Entrevista > Sabina Rubí / Bailaora (Carmona, Sevilla, 14-agosto-1988)
Sabina Rubí es una bailaora de la que dicen quienes la ven bailar que tiene fuego en la sangre y duende en el alma, y que su baile es un grito de pasión y verdad. Lo ha vivido desde muy niña gracias a su madre, también bailaora. También ha aprendido de reconocidos maestros como La Tati, Carmela Greco o Carmen Lucena.
Con fuerza, pasión y arte, su baile es puro sentimiento, y cada movimiento transmite la historia de su gente. Tiene una mirada intensa y su energía en el escenario la convierten en una bailaora con mucha personalidad, y no solo sigue el compás, lo lleva en la sangre.
Desde sus inicios, ha seguido fiel a sus raíces, llevando el flamenco más puro a cada escenario. Con pasión y entrega ha conquistado Rusia, donde su arte y autenticidad han emocionado al público. Su fuerza, duende y compromiso la han convertido en un referente, y reclama mayor presencia del arte gitano en los escenarios.
¿Cómo empezó tu historia como bailaora?
Como quien dice nací ya con el flamenco en la sangre. Mi madre era bailaora profesional, crecí viéndola bailar, y ya con solo cuatro añitos dicen que ya apuntaba maneras. Y así crecí… bailando, que era lo que me gustaba.
¿Y el duende se tiene o también se hace?
El duende como decía Lorca es lo que te viene y que te entra. Pero está claro que por mucho arte que tengas te tienes que formar para aprender la técnica. También hay mucha gente que a lo mejor no ha nacido con tanto, pero que se preparan y acuden a buenos maestros y al cabo de los años también pueden llegar ser buenos artistas. Pero desde luego el flamenco hay que sentirlo.
«El duende, como decía Lorca, es lo que te viene y que te entra»
¿Tú estás dando clases a futuras bailaoras?
Si, trabajo para una academia en Gran Alacant donde doy clases e intento transmitir a mis alumnas todo lo que sé, y contagiarles mi pasión por un arte tan nuestro como el flamenco.
Llevas años yendo a Rusia con frecuencia. Con un carácter tan frío como tienen, ¿es cierto que adoran el flamenco?
No te lo puedes ni imaginar. Se habla mucho de Japón, que desde luego es cierto que tienen locura por el flamenco, pero es que Rusia no se queda atrás, y también tienen etnias parecidas a la mía.
Llevo muchos años bailando en Moscú y muchas otras ciudades donde les apasiona el flamenco y su baile, y paso largas temporadas. No solo voy a bailar, también doy clases de baile porque hay muchas academias de flamenco allí, más de las que te imaginas. El flamenco es universal y gusta en todo el mundo.
«En Rusia, donde trabajo con frecuencia, tienen pasión por el flamenco»
¿Es cierto que hablas ruso perfectamente?
Hablo ruso, y efectivamente lo hablo perfectamente, hasta el punto que soy traductora de ruso y también me dedico a ello. Hay temporadas que paso seis meses trabajando en Rusia y tenía que aprender el idioma por muy difícil que fuera, así que me puse a estudiar y me saqué hasta el título de traductora.
Y ahora, tal y como están las cosas en Rusia, ¿tienes previsto volver?
Por el momento no. La última vez lo pasamos muy mal porque justo estalló la guerra con Ucrania y lo tuvimos muy difícil para volver. Cortaron el tráfico aéreo y tuvimos que salir en coche atravesando fronteras, con muchísimas dificultades y mucho miedo, y más siendo extranjeros europeos.
Afortunadamente todo quedó en un buen susto, pero por el momento hasta que no se solucione el conflicto no nos planteamos volver.
«Con respecto a las mujeres, en nuestra etnia se avanza, pero muy despacio»
Antes me decías que tu madre tuvo que dejar de bailar cuando se casó. ¿Siguen ocurriendo esas cosas en tu etnia con las mujeres?
Hemos avanzado bastante pero desgraciadamente es así. Yo no he tenido que dejar de bailar cuando me casé, pero he tenido que renunciar a contratos en Japón por ejemplo porque no incluían a mi marido en el contrato.
Te dicen que es por protección para que no te pase nada por ahí tan lejos tu sola, pero en el fondo es una manera de controlarte. Es algo que sigue vigente en nuestra cultura gitana con respecto a las mujeres. Se avanza, pero despacio.
¿Qué es lo más duro de tu trabajo?
Todos los trabajos tienen recompensas, pero también sacrificios. En mi caso las horas de ensayo no me suponen ningún sacrificio porque yo no puedo estar un día sin bailar, y le dedico cuatro horas al día o más de clases y ensayos, que no me supone ningún esfuerzo, al contrario.
Lo más duro es que a pesar de estar en el país del flamenco solo podemos actuar en tablaos, que cada vez quedan menos, en ferias o fiestas puntuales principalmente. No hay conciertos o festivales de flamenco como ocurre con otro tipo de artistas y estilos, y los teatros quieren otro tipo de actuaciones. Afortunadamente tengo trabajo, pero es muy triste que en la tierra del flamenco, Patrimonio de la Humanidad, se le dé tan poca importancia dentro de la cultura.