ENTREVISTA > Marta Martínez Reyero / Presidenta del Club Voleibol Liceo Paterna (Madrid, 21-octubre-1981)
Marta Martínez Reyero, presidenta del Club Voleibol Liceo Paterna y única que se mantiene todo este tiempo en el club, repasa 15 años de historia de una entidad que ha pasado de ser una actividad extraescolar a un referente deportivo en toda la provincia. Con casi quinientos jugadores, veinte equipos federados y un senior femenino en Superliga 2, el club se enfrenta ahora al reto de consolidar su presencia en la élite sin perder sus valores.
El origen del club está ligado al Liceo Francés, ¿cómo se transformó en lo que es hoy?
Oficialmente, el club nació el 1 de julio de 2010, pero su origen está en el Liceo Francés de Valencia, donde el voleibol era una rama más dentro de la asociación deportiva escolar. Bruno Hubert, profesor y entrenador, fue quien lo sostuvo durante años.
Cuando se jubiló en 2010, nos planteó continuar como club independiente, como había hecho ya el rugby. Así nació el Club Voleibol Liceo Paterna, con una junta directiva formada por jugadores de los equipos sénior. Acepté ser presidenta porque ya estaba vinculada al voleibol desde hacía años, y sentía que no podíamos dejar que todo ese trabajo se perdiera.
¿Con qué espíritu arrancasteis?
Fue un acto de responsabilidad porque había un montón de chavalas que no podían quedarse sin equipo. Teníamos un equipo infantil, un cadete y un juvenil femenino, más dos seniors. No queríamos que se deshiciera algo tan valioso. Empezamos con mucha ilusión y ganas de hacer crecer esto. Hoy, 15 años después, miro atrás y me emociona ver todo lo que hemos construido.
La expansión del club ha sido sorprendente. ¿Qué hizo posible ese crecimiento?
Salir del Liceo fue clave. Empezamos a visitar colegios de Paterna y alrededores, a hablar con las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) y a mostrarles qué podía aportar el voleibol. Cada centro tenía sus condiciones, y nosotros nos adaptábamos.
A veces gestionaban ellos, otras veces lo hacíamos nosotros. Con cada nuevo acuerdo, ampliábamos la base. Y poco a poco, con constancia y mucho esfuerzo, fuimos creciendo. Algunas veces me piden medio en broma desde el Ayuntamiento que no crezcamos tanto… porque es difícil encontrar espacios para entrenar.
«Ver a los niños ganar un campeonato de España y abrazar a sus familias es inolvidable»
No solo crecisteis en número, también en organización. ¿Qué papel tuvo el equipo técnico en ese salto?
Muchísimo. Llegó un momento en que sabíamos que, si queríamos dar un paso más, necesitábamos profesionalizarnos. Así que apostamos por traer a Martín Bermejo desde Argentina, un entrenador con experiencia en formar estructuras deportivas sólidas.
Vino primero con visado de turista, trabajó desde allí mientras resolvíamos su situación legal y finalmente se integró como director técnico y entrenador del senior femenino. Su visión nos ha ayudado a establecer una metodología clara, coordinada desde minivoley hasta senior.
Un cambio profundo para alcanzar metas importantes, supongo.
Nos marcamos un proyecto a cuatro años con un objetivo claro: llegar a Superliga 2 y consolidar una estructura sólida tanto deportiva como organizativa.
Entonces estábamos en 280 jugadoras y ahora somos casi 500, no con licencia de competición, porque tenemos muchos grupos de tecnificación y como extradeportiva en coles, pero el crecimiento que propusimos se ha cumplido y también la calidad de los equipos base, con equipos en primera en todas las categorías.
Entrar en Superliga 2 supuso un gran salto. ¿En qué se nota esa diferencia?
