Entrevista> Daniela Martínez Sarmiento / Empleada en empresa familiar (Dolores, 21-octubre-1997)
Daniela Martínez es una joven transexual de Dolores que ha sufrido discriminación antes y después de comenzar su transición, primero por ser un chico gay y después por ser transexual.
Ha vivido las consecuencias de ser la primera chica trans de su pueblo, teniendo que justificar sanitaria, social, laboral y administrativamente su identidad continuamente…Desde AQUÍ hemos contactado con ella para que nos cuente su historia, la de una chica trans que crece y vive en un pueblo de la Vega Baja.
¿Cómo viviste tu infancia?
Tuve una infancia normal como cualquier otro niño, hacía deporte y estudiaba, aunque tengo que reconocer que no me acuerdo muy bien de esa época, supongo que mi mente ha preferido no recordarla porque sufrí bullying.
La gente en los pueblos es mala cuando eres diferente… Me llamaban maricón, y siempre iba con las chicas, quería ser como ellas.
«Sales de casa y quieres ser lo más femenina posible para no sufrir»
¿Recuerdas ese momento en el que te haces consciente de que tienes un cuerpo que no te representa?
Sí. No fue hace mucho, tenía veintiún años y la cabeza me hizo un clic cuando vi una serie protagonizada por una transexual. Pensaba que, aunque me sintiera femenina, yo era un chico y ya está, pero me sentí identificada con ella y mi decisión fue inmediata. Necesitaba también mostrarme libremente y no sentirme reprimida.
Enseguida le comuniqué a mi madre mi decisión, ella siempre me ha apoyado y me quiso advertir de que iba a ser duro, me dijo: Daniela, la vida de una mujer es muy difícil, pero la vida de una mujer trans lo es más. Entiendo su preocupación, pero ya estaba decidida.
¿De qué forma ha sido tu proceso de transición?
Es un proceso que creo que no se acaba nunca. En mi caso contactamos con la asociación Diversitat en Alicante, donde nos explicaron cómo iba a ser el proceso que empezaba con una visita al psicólogo. De esta forma, tras hablar conmigo y asegurarse de que iniciar el tratamiento no era un capricho, me mandaron al endocrino y me recetaron las hormonas.
Tras dos años con las hormonas y ya cuando se aseguran de que no te vas a arrepentir, te meten en lista de espera para hacerte la operación de pecho y la vaginoplastia por la Seguridad Social, aunque, hasta hace poco, no había cirujanos que la hicieran en la sanidad pública.
«Mi sueño es vivir en Madrid y trabajar en algo relacionado con la moda»
¿Te has sentido apoyada desde ese momento crucial para ti?
Si, mucho, he tenido mucha suerte porque tanto mi familia como mis amigos me han apoyado siempre muchísimo.
Tengo un grupo de amigos liberal, con lesbianas, bisexuales y muy diverso que nos apoyamos y entendemos perfectamente.
¿Tienes algún referente o persona que te ha asesorado y acompañado durante el proceso?
Mi madre, ella es mi gran apoyo y quien me acompaña siempre a las visitas médicas y a todos lados… Me encanta contar con ella.
Hoy cuando te miras al espejo, ¿cómo te sientes?
La verdad es que siempre he sentido mucha presión. Es complicado porque, por no sufrir por la calle, que no se te queden mirando o te digan cosas, intentas ser lo más femenina posible…
He de decir que desde hace tres meses me miro al espejo y me veo como una diosa, cada vez me quiero más. Es un trabajo personal que poco a poco estoy superando.
«Tanto mi familia como mis amigos me han apoyado siempre muchísimo»
¿Has sufrido alguna dificultad o discriminación producto de tu identidad trans?
Diría que en lo laboral sí que he notado discriminación, sobre todo en el mundo de la noche que no me han aceptado como imagen. Las empresas simplemente no te vuelven a llamar o te dicen que no das el perfil.
En cuanto a la gente, desde mi cambio físico he notado que me molestan menos con comentarios, quizá sea porque muchos no se dan cuenta de que soy una mujer trans, pero sigue habiendo comentarios tipo “¡Travesti!’, y cosas así… La verdad es que siento mucha pena por esa gente.
¿Cómo es para ti vivir en un municipio pequeño como Dolores?
Complicado… Sí es cierto que tengo a mi familia y a mi grupo de amigos que me apoyan y que quiero mucho, pero siempre he querido vivir en una ciudad.
¿Dónde te ves de aquí a cinco años?
Me gustaría verme viviendo sola en una ciudad, pero es tan difícil independizarte económicamente hoy en día…
Por pedir… Ahora tengo veintisiete años y, de aquí a cinco más me gustaría verme viviendo en Madrid y trabajando en algo relacionado con la moda, que es algo que me encanta. Ojalá algún día pueda hacerlo.