Susana Pastor / Actriz
Parece que estaba escrito que Susana Pastor (Sedaví, 5-noviembre-1983) se iba a dedicar a la interpretación, sobre todo tras confesarnos que con cuatro años se subió a un escenario -en el colegio- para cantar en playback ‘Mamá, quiero ser artista’, la que tanto popularizó Concha Velasco.
Gustó tanto que ya su profesor le anunció que iba a ser artista, y desde ese preciso momento quiso participar en cualquier obra, “fuera en el barrio que fuera”. Sin embargo, sus primeros estudios se focalizaron en el doblaje, pasándose casi de inmediato a la actuación.
Gran comediante, le gusta sobre todo el humor negro, que desarrolla en la mayor parte de sus monólogos. Ahora, además de hacer pequeños trabajos en el doblaje, última su nueva propuesta, ‘Sexo, mentiras y geolocalización’.
¿Por qué te hiciste actriz?
Realmente comencé haciendo cursillos de doblaje, en la Escuela del Actor. Acudí a uno y la profe me expuso que necesitaba un poco de interpretación.
Me apunté entonces a una academia que adaptaba las técnicas del Arts Studio de Miami y se puede decir que la actuación me empezó a enganchar. Retomé el doblaje muchos años después.
«Siempre me han dicho, y yo lo suscribo, que tengo una vis cómica innata, soy muy sarcástica»
¿Cuándo lo tuviste clarísimo?
Al principio dudaba entre ser actriz y productora, pues había conocido a Giovanna Ribes -una referencia en el sector-, o abogada.
¿En casa qué pensaron cuando dijiste quiero ser actriz?
Siempre tuve un gran apoyo por parte de mis padres, también porque mi hermano mayor (David) es músico internacional y ya sabían cómo es el mundo del espectáculo.
¿Quiénes fueron tus primeros referentes?
Más allá de Meryl Streep, si a día de hoy mi hijo se llama Joel es por el actor catalán Joel Joan, mi amor platónico, protagonista de ‘El cor de la ciutat’ y ‘Plats bruts’, series ambas de TV3. También me agrada muchísimo Iván Massagué, que ha hecho entre otras ‘El Hoyo’.
Te gusta principalmente la comedia. ¿Hay que tener un don para ella?
No lo sé. Siempre me han dicho, y yo lo suscribo, que tengo una vis cómica innata en mí. Mi cerebro funciona así, buscando las frases más sarcásticas: en muchas ocasiones he metido la pata -hasta el fondo-, pero no lo puedo evitar, me nace.
¿Nos podemos reír de todo?
Con respeto y amor, sí. La comedia negra no le llega igual a todos, no la comprenden. Siempre recalco que el drama más amargo es la comedia; el público no se suele reír de los aspectos positivos, sino de los negativos que nos pasan.
¿Cuáles de tus obras destacarías?
‘Tartaja’, de Xana Teatre, una función de inclusión, sobre un chico tartamudo que desea ser actor; ‘Amarte, poesía que arde’, poemario que gustó muchísimo, en el que las tres Moiras bajan al planeta Tierra a jugar a eso del amor, y ‘Ser dona’.
«Al final del show llega el subidón, una sensación indescriptible: notas cómo te sube la sangre por el cuerpo»
¿Una crítica hacia los hombres?
Trata más los problemas y las características de ser mujer (tener el periodo, quedarse embarazada…), porque como digo al final del monólogo -escrito y dirigido por Xavi Navarro- “no es una cuestión de odiar a los hombres, sino de querer a las mujeres”.
¿Qué sientes siendo el centro de todas las miradas?
Uff, no me permito sentir nada, mi cerebro va a mil, para no cometer errores. El subidón se produce después, cuando bajas a saludar. Es una emoción indescriptible, ¡notas cómo sube toda la sangre por el cuerpo!
¿Estás abierta a más géneros?
Por supuesto, aunque ciertamente no he parado. En octubre, de hecho, estrenamos el primer monólogo escrito por mí, titulado ‘Sexo, mentiras y geolocalización’, una historia semiautobiográfica, pues conocí a mi marido a través de las redes sociales.
De igual modo, estoy documentándome, leyendo muchísimo, para hacer una obra centrada en el fascismo, y no será comedia.
Decidiste regresar al doblaje, ¿por qué?
Siempre me han apasionado las voces y ver cómo ‘juegan’, algo a lo que luego le saco provecho en el escenario, haciendo un sinfín de personajes. Quise probar, en 2019, coincidiendo poco después con la pandemia.
¿Has empezado también a escribir?
Junto con Teresa Vilanova en ‘La Burbuja Teatre’, compañía fundada en 1983 que muchos consideran desaparecida, pero no es así, realizamos una única función al año, habitualmente un pasacalles durante la Cabalgata de Reyes.
Mi primer texto fue ‘Las Merywonders’, obviamente una comedia, con lo que más disfruto.
¿De dónde sacas tiempo para todo?
Muchas veces escribo mientras mi hijo entrena en tenis. Me llevo una libreta, ordenador o directamente apunto en la aplicación de notas del móvil.
¿Tienes más proyectos en marcha?
En noviembre estrenaremos en La Rambleta la obra ‘Eva o la creación de la madre perfecta’, escrita y dirigida por la mexicana Silvia Macip. Es de la compañía ‘Masquetres Producciones’, que comparto con Sara Barba y Paula Serrano.