Entrevista > Rafa Lahuerta Yúfera / Escritor (València, 20-septiembre-1971)
El verano de 1990 no fue uno más para el escritor Rafa Lahuerta. Poco antes, en abril, había fallecido su padre y decidió volcarse en la lectura, actividad que “mejoró mi vida” y ya no abandonó nunca más.
Ha escrito hasta el momento solo tres libros, ganándose sin embargo el favor de crítica y público. En el primero, ‘La balada del bar Torino’, repasa su vida mediante el fútbol -a lo largo de diferentes décadas-, con gran protagonismo de Mario Alberto Kempes, “el mejor que vi”.
Los siguientes dos están vinculados, pues ‘Noruega’, su novela más conocida (Premio Lletraferit), es ficción, mientras en la más autobiográfica ‘La promesa dels divendres’ explica por qué escribió el primero. Nos contará su singular metodología, “tan sencilla como que no tengo, escribo por impulsos”.
¿Cuándo comenzó tu pasión por la literatura?
Fue un hallazgo en realidad, después que me recomendaran una serie de libros en un verano que estaba bastante solo, sin perspectivas. Comencé a leerlos y me atraparon, con dieciocho años: descubrí calma, serenidad, que me sentía a gusto y ya no paré.
Como estudiante fui mediocre y estuve esos años sin leer, aspecto del que me arrepiento enormemente.
¿Recuerdas qué libros fueron?
‘Crimen y castigo’, de Fiódor Dostoyevski, varios de Blasco Ibáñez -que estaban por casa-; ‘El extranjero’ y ‘La caída’, de Albert Camus; ‘El proceso’, de Frank Kafka…
Otros autores que me gustaba y fueron determinantes en mi creación literaria son Lev Tolstoi, Stendhal, quien me impactó muchísimo, Honoré de Balzac, Cesare Pavese, J. D. Salinger, Miguel Delibes, Ferran Torrent y Josep Pla.
«Los viernes tarde siempre han sido mágicos, el momento que puede pasar cualquier cosa»
¿Definirías tu estilo?
Carezco, soy totalmente caótico, buscando siempre la concisión, la frase más corta, decir lo máximo con el mínimo de palabras. Es pura intuición, sin aprendizaje ni método, al no haber pasado por la universidad ni ninguna escuela de escritura.
Sí mastico conceptos y trato de destilarlos de la forma más precisa posible. Como decía, lo mío es caos y visceralidad, porque empecé a escribir desde la rabia.
Tu primera novela es ‘La balada del bar Torino’.
En ella hablo de mi vida a través del fútbol. En su momento era gran seguidor del Valencia CF, lo sigo siendo, pese a las circunstancias, aunque ya tengo otra edad, otro modo de asimilarlo.
La mirada va cambiando, porque no eres el mismo con diez, quince, treinta o cincuenta y tres años. Kempes, ‘El Matador’, fue mi ídolo futbolístico, el mejor jugador que vi jamás.
¿’Noruega’ significó un antes y un después?
Solo he publicado tres libros, así que decir eso sería ponerse “muy estupendo”. Es mi segunda novela, las memorias de un enfermo terminal, en las que relata las vivencias de su familia en el centro de València durante los ochenta-noventa.
«Sin metodología, soy un autor visceral que necesita escribir cuando algo me golpea o sacude»
¿Qué es ‘La promesa dels divendres’?
Es más autobiográfico, en el que cuento qué me sucede entre 1988 y 1990, la enfermedad de mi padre y otras cosas que van pasando. También desvelo por qué escribí ‘Noruega’.
Están vinculados ambos, de una forma u otra. En ‘La promesa’ indicó de dónde surgió ‘Noruega’ y quién era yo en esa época.
¿Por qué ese título, referente a los viernes?
Los viernes tarde siempre han tenido un halo mágico, un momento en el que puede pasar todo. Salías de clase, tenías el fin de semana por delante, nos reuníamos con los amigos, en quizás el mejor instante de la semana.
Asimismo, está muy vinculado con lo que sucede después: el primer encuentro del chico con la chica es precisamente un viernes por la tarde.
¿Ha recibido una buena acogida?
Estoy satisfecho. Todo lo que sea vender más de mil libros me parece un milagro. Obviamente no está siendo tan salvaje como ‘Noruega’ -algo que en mi caso no se volverá a repetir-, pero estoy contento. Me están pasando cosas a nivel literario que nunca me las hubiera imaginado.
«Ahora estoy en otro lugar: los motivos por los que necesitaba escribir ya los he canalizado»
¿Cuál es tu metodología para escribir?
Uff, lo hago a ratos muertos, cuando puedo, porque tengo otro trabajo. No tengo metodología, también debido, como señalaba, a que soy un escritor sumamente visceral. Cuando algo me golpea, me sacude, necesito plasmarlo.
Mi problema es que ahora estoy en otro lugar: los motivos por los que necesitaba escribir ya los he canalizado. Tengo que aprender a hacerlo desde otro punto.
¿Desde el placer?
Más desde la reflexión, la madurez y la serenidad. Implica aprender, tener una mirada distinta sobre las cosas y eso es igualmente apasionante. Es otro modo de acercarse a la literatura. Voy a ver qué pasa, sin grandes expectativas.
¿Sigues sin WhatsApp?
No lo necesito, procuro vivir con las mínimas necesidades posibles.