Entrevista > Mayte Artajona Buitrago / Emprendedora especialista en belleza (Murcia, 13-agosto-1979)
La especialista en belleza nos descubre los secretos de una estética que busca ensalzar la naturalidad y autenticidad por encima de la superficialidad de décadas anteriores. Charlamos con Mayte Artajona, una emprendedora que en sus ojos refleja la pasión que siente por un trabajo, cuyo último reto ha supuesto cruzar el estrecho para abrirse paso en un entorno en plena transformación social, como es Tánger.
¿Cómo nació tu pasión por el mundo de la estética y la belleza?
En el momento en que comencé a estudiarla. Ahí entendí que no se trata solo de embellecer, sino de transformar. Descubrí el poder que tiene la piel, cómo cambia, cómo refleja lo que somos y sentimos y cómo al cuidarla también se sana algo más profundo: la autoestima.
«No solo tocamos piel, también tocamos emociones, estados de ánimo e historias»
¿Cuál fue el momento clave que te llevó a abrir tu propia clínica?
Nació de una necesidad profunda de independencia y de hacer las cosas de una manera diferente. Trabajé en espacios donde no llegaba a convencerme el enfoque y soñaba con algo más, un lugar donde se tratara la estética con respeto, sensibilidad y profesionalismo real.
No fue fácil, sentí miedo, pero pude crear un espacio con alma, y ofrecer algo que conectara belleza y bienestar desde una mirada auténtica.
¿Qué valores o filosofía guían tu trabajo diario en la clínica?
Hoy veo a través de mi trabajo cómo pequeñas acciones pueden provocar grandes transformaciones emocionales. Por eso los valores son autenticidad, excelencia, empatía y responsabilidad ética. No solo tocamos piel, también tocamos emociones, estados de ánimo e historias.
La estética me enseñó que la belleza no está en lo perfecto, sino en lo auténtico. En lo único que hay en cada rostro, en cada cuerpo, en cada ser.
Nosotros apostamos por educar en el cuidado de la piel, para ello hacemos diagnósticos en cada tratamiento y dedicamos tiempo para formar al paciente en el cuidado de la piel.
¿Cuándo decidiste dar el paso de la internacionalización de tu negocio?
No fue algo planeado sino un encuentro que la vida me puso en el camino casi por casualidad. Me reencontré con Mohsen Lazaar, un conocido nacido allí, y comenzamos a hablar de la estética en ese país. Sentí que había un hueco real para lo que yo podía aportar.
«Tánger me atrapó desde mi primera visita: su energía, su mezcla de culturas y su apertura al cambio me hizo sentir que era el lugar adecuado»
¿Por qué Tánger?
Tánger me atrapó desde mi primera visita. Su energía, su mezcla de culturas, su apertura al cambio, todo me hizo sentir que era el lugar adecuado para dar el salto. Fue un desafío enorme, sí, pero también un reto que me llenó de ilusión.
Queremos ofrecer una nueva mirada sobre el cuidado de la piel, una forma de trabajar más cercana, humana y centrada en el bienestar integral.
¿Cuáles han sido los principales retos para extender tu negocio fuera de España?
El más difícil es el idioma, el árabe es complejo y supone una barrera importante. Entender una nueva cultura y su relación con la estética, crear confianza en un nuevo entorno, adaptar procesos y comunicación.
Gestionar a distancia y formar equipos nuevos. Y por supuesto los trámites y la burocracia local. Todo esto nos llevó a buscar a otra persona que se encargarse de parte del proyecto, ya que tenía conocimiento de su lengua y su cultura. Esta parte ha sido fundamental para seguir adelante.
¿De qué manera ha evolucionado el concepto de belleza en los últimos años?
Antes la belleza estaba marcada por estándares imposibles: piel perfecta, cuerpos idénticos o rostros sin arrugas. Hoy, se valora más lo real, lo natural, lo que refleja autenticidad. Las personas quieren verse con la mejor versión de sí mismas.
Mejorar lo que se tiene con conciencia. Entender que quererse y cuidarse es parte de sanar tu autoestima, pero todo desde la aceptación.
«Antes la belleza estaba marcada por estándares imposibles: piel perfecta, cuerpos idénticos, rostros sin arrugas»
Un cambio total de prisma…
La estética ya no se ve con vanidad, sino como un concepto de autocuidado y bienestar emocional. Se ha dado paso a cánones diferentes, donde incluso el hombre ha roto muchos tabúes. El hombre se cuida, y lo hace cada vez más.
¿Qué tratamientos son los más demandados actualmente?
Si hablamos de corporales, sin duda el más demandado es LPG y la radiofrecuencia Indiba, además de las criolipólisis e inductores de colágeno.
Por otro lado, si nos basamos en faciales, las limpiezas profundas con hidrafacial, rellenos con ácidos de tercera generación, neuromoduladores, radiofrecuencia, biorevitalización y skinboosters se llevan los primeros puestos. Y por supuesto, los tratamientos despigmentantes.
¿Cuáles son las tendencias del sector para los próximos años?
Sin duda, la belleza preventiva. Medicina regenerativa y resultados naturales. Las técnicas regenerativas y bioestimulantes, con el objetivo de estimular desde dentro, sin sobrecargarla. Aumentará la aparatología no invasiva de alta tecnología. Y por supuesto, los tratamientos exprés sin baja laboral.
El sector está cogiendo una dirección que nosotros decidimos coger hace años y hemos abordado desde nuestros inicios. La naturalidad, los resultados reales, el cuidado, las caras sostenibles a largo plazo y por supuesto borrar esa huella estética de la que no somos partidarios. Naturalidad y rostros reales y cuidados.