Entrevista > Pablo Benavent / Escritor (València, 14-junio-2003)
Todo empezó realmente por un librito que le dejó su madre en la mesa de la habitación: las ‘Rimas’ de Gustavo Adolfo Bécquer. Le enganchó por completo. Pablo Benavent sabe que aún le queda mucho por aprender, pero ya ha escrito un par de libros e incluso un poemario.
Conversamos con este estudiante valenciano de Derecho para conocer sus influencias y su camino hasta la escritura. Ahora tiene 22 años y desea seguir leyendo. Le encanta el misterio pues, según él, lo bonito de la vida es precisamente ese misterio que nos envuelve a todos.
¿En qué momento detectas que te gusta escribir?
A los 12 años casi sin saberlo empecé a escribir pequeñas frases en libretas, en la agenda del colegio y en papeles sueltos. Me fui dando cuenta de que aquellas frases se convertían en párrafos, estos a su vez en textos y muchos de ellos en poemas.
Le cogí gusto a hacer las redacciones que nos enviaban en clase. Y así, de repente, vi que aquello que hacía sin querer, cuando me aburría o tenía tiempo libre, se convirtió en una necesidad. A partir de ese momento ha sido la manera que tengo de poder ver lo que hay dentro de mí.
«Estudiar Derecho desarrolla habilidades que mejoran la escritura, la oratoria y el razonamiento»
Estudias Derecho. Entre este grado y la escritura, ¿qué es hobby y qué profesión?
Es cierto que he tenido muchas veces la tentación de soñar con poder ser escritor y vivir de eso algún día, pero también es cierto que siempre me ha surgido un deseo de poder ayudar a los demás a través del derecho y de intentar acercar a todos a lo justo.
Por ahora la escritura sigue siendo un hobby, aunque cómo he dicho antes más que eso es una necesidad que tengo. Por eso en ciertos momentos no puedo evitar coger un boli y un papel y vaciar lo que llevo dentro. Mientras tanto seguiré soñando con que algún día las dos cosas serán mi profesión y mi hobby.
¿Y por qué no estudiaste alguna carrera más próxima a la escritura como Filología, Periodismo, Filosofía…?
La escritura siempre ha sido algo que me ha ido acompañando a parte, más a nivel personal que profesional. El derecho por otro lado siempre ha sido un deseo y una inquietud que tenía a nivel formativo, de aprender las leyes que nos rigen, de intentar acercarme más a la justicia de aquello que tomamos como justo y verdadero.
Como se dice mucho en la carrera “siempre que exista sociedad existirá el derecho”. Esto también me ha ayudado mucho a ver el punto en el que está la sociedad y a adquirir cierto punto crítico sobre todas las cosas, sin dar nada por hecho. Sabía que estudiando esta carrera iba a adquirir las habilidades para mejorar la escritura, la oratoria y el razonamiento.
«A los 17 años recopilé las frases que más me gustaban en una única libreta; fue mi primer libro»
‘Un día de juventud’ fue tu primera novela. ¿De qué trata y por qué decidiste escribirla?
A los 17 años, después de haber escrito cientos de libretas, decidí recopilar las frases que más me gustaban en una única libreta. Aquellas frases se convirtieron en humildes poemas. Y aquella libreta en este primer libro.
Está dividido como si fuera un día de un adolescente; “Pensamientos a las 8:00 de la mañana”, “Amor al medio día”, “Desamor al atardecer”, y “Curando el alma dormido”. Todo aquello con la montaña rusa que supone el ser un adolescente, con sus dudas, preguntas y sufrimientos.
Luego escribiste ‘Elia, el secreto del cielo’. ¿Qué tiempo hubo entre un libro y otro? ¿Se parecen en algo?
A los dos años decidí escribir este segundo libro. No se parecen en nada pero como siempre, todo nace de una necesidad de querer dar respuesta a algo que no entendía. En este caso el detonante fue el fallecimiento de mi abuela Elia, a quien estaba muy unido.
Esto me hizo preguntarme qué sentido tiene la muerte, si como católico de verdad existe un cielo allí arriba o dónde sea en el que creer. Así que con estas dudas me puse a investigar, a preguntar a profesores, a leer, a hablar con sacerdotes, psicólogos…
«La poesía nace solo en situaciones en las que el sentimiento del momento conecta con la palabra»
Un filósofo decía “El infierno son los demás”… ¿lo son?
Para nada, los demás son la salvación. A veces la gente piensa que solo se está mucho mejor, que no necesitan a nadie más que a ellos mismos para ser felices, pero sinceramente; se equivocan.
El amor consiste en salir de uno mismo, en dejar de mirarte a ti y mirar al otro, en aprender del otro, en mejorar junto al otro. El amor en definitiva consiste en dar, no en darse.
A los 17 años publicaste un poemario. ¿Qué te resulta más difícil la poesía o la narrativa?
Ambas son complicadas, una por su dificultad gramatical y la otra por su desarrollo e imaginación. Pero si tuviera que apostar por alguna de las dos diría que la poesía.
Pienso que la poesía nace solo en ciertas situaciones en las que rara vez ocurre, que el sentimiento del momento conecta con la palabra y da belleza a una rima que libera al escritor y expresa lo que el lector años después entiende a la perfección.