Marisa Lahoz / Actriz
La llegada de Marisa Lahoz (Real de San Vicente, Toledo, 17-diciembre-1954) a València, hace tres años, no fue por casualidad, sino por puro romanticismo, el amor -profesionalmente hablando- que siente por el autor Chema Cardeña, la compañía Arden y la Sala Ruzafa. Actriz de largo recorrido, pronto comenzó a trabajar en las principales salas de la ciudad, concretamente con la función ‘El perfume del tiempo’.
“Tuve la osadía de pedirle que me escribiera un personaje”, recuerda de una rueda de prensa celebrada en Valladolid. Con el órdago echado, Cardeña le creó un papel a medida y el resultado fue el inmediato traslado de Marisa a nuestra tierra. “València siempre me gustó, su luz y comodidad”, matiza.
Hoy, con una vida más sosegada, confiesa que trabaja en las obras que le satisfacen. Son muchos los que la conocieron en series ochenteras como ‘El perro del hortelano’ (1981) y ‘Tristeza de amor’ (1986), o más recientemente en la glamourosa ‘Velvet’ (2013).
De niña, en los sesenta, ¿soñabas con ser actriz?
¡Ya lo era!, porque mis padres y abuelos gestionaban un teatro portátil, llamado ‘Maripaqui’ por los nombres de mi hermano Paquito y mío. Íbamos de feria en feria, recorriendo sobre todo Andalucía y Extremadura.
Se puede decir que debuté en pañales, aunque mi primer papel protagonista fue con cinco años en ‘Hija y madre’. De pequeña cuando me preguntaban qué quería ser contestaba que bailarina de ballet, porque actriz ya lo era, insisto.
¿Quiénes eran tus referentes?
Pocos, porque era muy pequeña. Me ponía entre bastidores y veía las funciones una y otra vez: por eso hice esa obra, porque la chica protagonista se había ido y me sabía sus frases de memoria.
Seguidamente, debido a que ambos, mi hermano y yo, habíamos sacado muy malas notas, mi madre decidió que nos mudáramos a Madrid, ciudad en la que he pasado ¡sesenta años!
Una de tus primeras series fue ‘El perro del hortelano’.
En ‘Estudio Uno’, aunque antes había hecho ‘Ocho mujeres’ (1980). Precisamente el intento de golpe de estado del 23-F nos cogió ensayando ‘El perro del hortelano’ en la calle Pizarro y por supuesto que pasamos miedo, yo y todos los demás.
La que me consagró fue ‘Tristeza de amor’, serie en la que coincidí con Carlos Larrañaga, Concha Cuetos, Alfredo Landa, Emma Suárez… Mi papel era el de Lita, la secretaría de redacción de la radio.
«De pequeña decía que quería ser bailarina de ballet, porque actriz ya lo era, desde que nací»
¿Combinabas teatro y televisión?
No parábamos, ciertamente, el audiovisual lo realizábamos por la mañana y las funciones por las tardes (dos diarias), algo inviable en la actualidad. Algunos incluso hacían café-teatro, una auténtica locura.
En teatro comencé en una obra escrita por Antonio Gala, ‘Las cítaras colgadas de los árboles’, dirigida por José Luis Alonso. Otras que recuerdo con especial cariño son ‘Ocho mujeres’ -posteriormente transformada en serie-, con Mª Luisa Merlo, ‘Bajarse al moro’ y ‘Mariana Pineda’, función con la que hicimos una gira por parte de Europa.
Todavía en Madrid participaste en ‘Cuéntame’ y ‘Velvet’.
Con la primera tuve un papel muy secundario, no así en ‘Velvet’, compartiendo cartel con Paula Echevarría, Miguel Ángel Silvestre y Aitana Sánchez-Gijón, entre otros. Hacía de Sagrario, la tía de Mateo, interpretado por Javier Rey, fantástico actor y mejor persona.
¿Venirte a València ha hecho que renuncies a trabajos?
Ya estoy jubilada, y trabajo en lo que me apetece. Ahora ha cambiado mucho todo y debes grabarte a ti misma, con una secuencia que te mandan… No estoy para esas cosas, a no ser que sea, claro, un protagonista: que vean las cosas que he hecho y si les intereso que me llamen, es así de simple.
Además, es una realidad que a partir de cierta edad las mujeres lo tenemos muy complicado en esta profesión, como sucede en Estados Unidos. Solo hace falta ver las series americanas actuales, donde actrices de renombre tienen papeles residuales.
«La serie que me consagró fue ‘Tristeza de amor’, con Carlos Larrañaga, Concha Cuetos, Alfredo Landa…»
¿Acabas de estrenar ‘Stellae’?
En mayo en la Sala Ruzafa, con un enorme éxito de asistencia las cuatro funciones que representamos. Esperamos pronto iniciar una gira por diferentes localidades.
A Iria Márquez, su directora, la conocí en la obra ‘El perfume del tiempo’, de Cardeña.
¿En qué consiste tu personaje?
Hago de vecina del pueblo al que llega la familia y sufro afasia, un trastorno del lenguaje que me impide leer y expresarme con normalidad. Carmela (Iria) es una afamada neurolingüista y me ayuda a mejorar esta dificultad.
Estoy encantada, porque justo antes estrené ‘El día de San Judas’, donde estoy hora y media en escena sin parar de hablar (ríe).