La llegada de la Semana Santa marca, tradicionalmente, el arranque oficioso de una de las temporadas más intensas del año en la Marina Baixa. Esta comarca, conocida por su fuerte atracción turística y el profundo arraigo religioso de muchas de sus fiestas, incluidas por supuesto las de la conmemoración de la muerte y resurrección de Cristo, vive estos días con una dualidad singular.
Por un lado, las calles se llenan de procesiones y actos litúrgicos que rememoran La Pasión, muerte y resurrección de Cristo y, por otro, la llegada masiva de visitantes anuncia el comienzo de la temporada alta en localidades como Benidorm, l’Alfàs del Pi, La Nucía y Altea.
Benidorm es, sin duda, el epicentro turístico de la comarca. Con la Semana Santa, la ciudad experimenta un notable incremento de visitantes, muchos de los cuales aprovechan estos días festivos para disfrutar del sol y la playa, sobre todo, como es el caso este 2025, cuando estos días festivos llegan tan tarde en el calendario.
Ocio y Pasión en un metro cuadrado
A pesar de su imagen de destino vacacional, Benidorm también conserva una arraigada tradición religiosa que se hace muy evidente, sobre todo, en las fiestas en honor a la Virgen del Sufragio; pero que también se deja entrever en las procesiones de la Semana Santa benidormense que, organizadas por distintas cofradías, recorren las principales calles del casco antiguo y otros puntos de la ciudad.
Uno de los momentos más emotivos es la procesión del Silencio, que recorre las calles próximas a la parroquia de la Almudena en un sobrecogedor ambiente de recogimiento que ofrece un enorme contraste con la otra cara de la ciudad en estos días, la que ofrecen los miles de turistas que buscan terrazas, paseos junto al mar y ocio nocturno, generando una convivencia peculiar entre la espiritualidad y el hedonismo vacacional.
Uno de los actos más emotivos de estas fechas es la representación de La Pasión en La Nucía
Los primeros rayos en l’Albir
L’Alfàs del Pi es otro de los municipios de la comarca donde la Semana Santa se vive con gran fervor y, como en su vecina Benidorm, con buena parte de los visitantes buscando los primeros rayos de sol del año en la playa del Racó de l’Albir.
Las celebraciones religiosas tienen su epicentro en la parroquia de San José, donde se organizan las misas, las procesiones y otras actividades litúrgicas. En este caso, además, esa dualidad de la que hacíamos referencia al hablar de Benidorm no es tan exagerada ya que el ‘visitante tipo’ de l’Alfàs del Pi tiende a buscar tranquilidad y un turismo más relajado, combinando cultura, naturaleza y gastronomía.
Procesiones y playas a rebosar conviven en la siempre concurrida Benidorm
Representación nocturna en La Nucía
La Nucía es conocida por su apuesta por el deporte y la naturaleza, pero también vive con intensidad la Semana Santa. Sus calles se convierten en escenario de procesiones que congregan a fieles y visitantes, destacando la escenificación de La Pasión de Cristo, que cumplirá este año su 25ª edición y que supone una representación teatral nocturna y al aire libre, de las doce escenas de La Pasión y Muerte de Jesucristo.
Con el escenario de la escalinata de la Iglesia y el Calvari de fondo, en La Pasión se representan cuatro escenas: la última cena, el prendimiento en el Monte de los Olivos, las negaciones de San Pedro y el juicio y condena de Pilatos. Después se realiza otra escena, la primera caída de Jesús en la subida (en la esquina de la avenida Església con el carrer Joaquín Berenguer). El resto de las escenas se escenifican en las curvas de la subida al Calvari.
En paralelo, el municipio recibe a turistas y deportistas que aprovechan sus instalaciones de primer nivel y su entorno natural para practicar senderismo, ciclismo y otros deportes en unos días en los que son muchos los equipos, especialmente de deportes de base, que aprovechan los días festivos para concentrarse.
En 2025, la tardía llegada de la Semana Santa provoca una menor competencia de las estaciones de esquí
Procesión del Santo Encuentro
Altea, con su casco antiguo de calles empedradas y su emblemática iglesia de la Virgen del Consuelo, ofrece una de las Semanas Santas más evocadoras de la Marina Baixa. Las procesiones recorren sus estrechas calles, creando un ambiente de recogimiento y devoción que contrasta con la vida turística de la localidad. Uno de los momentos más destacados es la procesión del Santo Encuentro, que se celebra en la plaza de la iglesia y que cada año reúne a centenares de personas.
Sin embargo, la Semana Santa en Altea también marca el inicio de su temporada alta, con un notable incremento de turistas que buscan disfrutar de sus playas, gastronomía y oferta cultural. Así, las tascas y restaurantes del casco antiguo y del frente marítimo se llenan de visitantes que combinan el turismo con la posibilidad de presenciar una tradición centenaria.
Un equilibrio entre fe y turismo
La Semana Santa en la Marina Baixa refleja, en fin, la singularidad de una comarca que vive entre la tradición religiosa y la actividad turística y se podría decir, sin miedo a la exageración o al error, que a día de hoy la actividad turística de ‘sol y playa’, en una época del año en la que las estaciones de esquí comienzan a colgar el cartel de cerrado, ha cobrado ya mucha más importancia que las procesiones y los actos litúrgicos.
Los habitantes de la comarca y sus visitantes han aprendido a convivir con esta dualidad, adaptando sus celebraciones para permitir que la espiritualidad y el ocio coexistan sin fricciones.