Entrevista > Miquel Nadal / Director General de Cultura de la Generalitat Valenciana (València, 1962)
Con una mezcla de emoción, complicidad y afecto, el periodista y escritor valenciano Miquel Nadal fue el encargado de pronunciar el pregón del Castell de l’Olla 2025. Un acto que marca el inicio oficial de la cuenta atrás para uno de los espectáculos pirotécnicos más emblemáticos de la Comunitat Valenciana.
Pese a una carrera marcada por el análisis político, la crónica deportiva y la literatura de ficción, el autor asegura que la escritura siempre encuentra su camino. “He sido una de las personas que más ha tratado de reconciliar el deporte y la literatura”, reivindica. “Y lo que uno escribe, si le hace feliz, no lo tiene que abandonar”.
Una hebra suelta que lo une todo
Sobre el reto de enfrentarse al folio en blanco para crear un pregón con alma alteana, lo tiene claro: no se trata de temáticas, sino de sensibilidad. “Siempre hay una hebra suelta que, a partir de ahí, sale un hilo que puedes juntar con otro”, explica, resaltando que escribir sobre Altea le resulta natural por el cariño que le tiene a la localidad.
De hecho, considera el Castell una joya colectiva y única: “Cualquiera puede hacer un fuego pirotécnico en el mar, pero el Castell de l’Olla no se puede copiar”.
En ese sentido, compartir protagonismo con Francis Montesinos en el acto de presentación del cartel y del pregón fue, asegura, “un lujo y un alivio”. “Siempre pensaba que, por muy mal que pudiera salir el pregón, tenía la suerte de que la gente se fijaría más en el cartel de Francis”, bromea. Una complicidad entre las artes que convierte la cita en un evento inolvidable.
«He tratado de reconciliar el deporte y la literatura durante toda mi vida»
¿Cómo ha sido la experiencia de pronunciar el pregón que marca el inicio oficial de la cuenta atrás para el disparo de una nueva edición del Castell de l’Olla?
Pues estoy encantado. Ya he pasado el trago de pronunciar el pregón y ha sido un rato muy agradable, con muchos amigos. El tiempo no ha acompañado, pero eso es lo de menos.
Tienes un currículum realmente amplio, pero haciendo un ejercicio de síntesis podríamos decir que has escrito principalmente sobre deporte y política antes de lanzarte al mundo de la novela. ¿Cómo se pasa del deporte a la política y luego a la novela? ¿O es que acaso todas esas temáticas tienen algo en común?
He sido una de las personas que más ha tratado de reconciliar el deporte y la literatura. Me han interesado las dos cosas y creo que si hubiera sido capaz de ‘quitarme’ del deporte, hubiera escrito más libros. Pero he escrito muchas cosas de deporte, sobre la historia deportiva del Valencia Club de Fútbol, sobre el propio fútbol, cuentos infantiles… Eso me ha hecho feliz. Y al final, lo que uno escribe y, sobre todo, si le hace feliz, no lo tiene que abandonar.
«Altea es un territorio fácil para mí: la conozco, la quiero y me inspira»
Cuando uno ha sido cronista de la realidad, fedatario de lo que está ocurriendo, o, incluso y en parte, historiador como lo has sido en algunos de tus libros, ¿cómo se enfrenta al folio en blanco para escribir el pregón del Castell de l’Olla de Altea?
Es algo que no tiene nada que ver con la temática. Estás, de alguna manera, tocado con una gracia y siempre hay una hebra suelta que, a partir de ahí, sale un hilo que puedes juntar con otro y luego con otro y así sucesivamente. Además, para mí, escribir cosas de Altea me introduce en un territorio fácil. Es fácil porque la conozco, he estado aquí y le tengo mucho afecto y estima.
Creo que cosas como el Castell de l’Olla representan, lo he dicho en el pregón, una iniciativa colectiva, aguantada y mantenida, que ha ido creciendo y que es singular. Y las cosas que son así hay que cuidarlas como una flor de estas endémicas, extrañas, porque cualquiera puede hacer un fuego pirotécnico en el mar, pero el Castell de l’Olla no se puede copiar.
Hay una tradición que es presentar el cartel y el pregón en el mismo día y en el mismo lugar. Y tú hablabas ahora de hebras, de hilos, conductores.. que lujazo, y lo has dicho en muchas ocasiones durante el pregón, compartir este día y este evento con Francis Montesinos, uno de los más grandes representantes vivos de las Bellas Artes valencianas.
Sí, a mí me ha quitado mucha responsabilidad, porque siempre pensaba que por muy mal que pudiera salir el pregón, tenía la suerte de que estaba Francis a mi lado con su cartel y que la gente se fijaría más en el cartel y no estaría atenta a las palabras.
Además, esa alegoría del pavo real es tan adecuada para el Castell de l’Olla que es, como decías, un lujazo por la figura y por la obra que nos ha proporcionado.
«Creo que el Castell de l’Olla es una flor endémica que hay que cuidar»
Para terminar, si te parece, vamos a irnos al principio de todo. ¿Cuál es tu primer recuerdo del Castell de l’Olla?
¿Confesable?
Eres escritor y sabes que el lector va a preferir algo no confesable.
(Ríe) Lo he explicado en el pregón: siempre que hay un espectáculo pirotécnico como este, si es compartido y ves que esa luz se refleja en los ojos de la persona que tienes al lado y te hace sentir cosas, se convierte en algo inigualable.
Aquí, en el Castell de l’Olla, no sólo se enciende fuego o pólvora, sino que se encienden más cosas, sentimientos, pasiones y seguro que este año también surgirán.