Entrevista > Juan Antonio Navarro / Pte. Fundación Residencia-Asilo Hermanos Cholbi (Chiva, 31-marzo-1978)
La Fundación Residencia-Asilo Hermanos Cholbi, una de las instituciones sociales más antiguas y queridas de Xàbia, ha sido reconocida con uno de los Premis Vila de Xàbia en la celebración del 9 d’Octubre. Con más de un siglo de historia, este galardón pone en valor su incansable labor en el cuidado de los mayores.
Hablamos con su presidente y párroco de San Bartolomé, Juan Antonio Navarro, sobre lo que significa este premio y el legado de la fundación.
¿Qué sintieron en la Fundación al recibir la noticia de este prestigioso reconocimiento a nivel local?
Sobre todo, un impulso. Son más de cien años ejerciendo una función social muy importante en Xàbia, y que se acuerden de nosotros y valoren el trabajo que se está haciendo supone una gran satisfacción. Es un agradecimiento al pueblo y un estímulo para seguir trabajando en nuestra misión, que es el cuidado de los mayores.
«Aunque el ambiente sigue siendo familiar, todo está adecuado a las exigencias y comodidades actuales»
Con más de un siglo de historia, ¿cuál fue la visión original de los hermanos Cholbi al crear esta institución?
Ellos vieron la necesidad de atender a nuestros ancianos, especialmente a los más necesitados que no tenían a nadie. Con su propio patrimonio quisieron impulsar esta fundación para darles un hogar. Aunque la residencia ha cambiado mucho desde entonces, esa fue la semilla de todo.
A lo largo de más de cien años, ¿cómo ha evolucionado el asilo para adaptarse a las necesidades de cada época?
La historia da muchas vueltas. Durante mucho tiempo, una comunidad de religiosas llevó adelante la residencia. Ahora, por la falta de vocaciones, ya no están y la gestión es más estructurada y oficial. Ha cambiado mucho la forma de actuar y organizarse, pero siempre adaptándose a los nuevos tiempos.
Hoy en día, la residencia ofrece servicios modernos como fisioterapia o peluquería. ¿Qué cuidados reciben los residentes?
En los últimos años se han modernizado todas las instalaciones. Nuestros ancianos tienen cubiertas todas sus necesidades con servicios de peluquería, gimnasio, podólogo o fisioterapia. Aunque el ambiente sigue siendo familiar, todo está adecuado a las exigencias y comodidades actuales para garantizar el mejor cuidado posible.
«Buscamos que los ancianos vivan como lo harían en una familia»
Pese a los cambios y la marcha de las religiosas, ¿se sigue manteniendo ese ambiente familiar que caracterizó sus inicios?
Sí, se intenta que el espíritu de la fundación permanezca vivo. Aunque ahora lo lleven los trabajadores, buscamos que los ancianos vivan como lo harían en una familia, encontrando en el asilo el cuidado, el buen ambiente y la atención que recibirían en un hogar. Creo que eso es algo que la institución ha sabido conservar.
Para garantizar ese espíritu, los fundadores vincularon la presidencia a la parroquia. ¿Sigue siendo esa fidelidad a sus orígenes una prioridad?
Claro, es fundamental. Los fundadores quisieron que el párroco de San Bartolomé fuera el presidente para que se conservase ese carisma en la atención a todos los niveles: humano, psicológico y espiritual. Intentamos ser fieles a lo que ellos quisieron, manteniendo ese espíritu de familia y acompañamiento a nuestros mayores.
El edificio en sí es un emblema de Xàbia. ¿Cómo se ha combinado la preservación de su arquitectura con la modernización?
Se ha mantenido el aspecto exterior fundacional, pero el interior se ha modernizado por completo. Por ejemplo, toda la zona que antes ocupaban las religiosas como vivienda propia se ha unido a la residencia para ampliarla. Se han adecuado los pabellones y renovado las instalaciones para dar todas las comodidades a los residentes.
«Es un agradecimiento al pueblo y un estímulo para seguir trabajando en nuestra misión, que es el cuidado de los mayores»
¿Cree que ese entorno tan ilustre y acogedor aporta un valor añadido a la experiencia de los residentes y sus familias?
Creo que sí. Es un edificio realmente bonito y emblemático, integrado en la arquitectura del pueblo. Mantener esa señorialidad te hace saber que estás en una casa con historia y personalidad. Es uno de esos edificios que, mientras todo cambia en Xàbia, ha sabido perdurar y mantener su esencia.
¿Puede este premio servir también para reforzar la conciencia social sobre la importancia de cuidar a nuestros mayores?
Espero que sí. En primer lugar, para que todo el pueblo recuerde que esta fundación es parte de todos, un patrimonio social y arquitectónico que nos pertenece. Y también para que volvamos a centrar la mirada en nuestros mayores, a quienes a menudo olvidamos o no valoramos lo suficiente. Es necesario atender a la debilidad y la edad.
Finalmente, ¿qué mensaje le gustaría enviar a los propios residentes, que son el corazón de la Fundación?
Les diría que se dejen cuidar. Son hombres y mujeres que han tenido una larga historia de trabajo y sacrificio por sus familias y su pueblo. Ahora están en una etapa de la vida en la que lo que tienen que hacer es descansar, disfrutar de estos años y permitir que nosotros nos encarguemos de ellos.