Entrevista> Ramón Espinosa Sáez / Secretario técnico de ASAJA Alicante (Alicante, 20- febrero- 1973)
2024 ha sido un año complicado en la provincia de Alicante para la agricultura. La sequía que venía ganando fuerza años atrás se ha convertido en un problema que ha llegado para quedarse.
El año hidrológico 2023-2024 ha cerrado con un déficit pluviométrico del 56%, el más árido desde que hay registros, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Esto ha conllevado importantes pérdidas económicas para todos los cultivos, sobre todo para los de secano, como el olivar, la cereza, el cereal y la vid.
Tampoco olvidaremos este año pasado por las plagas importadas de terceros países, destacando la llegada del ‘trips’ (insecto) de Sudáfrica, que deja en una situación de vulnerabilidad al agricultor al no contar con materias activas autorizadas para combatirlas, hecho que afecta a su rentabilidad.
El limón ha sido el fruto más perjudicado en el 2024, especialmente en la Vega Baja.
Así es, la campaña 2023-2024 ha sido históricamente negativa para los citricultores de la Vega Baja. Unos precios muy bajos en origen que no han llegado a los 0,10 céntimos el kilo, y las importaciones de terceros países como Egipto, Turquía y Sudáfrica han sido las principales causas.
En esta zona el limón representa el sesenta y cinco por ciento de la producción provincial, por lo que el varapalo ha sido significativo y el escenario desolador, con campos de limones en el suelo. Sin embargo, la campaña que arrancó en septiembre está yendo mejor en calidad, calibre y precio.
¿Qué otras cosechas destacaría?
Por poner un punto positivo, la uva de mesa del Vinalopó, adscrita a la Denominación de Origen Protegida (DOP), ha sido satisfactoria: los mercados han funcionado correctamente a lo largo de toda la temporada, con una demanda estable que ha permitido la comercialización sin alteraciones y una calidad óptima.
Además, cabe destacar el esfuerzo que están realizando en Pego con la producción de arroz y el crecimiento de la variedad bombón, y la recuperación de otras antiguas más resistentes al clima. Por contra, el cereal ha cerrado una campaña con una merma del noventa por ciento por la falta de humedad del terreno y las altas temperaturas. Tampoco ha sido bueno para la cereza ni para el almendro.
«Esperamos que se acometan las infraestructuras hídricas que necesita esta provincia»
¿Cómo ha afectado el nivel de sequía a los agricultores de la provincia en este pasado año y qué proponen?
Hemos reclamado un plan de choque a la Conselleria. Las ayudas directas son importantes y bienvenidas pues suponen un balón de oxígeno, pero hay que dar un paso más y crear estrategias a medio y largo plazo que garanticen la supervivencia de estos cultivos.
Proponemos que se autoricen como apoyo regadíos sociales con aguas urbanas regeneradas, y una reconversión que renueve los árboles afectados y envejecidos prematuramente por efecto de la sequía prolongada, pues han dejado de ser productivos a la vez que muchos de ellos irrecuperables.
¿Los bajos precios en origen y el desequilibrio en los eslabones de la cadena alimentaria tendrán solución?
Los bajos precios en origen constituyen la principal lacra de nuestro sector. Tenemos una estructura de mercado que penaliza a la producción, y urge un cambio de cultura en las relaciones comerciales que garanticen ingresos justos para agricultores y ganaderos.
Y esto se tiene que hacer vía legal, a través del funcionamiento de la Ley de la Mejora de la Cadena Alimentaria, y con la dotación de recursos humanos a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) con más inspecciones. Conseguir la estabilidad en los precios es vital, porque los bajos arruinan a los agricultores sin que el consumidor pueda comprar más barato. Además, necesitamos mayor protección y apoyo desde Bruselas.
«Proponemos que se autoricen regadíos sociales con aguas urbanas regeneradas»
¿Por qué se sigue permitiendo la importación de otros países que no cumplen las mismas normativas sanitarias que nosotros y que perjudican nuestras ventas?
Desconocemos la causa, pero lo que sí tenemos claro es que la agricultura es a menudo una moneda de cambio para conseguir otros intereses.
La Unión Europea (UE) se olvida de que está poniendo en peligro el sector primario, el más importante de todos, el que genera alimentos sanos y de calidad, y también desprecia a la sociedad permitiendo la entrada de frutas y hortalizas que comprometen la seguridad alimentaria, poniendo en riesgo a los consumidores europeos.
¿Cuáles son las expectativas que tienen en este año 2025 y cuáles siguen siendo las principales reivindicaciones?
Esperamos que se acometan las infraestructuras hídricas que necesita esta provincia y que se deje de poner en duda la permanencia del Trasvase Tajo-Segura, irrenunciable e insustituible para el sector agrario.
Asimismo, reclamamos un etiquetado obligatorio que informe al consumidor sobre el origen de los productos y una reducción de la burocracia, evitando imposiciones que generen pérdidas y despoblación.
«A menudo la agricultura es una moneda de cambio para conseguir otros intereses»
¿Será el 2025 un año reivindicativo?
Seguiremos luchando para que todas las administraciones nos escuchen y actúen como facilitadoras del trabajo de los agricultores y ganaderos de la provincia. Llevamos en nuestro ADN una esencia reivindicativa que es nuestra seña de identidad, e insistiremos en buscar esas soluciones tangibles que necesita con urgencia el sector.
¿Qué le espera a la agricultura en el futuro cercano?
En mi opinión, van a ser cruciales los próximos tres, cuatro años, pues se va a definir el modelo agrario. El gran reto es mejorar los ingresos de los productores, ganar en competitividad y hacer rentables las explotaciones.