Entrevista > Francis Montesinos / Diseñador de moda (València, 12-diciembre-1950)
Quien contempla por primera vez el cartel del Castell de l’Olla 2025 se queda atrapado por el colorido hipnótico de unas plumas de pavo real que, más allá de lo estético, funcionan como una clara alegoría al singular efecto visual que provocan algunas de las carcasas más características del espectáculo pirotécnico.
Esa mezcla de belleza, color y ritmo es lo que ha querido transmitir su autor, un diseñador valenciano de fama internacional que guarda una profunda relación emocional con Altea, y con su icónico castillo sobre el mar.
“El Castell es parte de mi historia”, asegura sin dudar, recordando que abrió sus primeras tiendas en València, Benidorm y finalmente Altea a lo largo de los años setenta. “Desde los primeros han pasado más de treinta artistas por el cartel, amigos todos, y lo que menos me esperaba era que me tocara a mí”.
La suya es una obra cargada de simbolismo y profundamente personal: no sólo por la técnica empleada -una adaptación directa de sus métodos de estampación textil-, sino por las protagonistas del cartel: las plumas de sus propios pavos reales.
Pólvora, memoria y arte
“En casa tengo catorce pavos reales”, cuenta entre risas, “y justo ahora están mudando las plumas. Salgo cada día al jardín a recogerlas y ya tengo un montón, con las que haré una escultura para una exposición”.
Una escultura que, como el cartel, no está pensada para la venta, sino como expresión artística en su estado más puro. “El arte es arte. La moda pasa, pero el arte nunca pasa de moda”, sentencia, con la convicción de quien lleva décadas caminando entre pasarelas y museos.
El encargo del cartel le ha removido recuerdos y emociones profundas. Durante la presentación, visiblemente emocionado, recordó con cariño al Barranquí y a la Paca, a quienes atribuye su llegada a Altea. “Venía de descargar en Benidorm y me quedaba en Altea a dormir. Esto siempre ha tenido un encanto especial”, afirma con nostalgia. El próximo 9 de agosto no faltará al disparo del Castell, una cita que no visita desde hace tres décadas.
Empecemos hablando por ese cartel que has diseñado para el Castell de l’Olla y en el que, sobre todas las cosas, destacan esas plumas de pavo real que funcionan, además, como una clara alegoría a uno de los elementos pirotécnicos más singulares de este espectáculo. Todo ello denota que conoces bien el Castell. ¿Cómo es tu relación con él?
Ten en cuenta que inauguré la primera tienda en Valencia en el año 72, ya en el 74 inauguré en Benidorm y en el 76 o 78 lo hice en Altea. Luego, partiendo desde aquí, ya me abrí al mundo. Pero los primeros anclajes fueron justamente aquí. Desde los primeros han pasado más de treinta artistas por el Castell de l’Olla. Afortunadamente, amigos todos y lo que menos me esperaba era que me tocara a mí.
Ahora iremos a eso, pero no sorprende tanto habida cuenta de la larga lista de premios y reconocimientos que tienes.
Sí que los estampados es algo muy mío y, además, todos flipan porque tengo un estampado hecho en dos minutos. Tengo al ‘chiquet’ allí, trabajando toda la mañana y no sale. Llego yo y en dos minutos, ‘pim, pam, pum’ y hecho.
Me gusta mucho la estampación y es un poco la misma técnica que he utilizado ahora para hacer este cartel para el Castell de l’Olla.
«La moda pasa, pero el arte nunca pasa de moda»
Donde, insisto, las protagonistas son las plumas de unos pavos reales que, además, me consta que son de ‘producción propia’.
(Ríe) Tengo en casa catorce pavos reales y es un animal al que conozco bien. Además, justo este mes es el de la pérdida de la pluma. Todos los días hay que salir por el jardín a recogerlas. Y tengo un mazo así -abre los brazos casi en cruz- de plumas de pavo real con las que voy a hacer una escultura para una exposición, no para la venta. ¡Eso me lo quedo yo!
Y sí, como decías, es un animal al que conozco muy bien, pero es muy cabrón… (se echa a reír).
Durante la presentación del cartel te he visto realmente emocionado y orgulloso de que se te haya encomendado este trabajo. Para una persona que ha recibido las distinciones más elevadas del mundo de la moda y de las Bellas Artes a nivel nacional e internacional, ¿cómo consigues que algo tan pequeño, al menos en comparación, te emocione de esta forma?
Porque considero que en el arte no hay medidas. El arte es arte y nada más. La moda es algo que pasa, pero el arte no.
También me has hablado, muy emocionado, de la figura del Barranquí, al que tanto hemos llorado en los últimos años. Él fue, junto a otros, uno de los grandes responsables de que te vinieras a Altea en aquellos años setenta.
Totalmente. Barranquí… (se emociona) y la Paca son los que me trajeron aquí. Como te decía antes, yo ya iba a Benidorm porque tenía que descargar la furgoneta de los trajes, pero venía, paraba en Altea y me quedaba por aquí a dormir.
«Hace treinta años que no veo el Castell, pero siempre lo he recordado»
¿Y eso?
Porque Benidorm, ibas a la CAP 3000, a la Penélope y a todas esas discotecas. Tengo todavía muchas fotos de esos años y de esos desfiles. Pero venía a Altea y me encontraba con un pueblo que, como sigue ocurriendo ahora, tiene mucho encanto.
¿Te veremos el próximo 9 de agosto en el disparo del Castell?
Hombre, ¡cómo no!. Quiero un poco de pirotecnia también. Me ‘agrà molt la pólvora’ y espero mucho de este espectáculo. Hace unos veinte o treinta años que no lo he podido visitar. Antes venía todos los años, pero me fui a vivir a Barcelona y a Madrid y se me hizo imposible. Siempre me he acordado de ese castillo porque es único en el mundo.