Entrevista > María Maroto / Actriz (Catarroja, 4-marzo-1986)
María Maroto tenía tan claro su deseo de ser actriz que a los tres años ya lo manifestaba. Todavía sensibilizada por el drama sufrido en València, “pero feliz por la acción de los voluntarios”, reconoce que el papel de Raquel en ‘L’Alqueria Blanca’ fue un antes y un después en su carrera profesional.
A caballo entre Madrid y València, ha participado en numerosas producciones, como ‘Los años nuevos’, de estreno reciente. “Es la última creación de Rodrigo Sorogoyen, sumamente recomendable”, avanza. Pronto la veremos en ‘Mar afuera’ y anteriormente nos hizo reír y disfrutar en ‘Todo lo otro’, de Abril Zamora, “serie a la que le tengo mucho cariño”.
Otros la descubrieron en ‘L’àvia i el foraster’, preciosa película que trata aspectos como la xenofobia, el miedo a lo extraño y el amor. En el film de Sergi Miralles es Eva, amiga de la infancia y expareja de Enric (Carles Francino) que desarrolla un pequeño pero determinante papel.
¿Cómo has vivido el drama de la DANA?
Lo que más me sorprende es la mala gestión, en general, poniendo en evidencia que el sistema no funciona y que deberíamos contar con un organismo de emergencias -fuera de la política- comandado por personas capacitadas y profesionales. ¡Se debe priorizar lo que toca, porque el abandono que hemos vivido es inaceptable!
Hablemos de aspectos más agradables, ¿por qué te haces actriz?
Durante la celebración de las Fallas se hacen diferentes representaciones teatrales y yo, desde bien pequeña, decía “¡quiero estar ahí!”. Me apuntaron a una porque deseaba estar sobre un escenario, no me planteaba nada más.
Seguidamente hice algo de teatro en mi pueblo, Catarroja, y me apunté a unos cursillos, donde realizamos algún cortometraje, antes de formarme en la Escuela del Actor de València.
«Estar en la ‘L’Alqueria’ hizo que el público de la Comunitat Valenciana me conociera, supiera cómo trabajo»
¿Tu papel en ‘L’Alqueria Blanca’ marcó tu carrera?
Sin duda. Recuerdo ver esa serie, la primera temporada, tan bien hecha. Anhelaba estar en esa producción y pasó, el sueño se hizo realidad: entré el segundo año y, aparte de trabajo y amigos, me aportó muchísima experiencia.
Estar en un proyecto como ‘L’Alqueria’ hizo que el público de la Comunitat Valenciana me conociera, supiera cómo trabajo, y ¡claro que fue un antes y un después! Hizo que no tuviera que estar llamando puertas.
¿Dónde te sientes más a gusto?
En el audiovisual me encuentro muy cómoda, también porque ahí comencé. Sin embargo, echo mucho de menos el teatro; son tan incomparables que me cuesta escoger. Me apasiona el teatro minimalista en cuanto a la forma de actuar.
Sobre el escenario hay algo mágico que no lo encuentras en el cine, el absoluto presente, es decir, entrar y hacer el viaje completo, sin parar, y ver cómo evoluciona la función con el paso del tiempo, cómo aparecen aspectos nuevos.
«En el audiovisual me siento especialmente cómoda, aunque echo mucho de menos el teatro»
¿Cuáles son las cosas que has ido aprendiendo de los compañeros?
La parte humana es lo que más me agrada. Cada actor tiene una forma peculiar de trabajar y poder acoplarte al compañero -y viceversa-, encontrar una forma de compenetrarse, es de las cosas más bonitas de esta profesión. ¡Lo disfruto muchísimo!
Más allá del estudio en casa, cuando interpretas una obra de teatro, estás con el otro y debe haber una conexión, ser uno, a favor de la historia que estamos contando.
Tuviste un papel pequeño pero clave en ‘L’àvia i el foraster’.
Me gusta especialmente ese punto que tiene la película, en todos los temas que trata, porque no es explícita ni alecciona, ni tampoco es excesivamente moralista.
Respecto a mi papel, resulta muy chulo que con una expareja, con la que te has portado muy bien, hay un amor que va más allá de la amistad, algo que pudo ser. Y cuando parece que le puedes cambiar la vida, dejando a la mujer actual, finalmente no pasa.
«Me gusta el punto que tiene ‘L’àvia i el foraster’, porque no es explícita, ni tampoco quiere aleccionar»
¿No te parece precioso?
¡Y tanto!, que haya esa relación, que pueda pasar algo entre ellos, besarse incluso, pero es desde el cariño, demostrando que hay muchas formas y vertientes de amar. Es tan bonito, porque trata el amor de verdad, el incondicional.
Muestra que estamos en momentos diferentes de la vida, que nos queremos mucho, pero que eso no significa que debamos estar juntos.
¿Qué estás haciendo en Madrid?
Mi relación con esta ciudad es muy de ida y vuelta. Comencé a ir a Madrid para trabajar en teatro con Abril Zamora, hace muchos años, y retorné poco después de la pandemia. Paso en la capital los tres meses del otoño, mi época favorita, y después vuelvo a València, donde acabo de finalizar la última temporada de ‘L’Alqueria Blanca’.