Como aquel relato de Ignacio Aldecoa, ‘La tierra de nadie’, diríase que así se ve desde fuera el barrio de La Punta. Quizá sus vecinos se vean también así, a tenor de sus reivindicaciones de los últimos años que apuntan a un afianzamiento identitario de un barrio en el extrarradio del ‘cap i casal’… pero no tanto para colocarse en los Poblados del Sur.
Es el eterno problema de aquellos que nacen en zonas fronterizas. Los de urbanización que no son ni de pueblo ni de ciudad. Los mestizos, que no pertenecen totalmente a una raza (o cultura) o a otra. Transitan sin ser recogidos los vecinos de La Punta totalmente por unos ni por otros en busca de una paternidad administrativa que, aunque existe, de facto no se siente.
Quatre Carreres
En términos administrativos no hay duda de que La Punta aparece como un barrio que pertenece al distrito de Quatre Carreres, ése que ha vuelto a nacer gracias a la implantación de la nueva Fe, uno de los centros hospitalarios referentes en España y, sin duda, el número uno en la Comunitat Valenciana.
Si el distrito de Quatre Carreres ya se encuentra periférico respeto del centro de la ciudad, este barrio lo es a su vez del distrito; esto es, se encuentra en el extrarradio del ‘cap i casal’. Limita al norte con la Ciudad de las Artes y las Ciencias, al sur con los barrios de Castellar-Oliveral y Pinedo, al este con Nazaret y al oeste con La Fuente San Luis y Malilla.
En algunos manuscritos de final de la Edad Media aparece el topónimo Punta d’En Silvestre
Topónimo del siglo XV
Con una población que se aproxima ya a los 3.000 habitantes, la referencia a su primer nombre data del final de la Edad Media, cuando se recogen en algunos manuscritos el topónimo valenciano de Punta d’En Silvestre (en castellano Punta de don Silvestre), que acabó reduciéndose en el siglo XV a La Punta.
Se ha tratado históricamente de una zona de huertas y de paso entre Nazaret y Monteolivete y aún hoy no tiene un urbanismo claro. Su iglesia se comenzó a construir en 1905. En 1877 La Punta, junto con todo el territorio del antiguo municipio de Ruzafa, pasó a formar parte del término municipal de València en ese proceso de expansión natural del ‘cap i casal’ que se produjo en todas direcciones.
Hay cinco letreros en La Punta, tanto de entrada como de salida, y dos en La Font d’En Corts
Alcaldía pedánea
Como quiera que en el pasado fue poblamiento rural, dispone según las leyes estatales y autonómicas de un alcalde de barrio. Esta alcaldía pedánea asume las funciones de encargarse de velar por el buen funcionamiento del barrio y de las relaciones cívicas.
Además de ello, asume las funciones de firmar informes administrativos y elevar al ayuntamiento de València las propuestas, sugerencias, denuncias y reclamaciones de los vecinos. La alcaldía pedánea se encuentra en la Avenida Jesús Morante Borrás número 176, en una pequeña casita color albero que da a la huerta y desde donde se ve el barrio marinero de Nazaret.
Se trata de una población rural en zona de huertas y de paso entre Nazaret y Monteolivete
Perímetro de infraestructuras
Junto a su ubicación en el exterior de uno de los distritos exteriores de València, el segundo rasgo característico de este barrio diríase que es cómo se encuentra estrangulado por las infraestructuras. Lo que a priori debiera ser una ventaja para sus vecinos, esto es, el acceso a las comunicaciones, se ha convertido en una suerte de perímetro que enclaustra a La Punta.
Vía férrea, asfalto, rondas exteriores, grandes vías de salida y entrada de València y nuevo cauce del río. Este es el cinturón que rodea un barrio atravesado por la CV-500 de norte a sur y la V-30 de este a oeste. Además es atravesada también la vía del ferrocarril que une València con Barcelona, situándose al sur del barrio la práctica totalidad de las infraestructuras de la estación de València-Fuente San Luis.
Salir del olvido
El barrio de La Punta es para València como Teruel para España; todo el mundo sabe que está ahí pero nadie pasa. Nadie se detiene. Nadie se acerca. Demasiado alejado del centro de la ciudad. Demasiadas infraestructuras. Mucho tráfico de todo tipo por doquier estrangulándola. Sin oferta cultura o lúdica que la haga atractiva. Demasiados inconvenientes.
Para salir de este anonimato, desde la alcaldía pedánea se pidió hace unos años la instalación de los carteles para minimizar el ostracismo de esta entidad menor de València y equipararse a la señalética del resto de pueblos de la ciudad. Tras la solicitud del responsable pedáneo, el Consistorio colocó cinco letreros en La Punta, tanto de entrada como de salida, y dos en La Font d’En Corts.
Su realidad ha cambiado poco. Barrio dormitorio respecto al centro. Con escasos servicios. Algún que otro bar. Algún tímido negocio. Goza de las zonas lúdicas municipales de rigor, pero con poca presencia infantil. Los coches van de acá para allá sin que nadie se detenga más que para aparcar y hacer noche. El barrio necesita de estímulos que le doten de vida.