Entrevista > Assad Kassab / Artista, diseñador y músico (València, 7-octubre-1974)
Con el aire despistado -tan propio de los artistas- nos recibe Assad Kassad para relatarnos cómo es y ha sido su singular vida. Hijo de padre libanés y madre alemana, confiesa que sobre todo es pintor, aunque gran parte de su labor actual se focaliza en el diseño teatral, carteles de autor principalmente.
Nos hablará asimismo de su faceta musical, desarrollada junto a su pareja, la actriz y cantante Mireia Pérez. Ambos formaron el grupo ‘Sokolov’, lanzaron tres discos -el último en 2016- y tienen pendiente trabajar en el cuarto, “escondido muchos años en un cajón”.
Su primer idioma es el castellano, “con errores”, sostiene, pero se sabría entender en muchos otros (valenciano, francés, alemán…). “No me considero para nada exótico, quizás mi nombre, que significa ‘León (Assad) y el vencedor (Kassab)”, dice, sonriente.
¿Tantas influencias te hicieron el artista que eres?
Todo un poco, incluido lo que sufrí de pequeño en el cole, donde me llamaban nazi por mis orígenes germanos. Los artistas parece que siempre vayamos cojos de algún lado y por eso precisamos de otra vía de expresión.
¿Pronto te sentiste diferente?
Hasta los diez años estudié en un colegio de monjas, una auténtica caverna, pero por fortuna mi padre me ‘rescató’, llevándome a una escuela mucho más abierta. Allí se me abrió el mundo, pasé a ser el chico de moda y vi todas las oportunidades que brindaba la vida.
Empecé a tener cierta curiosidad por la pintura, con cierta predilección inicial por los impresionistas, Egon Schiele (austriaco) y sobre todo el alemán Otto Dix.
Tu camino eran las Bellas Artes.
Lo tenía clarísimo: recuerdo que de niño ya pintaba y hacía trabajos manuales con los juguetes, como el malo de ‘Toy Story’. Hice la carrera en Cuenca, preciosa ciudad, gente maravillosa… Me hubiera quedado a vivir allí.
«El teatro, el diseño y la escenografía son una parte importante de mí, y vinieron por casualidad»
De todas tus facetas, ¿con alguna te sientes más realizado?
Lo que más soy es pintor, y después músico. Sin embargo, el teatro, el diseño y la escenografía son una parte importante de mí, y vinieron por casualidad, ayudando para una función. Pero me involucré tanto que esa ‘relación’ fue a más.
Estaba precisamente estudiando un máster de Diseño y me acabaron encargando, entre otros muchos trabajos, el logotipo -todavía vigente- de la Escuela de Arte Dramático.
¿Ser este tipo de artista es complicado?
Puede ser, pero junto a mi pareja nos gusta ser valientes. Me he diversificado mucho estos años, por otro lado absolutamente inestables, circunstancia que nos ha permitido vivir bien.
Además, ya no tenemos temor a nada, lo que más nos costó, pues miedo y arte son grandes enemigos. Hay que estar despegado de muchas preocupaciones y eso es algo hartamente difícil.
La música ¿cuándo y cómo llega a tu vida?
Mi sensibilidad musical se la debo a Uve Martínez, amigo de la infancia y fundador del grupo ‘Peepshow’. De adolescente ya quería hacer música, pero no sabía qué, y fue Mireia en 2003 la que me arrastró. Ella sabe tocar la guitarra y yo, nada.
Lo que sucede es que tengo morro (ríe) y compongo de oído o empleando otras herramientas. Nuestro primer trabajo como ‘Sokolov’ fue en 2009, saliendo al escenario con un MP3 que contenía todo excepto la guitarra y las voces. A algunos gustaba y a otros no.
«Hay que desprenderse de muchas preocupaciones, pues miedo y arte son grandes enemigos»
Sin embargo, triunfasteis.
Hubo críticos, como Juan Victoria, que dijeron maravillas de nosotros y llegamos a ganar un concurso, ‘Troglogo’, sobre grupos emergentes, underground. Estábamos en un buen instante que nos permitió grabar dos discos más.
Por cierto, ¿el nombre ‘Sokolov’ de dónde provenía?
Es el personaje protagonista de una novela de Serge Gainsbourg, llamada precisamente ‘Evguenie Sokolov’. La música la tenemos ahora un poco apartada, con un proyecto (‘Nobleza muerta’) que de vez en cuando desempolvamos.
Quizás lo rescatemos con una visión más teatral, una especie de musical, aunque todo es muy germinal.
«’Nobleza muerta’, que iba a ser el cuarto disco de ‘Sokolov’, quizás lo recuperemos como teatro»
¿En qué estás focalizado ahora?
Estoy elaborando los carteles y la imagen de la Mostra Internacional de Sueca, el MIM, acabo de finalizar un trabajo similar de la Mostra d’Alcoi y quisiera centrarme en toda la temporada -los carteles- de La Escalante. Se puede decir que estoy en mi mejor momento, realizando labores muy bonitas.
Anteriores a éstas, ¿cuáles otras destacarías?
Me siento muy orgulloso del trabajo que hice para Les Antonietes Teatre, carteles y escenografías, porque me gusta que tengan magia, cierta autonomía en esta época de la Inteligencia Artificial, donde todo es tan desalmado. Mis piezas deben llevar algo de irreverencia.
Sin duda, también los cincuenta expuestos en L’Alcúdia, ‘Prohibit mirar’, un resumen de mis mejores obras.