En todo. El nivel de exigencia es mucho mayor: entrenamos más días, viajamos por todo el país, incluidos desplazamientos a Gran Canaria y Tenerife, y las jugadoras tienen que comprometerse como si fueran profesionales, aunque no cobren. Este año hemos tenido once desplazamientos, varios en avión. La logística es compleja. Por eso estamos luchando para que puedan empezar a recibir una compensación. La dedicación lo merece.
«Nos marcamos un reto en 2021 y lo hemos logrado: doblar la cantera y ascender a Superliga 2»
Manejar esta maquinaría requería un buen engranaje…
Así es, cada área tiene su responsable. Hay quien gestiona los viajes, otra persona se encarga de las equipaciones, otra lleva las licencias y arbitrajes, el tesorero maneja los contratos y trabaja con una asesoría. En mi caso también me ocupo de las relaciones con la Federación, licencias, inscripción, arbitrajes… Y además está la coordinación técnica, que es crucial para que todo funcione.
¿Qué recursos hacéis servir para sostener este nivel?
Contamos con subvenciones municipales, cuotas de los jugadores, algunos patrocinios pequeños… pero para mantener Superliga 2 y Primera Nacional llega muy justo. Este año hemos tenido que alquilar pabellones fuera del municipio, porque lo que hay en Paterna se nos queda pequeño para el número de equipos. Necesitamos más ayuda institucional, pero también privada para consolidar esta etapa.
En ese camino, ¿os habéis fijado en otros clubes como referencia?
Sí, por ejemplo, el Léleman Conqueridor, que ha crecido muy rápido gracias al apoyo de una empresa privada. Ellos tienen una gran infraestructura, un patrocinador fuerte y mucha visibilidad.
Nosotros tenemos una base sólida y estructurada, pero nos falta ese respaldo económico e institucional. Imaginamos una sinergia similar, pero desde la perspectiva del deporte femenino, que es nuestro gran valor, aunque también trabajamos el masculino, tenemos el senior en 1ª nacional y el objetivo es ascender.
«Este año hemos tenido once desplazamientos, varios en avión; la logística es compleja»
A la hora de buscar patrocinadores, ¿qué ofrecéis a cambio de su apoyo?
Ofrecemos un proyecto serio, con estructura, proyección y visibilidad. Más de quinientas familias forman parte de esta comunidad. Jugamos en competiciones nacionales, tenemos presencia en redes y retransmisiones en streaming.
Gracias a la Fundación Deportiva de Paterna, Fundelp, las aportaciones que hacen las empresas se pueden desgravar fiscalmente hasta un 40%. Es una oportunidad excelente para cualquier empresa con sensibilidad social y ganas de implicarse con la promoción del deporte.
Para elegir a los entrenadores y técnicos, ¿qué criterios priman?
Además de la formación técnica, buscamos entrenadores que encajen en nuestra filosofía. Que entiendan que esto es un proyecto formativo, donde importan tanto los resultados como los valores. Si vienen del extranjero, como ha sido el caso, les ayudamos a homologar títulos. Y los que empiezan, los formamos internamente para que sigan nuestra línea.
La cantera es una seña de identidad del club. ¿Hasta dónde se ha desarrollado?
Tenemos veinte equipos federados y grupos escolares en doce centros, tanto en Paterna como en Burjassot. En minivoley están aprendiendo, divirtiéndose y viviendo experiencias. Los equipos federados ya compiten a nivel autonómico.
Queremos que todos tengan un torneo en Navidad y otro en Pascua que les permita viajar a otras ciudades de España, porque creemos que las vivencias fuera del entrenamiento son clave para fidelizar y como experiencia personal.
«A los patrocinadores les ofrecemos un proyecto serio, con estructura, proyección, visibilidad y ventajas fiscales»
Siguiendo con la cantera, ¿qué buscáis en los más jóvenes?
Queremos ampliar la base al máximo para que surja el talento. Cuantas más niñas tienes jugando, puedes detectar mejor a las que destacan.
