Entrevista > Olga Parra / Pintora y escritora (Torrevieja, 22-enero-1983)
La historia que nos relata la pintora Olga Parra en su primera novela, ‘Yātra. Vuelta a India’, es profundamente real y auténtica. Narrado en primera persona, desvela lo que sintió en el país asiático, las diferencias culturales que afrontó y su huida antes de casarse con un compañero de trabajo local.
Los hechos sucedieron en 2012, pero no fue hasta los meses pandémicos cuando se atrevió a transcribirlos. En el país indio se enamoró de un profesor de teatro -cuyo nombre prefiere no desvelarnos- y, tras conocer la realidad del lugar, decidió marcharse, “literalmente huyendo”.
De esos aprendizajes procede el nombre de la novela, pues Yātra significa peregrinaje hacia el interior de uno mismo. La parte simpática de la trama muestra sus desventuras como mochilera por gran parte del país, acompañada de una amiga, “momento que salí de la burbuja y comprendí muchas cosas”.
«Después de un año en India, por inercia, comienzas a hacer lo mismo que las mujeres de allí»
Acabas de publicar ‘Yātra. Vuelta a India’.
Durante el confinamiento, estando sola en mi casa, acababa de conocer a Carlos Escolano (profesor de cine) y me preguntaba -igual que muchos otros- cómo fue mi año en India. Ya comenzaba a olvidar detalles, a lo que él me espetó ¡pues escríbelo!
Así lo hice, un poco como recuerdo propio, tipo diario… De hecho, escribí la novela del tirón, y no la he leído. Lo ha hecho y corregido mi pareja, Carlos. Prefiero leerla dentro de unos años, es para mi yo del futuro.
¿Por qué fuiste a India?
Aprobé unas oposiciones, pero le dieron la plaza a otra persona y se me presentaron varias opciones: coger una depresión o irme al otro lado del mundo. Tuve diversas ofertas (Pekín, Londres o Perú, por ejemplo), decantándome por India al ser lo más diferente a España. Viví principalmente en la ciudad de Sanawar, pero conocí muchas más.
¿Qué has querido contar en la novela?
Todo lo que aprendí durante el año que pasé allí, como profesora en un internado de los Himalayas. Me enamoré perdidamente de otro docente y estuve cerca de casarme, hasta que me di cuenta del modo de vida hindú, el patriarcado existente, tan latente.
«Vivir en India era como estar en una película constante, me sentía como un pulpo en un garaje»
¿Ha sido duro revivirlo?
Debido a eso lo escribí del tirón, sin parar. Mi idea inicial era hacer un libro ilustrado, pero algo casi febril hacía que no pudiera detenerme. En el confinamiento solo redactaba y pintaba, y ¡hasta me molestaba tirar la basura, porque perdía tiempo!
Por la noche, para no encender el ordenador tenía un cuaderno de notas en el que escribía todos los recuerdos que me iban viniendo.
India para ti es…
Uf, representa la diversidad, que todo se puede hacer de otra manera, la espiritualidad de las personas y la magia de lo oculto. También muestran un gran respeto por su cultura, sus dioses.
Vivir en India era como estar continuamente en una película. Me sentía muy extraña, como un pulpo en un garaje o un extraterrestre recién llegado.
¿Llegaste a pasar miedo?
Hubo situaciones de peligro, porque la mujer debe tener mucho cuidado al hablar de un país extremadamente machista. Ahora me he hecho feminista, antes no lo era.
¡Llegué a hacer lo que hacían ellas!, envuelta en una nube o inercia, al llevar un año y tener como pareja a un indio. Si te casas con una persona de allí, también lo haces con el resto de la familia, con lo que ello conlleva.
«Una mujer occidental no puede relacionarse con un hindú, la tachan al momento de mujer despreciable»
¿En qué momento decides su publicación?
Carlos la leyó y me dijo que lo merecía. Insisto que no la he leído, sencillamente no puedo, pues estaría pensando cómo hacerlo mejor, qué partes eliminar… no me concentraría en el propio relato, sino en las formas.
Háblanos de la presentación singular.
Estoy muy contenta. El Centro Cultural del Casino de Torrevieja se llenó. Contamos con unas chicas de la Escuela Municipal de Danza, que nos ofrecieron unos bailes típicos. Quise hacer una oda a la diosa Saraswati, la de las artes y creatividad, mediante un rezo que igualmente está en el libro.
La acogida está siendo excelente, con la primera edición casi agotada. Vamos a hacer otra y una más reducida en inglés, con pequeñas variaciones.
¿Por qué?
Debido a que sucedieron aspectos prohibidos para el instituto, como ser novios. En India una occidental no puede relacionarse con un local, la tachan al momento de mujer despreciable.
El libro podría continuar, porque pasé seguidamente un año en El Salvador, donde pude desconectar y olvidarme de todo lo vivido. Pero no es comparable a la fantástica historia sucedida en India.