Hay pasarelas donde la moda se luce. Y luego están acontecimientos como el Boho Boutique Fashion Show, donde la moda, literalmente, se celebra.
El pasado sábado 24 de mayo, La Bambula, un rincón junto al mar donde el Mediterráneo parece haberse tomado vacaciones para admirarse en un espejo, se transformó en templo pagano del arte, el estilo y, sobre todo, la autenticidad. Porque en Xàbia, por si alguien aún no lo sabía, el glamour no llega en jet privado, sino que se cose a mano entre tejidos, vínculos y tambores.
Una batucada para invocar a las musas
El espectáculo arrancó como debe comenzar todo lo que aspira a ser inolvidable: con ruido, color y un leve temblor en el pecho. Al ritmo de una batucada que hizo vibrar hasta las copas de vino, irrumpió en escena el primer bloque del desfile, bautizado sin falsa modestia como Fuego y Pasión.
Las Aves del Paraíso, mujeres envueltas en plumas, rojos encendidos y estampados que parecían haber salido de un carnaval tropical, tomaron la pasarela en grupos de tres, como si fuesen sacerdotisas de una liturgia compartida.
¿Modelos profesionales? No, gracias. Eran trabajadoras, amigas, integrantes del propio equipo de JaveaCompany. En otras palabras: personas con historia, con huella. Cada paso fue una antítesis en movimiento, entre lo cotidiano y lo extraordinario, entre el detrás de escena y el centro del universo. Y si alguien pensó que esto era solo un desfile, se equivocó de ritual.
La moda como espejo del alma
Lejos del elitismo habitual, donde los cuerpos suelen parecer más maniquíes que humanos, el Boho Boutique Fashion Show se construye sobre otra premisa, que la belleza nace del vínculo. Lo dijeron sin necesidad de proclamas: “¿Quién mejor para representar nuestra marca que quienes la viven a diario?”. Así, en vez de contratar rostros anónimos, decidieron encender los propios.
El resultado fue un desfile, sí, pero también una catarsis luminosa, donde quienes suelen estar entre bastidores se convirtieron, por una noche, en el centro de todas las miradas. Es fácil hablar de inclusión, lo más difícil es practicarla con elegancia, sin paternalismo. Aquí, esa inclusión no fue un discurso, sino que fue un paso firme, una mirada cómplice, una risa compartida en plena pasarela.
Del fuego a la bruma: la noche también tiene su desfile
La segunda parte del evento fue un ejercicio de contraste bien pensado. Como si el sol se hubiese escondido para dejar paso a la luna, la energía mutó hacia lo nocturno, lo elegante, lo insinuado. Las prendas se tornaron más sutiles, los colores más sobrios, y el tango, ese baile donde cada paso parece una conversación contenida, añadió una nota de dramatismo sensual.
Si la primera parte fue carnaval, la segunda fue cabaret. Dos mundos que rara vez conversan, aquí se abrazaron. Porque sí, la moda también puede tener doble personalidad, y ambas pueden ser igual de seductoras.
Más que un escenario, un personaje
No se puede hablar del evento sin mencionar su escenario. La Bambula no es solo un restaurante, es un personaje más. Con su arquitectura que mezcla lo rústico con lo soñado y esa vista que convierte cualquier mirada en postal, el lugar se prestó como si hubiera sido diseñado exclusivamente para esta cita.
Aquí todo conspiró para lo inolvidable. El sonido del mar como banda sonora, las luces estratégicamente dispuestas para crear atmósferas oníricas y un público que no solo asistió, sino que participó. Aplausos, flashes, emociones al borde del desborde. Porque cuando lo auténtico se muestra sin filtros, lo único posible es entregarse.
De pasarela emergente a ritual semestral
Lo que nació como un experimento interno ha ido creciendo edición tras edición, hasta convertirse en una de las citas más esperadas en Xàbia. El desfile de primavera/verano de este año no fue la excepción, superó expectativas y consolidó una idea que a estas alturas es casi una obviedad. La Boho Boutique no vende ropa, vende una forma de estar en el mundo.
La moda aquí no es tendencia: es pertenencia. No busca uniformar, sino revelar. Y quizá por eso emociona tanto, invitando a quien acude a cualquiera de sus ediciones, a terminar con ganas de repetir en más ocasiones.
Y ahora, el futuro
Mientras aún resuenan los tambores del pasado mes de mayo, la organización ya piensa en octubre. Porque esto no para, y porque, como todo lo que tiene alma, el Boho Boutique Fashion Show necesita seguir latiendo, cambiando de piel sin perder esencia.
No sabemos qué vendrá, pero sí sabemos esto: será más que un desfile. Será, como siempre, un acto de amor colectivo. Porque en Xàbia la moda ya no se mira, la moda se vive.