Además, fomentamos la formación integral. Y cuando llegan las competiciones nacionales, como el Campeonato de España, queremos estar ahí. Ya hemos ido con junior, alevines, benjamines… incluso fuimos campeones de España benjamín masculino. Fue un momento inolvidable y nos permite formar parte de la historia.
En cuanto a los valores, ¿qué tipo de aprendizaje se vive en la pista?
Van implícitos, no se puede separar el deporte de valores fundamentales. En concreto el voleibol es un deporte de equipo que enseña a colaborar. No puedes jugar solo, necesitas al menos dos o tres toques para armar una jugada. Cada punto es una construcción colectiva. Y eso, a nivel humano, es muy valioso.
Por otro lado, es un deporte en el que no hay contacto con el rival, lo que reduce la agresividad y refuerza la concentración.
Las familias deben tener un rol activo. ¿Cómo se implican en el día a día?
Son el corazón del club. Desde llevar a los chicos a entrenar hasta hacer de delegados, colaborar en eventos o formar parte de la junta. Este año hemos sumado a tres familias a la directiva. Queremos que quienes lo viven desde dentro también lo construyan.
«Sueño con ver al femenino en Superliga 1, con un pabellón lleno y toda Paterna orgullosa de su equipo»
Para ti, ¿qué define el carácter único del Liceo Paterna?
Hemos ido creciendo guiados por la pasión y muchas ganas, sin perder la esencia que sigue siendo formar personas a través del deporte. Y ahora que estamos en la élite, lo más importante es no perder eso.
Desde el municipio, ¿sentís que hay conocimiento y respaldo hacia vuestro trabajo?
El Ayuntamiento de Paterna nos ayuda cada año un poco más, y eso lo agradecemos. Pero aún hay mucho desconocimiento sobre lo que hemos conseguido.
Por ejemplo, no sé si se valora que este año, al haber quedado en sexta posición de doce en Superliga 2 debemos ser considerados el segundo mejor equipo femenino de la Comunitat Valenciana, porque no hay ninguno en Superliga 1. Solo nos supera Benidorm. Eso debería ser motivo de orgullo local. Además, en un deporte mayoritariamente femenino, con lo que ello simboliza. Es importante que se sepa y se valore.
En la parte de comunicación, redes y medios, ¿qué herramientas estáis aprovechando?
Tenemos un responsable de redes que hace un trabajo increíble. Los vídeos, los streamings de partidos… nos ha felicitado la propia Federación Española. Gracias a eso, conseguimos visibilidad incluso sin aparecer en televisión. Además, sirve para mostrar a patrocinadores que hay retorno, que estamos presentes.
«Es un deporte de equipo en el que cada punto es una construcción colectiva y está lleno de valores»
Si miras al futuro, ¿qué imagen te gustaría ver dentro de unos años?
Quiero ver al senior femenino en la parte alta de la Superliga 1. Con el pabellón lleno, niños y niñas ilusionados, familias orgullosas como ocurre en Teruel o Almería. Y me encantaría organizar una fase final nacional aquí, en Paterna. Hacer del voleibol algo grande y visible sería genial.
Como presidenta, ¿qué te ha aportado esta experiencia personal?
Ha sido un máster de vida. Cuando llegué era maestra y lo sigo siendo, pero hoy sé de contratos, subvenciones, trámites con extranjería, logística, presupuestos… He aprendido todo sobre la marcha. Pero lo mejor ha sido ver cómo un sueño se va convirtiendo en realidad.
Entre tantos momentos, ¿hay alguno que lleves grabado especialmente?
Muchos. El día que jugamos por primera vez en el pabellón municipal de Paterna, que estaba reservado sólo para equipos en categoría nacional, la permanencia del masculino en Nacional en la última jornada el primer año de participación, el ascenso a Superliga 2 femenino en un viaje increíble a Almería…
Pero si tengo que elegir uno, diría el Campeonato de España en la categoría Benjamín: ver a los pequeños ganar, correr a abrazar a sus familias… eso fue puro deporte, pura emoción.