Patricia Martínez / Actriz
Patricia Martínez (Avilés, Asturias, 14-octubre-1973), como buena asturiana, ama su tierra, aunque son tantos los años que lleva llevando a cabo teatro en la ciudad de València que la considera su segunda casa, “o tercera, pues resido en Madrid”, nos explica, sonriente.
Empezó en eso de la interpretación por la danza, “porque lo que realmente me gustaba era bailar”, pero poco después le picó intensamente el veneno teatral. Participó primero en algunas obras de compañías astures, paso previo a su desembarco en Madrid.
Este verano ha vuelto a brillar en ‘Por los pelos’, función “divertidísima” dirigida nuevamente por Santiago Sánchez en su novena temporada. “La disfruto por cómo se implica el público”, confiesa una Patricia que se atreve con todo, también con el doblaje, “un mundo que me encanta, pasas más desapercibida”.
¿Dónde fueron los comienzos interpretativos?
En Trasona, a apenas dos kilómetros de Avilés. Pasaba las horas en el Centro Cultural, porque sobre todo lo que me gustaba era bailar. La primera obra relevante que recuerdo fue ‘Jesucristo Superstar’, llegamos incluso a hacer una gira por Asturias.
Años más tarde, cuando llegó el desaparecido COU -Curso de Orientación Universitaria- mis amigas sabían a qué dedicarse, pero yo no, únicamente me motivaba bailar.
¿Por eso te trasladaste a Gijón?
Debido a que en Asturias no había Conservatorio de Danza, lo más parecido que hallamos fue la Escuela de Arte Dramático de Gijón. Tenía diecisiete años y me tuvo que acompañar mi padre, porque precisaba de su autorización.
Mi mayor pasión seguía siendo la danza, pero no hubo clases de esa asignatura hasta febrero, pues la profesora estaba de baja. En esos meses de espera el teatro sencillamente me cautivó.
«Realizando algún papel me descubro a mí misma en reacciones que jamás hubiera imaginado»
¿Alguna actriz te llamaba la atención?
Ana Marzoa, todo un referente, ahora ya jubilada. Actriz hispano-argentina, estuvo espléndida en su papel de Rosaura en ‘La vida es sueño’, de Pedro Calderón de la Barca; o en una serie tan conocida durante los ochenta como ‘Anillos de oro’.
De igual modo me agradaban Nuria Espert, Julieta Serrano, Ana Belén, Vicky Peña…
¿Cómo se produjo tu paso a Madrid?
Estando en Gijón, mientras seguía con mi formación colaboraba con diversas compañías de la provincia. Acudió a darnos clases Jaroslaw Bielski -actor y director polaco asentado en España- y nos expuso a varios si queríamos participar en un montaje en la capital.
Me trasladé a Madrid en el verano de 1996 y ya me quedé, haciendo numerosas funciones con Réplika, la compañía de Jarek, por ejemplo, ‘La dama boba’ de Lope de Vega.
Fue entonces cuando supiste de Santiago Sánchez.
Realmente le conocí antes, en la carrera, pues nos dirigió en ‘La doma de la furia’, una de mis primeras representaciones. Sobre 1998 nos propuso a Sandro Cordero y a mí hacer diversos cursos en València.
A partir de ahí, he estado presente en todos sus montajes, siendo el primero ‘Quijote’, para la compañía Imprebís.
¿Sobre los escenarios…?
Me transformo en otro personaje, algo que me parece fascinante. Las tablas tienen eso: siento libertad, soy otra persona y los problemas que tengo para relacionarme o articular palabra desaparecen.
¿Y te arriesgas más?
Descubro reacciones en mí misma que jamás hubiera imaginado. Al final, gano en la vida y sobre el escenario, porque hago cosas sorprendentes.
Incluso me atrevo con el verso clásico y el Siglo de Oro de nuestra literatura, otra de mis debilidades. Interpreté a Diana en ‘El Perro del Hortelano’, dirigida por Roberto Alonso, y hablar en verso y suene de verdad no es para nada sencillo. ¡Fue apasionante!
Hablemos de ‘Por los pelos’. ¿Te explicas este rotundo éxito?
Se trata de una comedia divertidísima, con un público implicado en todo momento. Hay un asesinato en un piso ubicado sobre una peluquería y son cuatro los sospechosos.
Soy uno de los dos policías que se desplaza al lugar del crimen -el otro es Rafa Alarcón-, y son los espectadores quienes ayudan a reconstruir los hechos. Nos da muchísimo juego. Ya en la parte final, ellos mismo interrogan a los acusados.
«De ‘Por los pelos’ me encanta la implicación del público, que finalmente incluso decide quién es el asesino»
¿Improvisáis?
En muchos momentos, pero es trabajada. No obstante, en cada función algo nos sorprende, pese a que muchas de las preguntas se repiten. Nosotros vamos controlando la hora, siendo el público el que decide quién es el asesino.
Repito, es muy divertida. Salimos al escenario para hacerles un rato felices: ves sus caras, hasta qué punto se implican…
¿Habrá décima temporada en 2026?
Espero que sí, una efeméride que celebraremos a lo grande. ‘Por los pelos’ es una obra que nos piden muchísimo, principalmente ayuntamientos.
¿Qué más estás haciendo?
La obra ‘Certezas y suertes de Mariatornes y Aldonza’, teatro clásico, obra basada en dos personajes que aparecían en ‘El Quijote’.