Sant Joan d’Alacant cerró la vigesimoquinta edición de su Festival de Cine con una gala emotiva, repleta de referencias a películas que han marcado época. Pero si hay un nombre que este año brilla con luz propia en el palmarés es el de Carlos Gómez-Mira, director del cortometraje de animación ‘Carmen y la cuchara de palo’, ganador del Ficus de Oro y del premio más importante del certamen.
De récord
El cortometraje, una obra sensible y profunda, no solo ha conquistado al jurado entre los 1.154 trabajos presentados, récord absoluto en la historia del festival, sino que también ha emocionado al público con una historia que viaja entre generaciones a través de la mirada de una niña y las recetas de su abuela.
“Nos hace muchísima ilusión este reconocimiento, sobre todo porque es un premio donde la animación compite de tú a tú con obras de imagen real. No es lo habitual”, señala Gómez-Mira. Y es que, como él mismo apunta, en la mayoría de festivales la animación se relega a una categoría aparte. En Sant Joan, en cambio, “hemos competido en la selección oficial con todo tipo de obras, y eso es muy significativo”.
‘Carmen y la cuchara de palo’ recorre el legado de nuestros mayores, la importancia de la transmisión de valores y el papel fundamental de las abuelas en la vida familiar. La historia gira en torno a Carmen, una niña de siete años, y su abuela italiana, quien a través de una cuchara mágica le hace vivir viajes culinarios por el mundo. “Es una historia para todos los públicos, que puede emocionar tanto a un niño como a un adulto”, explica su creador.
‘Carmen y la cuchara de palo’ de Carlos Gómez-Mira se llevó el Ficus de Oro
25 aniversario
Consolidado como una de las grandes citas culturales de la provincia, el Festival de Cine de Sant Joan d’Alacant ha sabido crecer durante veinticinco años gracias al trabajo conjunto del Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Cultura, y de la Asociación Cultural Viridiana. Este año, la gala de clausura se celebró en un Auditorio ‘Antonio Gil’ lleno hasta la bandera, con actuaciones teatrales, música en directo y un público entregado.
La edición ha estado repleta de momentos simbólicos. Desde el homenaje inaugural al compositor Roque Baños, ganador de tres Goya, hasta la implicación de los comercios locales con su concurso de escaparates, pasando por la participación del alumnado del IES Luis García Berlanga, cuya obra ‘Atraco en Wisconsin’ se llevó el Ficus Palomitas a la mejor obra local.
Gómez-Mira valora especialmente el ambiente vivido durante el festival: “Nos hemos sentido muy acogidos. El calor del público y del jurado ha sido increíble. Es fundamental que los festivales cuiden este tipo de espacios porque los cortos no suelen llegar a salas comerciales, y estos encuentros son nuestra oportunidad para conectar con la gente”.
«Festivales como este son clave para que esas historias se escuchen» C. Gómez-Mira
La animación protagonista
El director del corto ganador destaca el poder de los cortometrajes como lenguaje artístico: “La animación no es un género, es una técnica. Puedes contar historias de drama, comedia o terror en animación. Lo importante es el mensaje que transmites”.
En su caso, ‘Carmen y la cuchara de palo’ ha tocado las fibras más sensibles del jurado por su carga emocional y su universalidad. “Cada generación se puede ver reflejada en uno de los personajes: Carmen, su madre, o su abuela”, explica.
A pesar de haber recorrido festivales por todo el país y de haber ganado premios en certámenes tan importantes como el de la Comunidad de Madrid, Gómez-Mira reconoce que el galardón recibido en Sant Joan le ha sorprendido especialmente. “No me lo esperaba. Estaba en medio de una reunión cuando me llamaron y fue una alegría inmensa”.
1.154 obras han participado en esta edición
Un trampolín para el cine joven
Uno de los grandes aciertos del Festival de Cine de Sant Joan es su clara apuesta por el talento emergente. Prueba de ello es el Ficus de Plata Universidad Miguel Hernández a la mejor obra realizada por estudiantes, que este año ha sido para ‘Mamie’, de Pedro Tamames. O el premio al mejor guion de proyecto de cortometraje, entregado a Sergio Checa por ‘Dafne y Pol’, impulsando así futuras producciones.
Gómez-Mira aplaude también esta dimensión formativa y comunitaria: “La democratización del cine en los últimos años ha hecho que más personas puedan contar sus historias. Festivales como este son clave para que esas historias se escuchen”, subraya.
Camino a la vigesimosexta edición
Tras una edición marcada por la calidad, la emoción y una fuerte implicación local, el festival ya mira al futuro. Gómez-Mira lo tiene claro: “Larga vida al Festival de Sant Joan. Que siga creciendo, que se sigan llenando las salas y que se siga apostando por el cine que emociona. Nosotros, como cineastas, lo hacemos para eso: para conmover, para conectar”.
Y ese vínculo se ha sentido. Desde el primer hasta el último minuto. Porque si algo ha demostrado este XXV Festival de Cine de Sant Joan es que, en esta tierra de ficus y pantalla grande, el cine no solo se ve. Se vive.