Natural de Galicia, de donde se siente, Iria Márquez (A Coruña, 13-julio-1981) pasó gran parte de su vida en Madrid -inicialmente en Torrejón de Ardoz-, antes de trasladarse a València en 2014. “Vine a esta tierra por amor, comenzando pronto a trabajar, especialmente en la Sala Russafa y de la mano de Arden Producciones”, rememora.
En la capital había estudiado interpretación, Filología Hispánica y “casi entero” el doctorado de teatro. Hoy en día es una de nuestras actrices más consolidadas, con destacados trabajos tanto en teatro como en cine, sin ir más lejos ‘Shakespeare en Berlín’, “la obra que marcó un antes y un después a mi llegada a València”, y ‘El perfume del tiempo’.
Igualmente docente, dramaturga, directora y productora, a mediados de febrero estrenó con éxito ‘Stellae’, de ‘Vivirei’, y en los próximos meses la veremos, con un pequeño papel, “haciendo de mala”, en ‘La invasión de los bárbaros’, film de Vicent Monsonís basado en el texto homónimo de Chema Cardeña.
¿Por qué te haces actriz?
Residiendo en Torrejón no tenía claro si dedicarme o no a la interpretación, fue más una casualidad. Comencé a hacer teatro con 14-15 años porque un novio mío de entonces también lo hacía (ríe) y poco a poco me fui quedando.
Había algo, supongo que la intuición -lo que más opera en nuestras decisiones- y ya no abandoné los escenarios. Me fui profesionalizando, sin abandonar los estudios de Filología, que obviamente después me ayudaron a la hora de escribir, dirigir…
¿Recuerdas esas primeras obras?
En un entorno universitario, con un pequeño grupo que formamos, hicimos ‘Agnes de Dios’, adaptando el guion de John Pielmeier. Colaboraba asimismo en mucho teatro de calle, proyectos culturales en Alcalá de Henares, una ciudad con gran movimiento en ese sentido.
Seguidamente estudié y trabajé en la escuela ‘La Guindalera’. Me ofrecieron labores de mayor responsabilidad y comencé como ayudante de dirección en diversas compañías de Madrid.
Es decir, lo de dirigir llegó solo…
Sí, porque como ayudante de dirección acabas aprendiendo de todo: iluminación, sonido, producción o interpretación. Siempre me he considerado muy generosa con el arte escénico, porque me gusta tanto el teatro… que deseo abordarlo desde muchos lugares, para tener una visión más completa.
«Un actor debería estudiar algo de dirección y un director, por supuesto, hacer un curso de interpretación»
¿Comprendes mejor a los actores cuando diriges?
¡Claro, es necesario verlo desde el otro lado! Considero que un actor debería estudiar algo de dirección y un director, por supuesto, hacer un curso de interpretación, en el que aprender qué siente la otra persona.
Mis inicios en la dirección están muy relacionados con la docencia, mediante numerosos cursos y talleres. Aprendes a dirigir, obligada a leer mucho teatro.
Si tuvieras que escoger entre tus facetas, ¿cuál sería?
Depende, porque la expresión -como actriz- tiene que ver con lo visceral, mientras la dirección te permite imaginar más, poner la música que te gusta, las luces que quieres, ser más dueña de lo que estás contando.
Ahora estoy más cómoda como actriz, también porque son muchos más años. En la dirección me siento especialmente orgullosa de ‘Un lugar de partida’, mi primera obra escrita y dirigida en València, ampliamente reconocida y un homenaje a mis padres, las fracturas que tuvieron que soportar tras emigrar a Alemania.
Uno de tus directores fetiche es Chema Cardeña.
Persona que ha modificado mi vida por completo. Apostó por mí cuando llegué a València y comencé en la Sala Russafa, dándome papeles en ‘Matar al Rey’ y su posterior ‘Trilogía de la memoria’. Chema es amigo, familia, director y muchas más cosas.
¿Qué es ‘Stellae’?
Se trata de un texto propio, que dirijo, produzco y también interpreto. Estrenamos con éxito el 13 de febrero, cuatro días en la Sala Russafa, aunque el proyecto lo inicié hace dos años, cuando fui seleccionada entre muchos autores para hacer el Laboratorio Insula Dramataria del ICV, pudiendo escribir en él ese texto. Ahora lo he podido producir.
«Estoy muy orgullosa de ‘Un lugar de partida’, un homenaje a mis padres, que tuvieron que emigrar a Berlín»
¿Cuál es su trama?
Trata de una familia que se instala en una casa que linda con un observatorio radioastronómico, con una metáfora de base, pues la luz es la comunicación. La obra representa un día, que es un año, en el que podrían comunicarse… o no.
Además, una mujer que vive en el pueblo padece de afasia y Carmela, la protagonista, intenta devolverle el habla, al tiempo que la comunicación con su familia se va desestructurando.
¿Quiénes te acompañan en la obra?
Marisa Lahoz, Vicent Pastor y Lucía Torres. ¡Ojalá podamos hacer una gira por muchos teatros de la Comunitat Valenciana!