio, estaba entrenando también a juveniles… No me arrepiento, he disfrutado mucho de este deporte.
¿Cuáles son los valores que te brindó el balonmano?
Fundamentalmente disciplina, saber estar y la camaradería; el compañerismo entre nosotros. Aparte del gustazo que me dio jugar y entrenar, albergo numerosos amigos por toda España.
No quiero compararlo con otro deporte, pero siendo el nuestro de choque, que te aporte tantos amigos dice mucho. Tiene mucha nobleza; jamás vi a nadie ir con maldad, un poco como en el rugby, donde hay componentes de bien hacer.
¿Tuviste opción de llegar a la selección?
Sinceramente pienso que no. En aquella época había grandes pivotes, superiores a mí, como Juanón de la Puente o Juanqui Román. El balonmano nacional siempre ha tenido muchísimo nivel, al igual que en baloncesto o fútbol.
«Los valores que me ha dado este deporte son disciplina y saber estar, además de muchos amigos»
De los mejores del mundo.
Sin duda. El balonmano, no obstante, es un deporte muy igualado, en el que los ocho mejores del mundo están en un gol. Me refiero a Dinamarca, Suecia, Francia, Alemania, nosotros… Los exyugoslavos (serbios, croatas o eslovenos) han bajado un escalón, al contrario de selecciones como Egipto o Hungría.
¿Te sorprende el crecimiento de Egipto?
No. Si nos damos cuenta esos equipos han evolucionado tanto -como también Qatar o Brasil- gracias al trabajo de técnicos españoles. ¡Hay más de cien preparadores nacionales trabajando en el extranjero, ocho o nueve en selecciones!
Por ejemplo, Valero Rivera, grandísimo entrenador del FC Barcelona y España, fichó por el combinado qatarí y revolucionó el balonmano en ese país.
¿Cómo fue el reconocimiento que te rindió tu pueblo?
No me lo esperaba en absoluto, porque mis últimos años como entrenador de balonmano los pasé en Elda. Ser premiado como Leyenda del Deporte de Petrer es un honor: fue una gran alegría, pues en mi pueblo no he trabajado todo lo que quisiera.
Sin embargo, recordemos, soy cofundador del Balonmano Petrer y elaboré, junto a Pepe Maestre, los estatutos que se mantienen hoy en día.