Lo contaba el cineasta Domingo Rodes: “No podíamos perder un solo día de rodaje porque eso suponía mucho dinero, pero no había manera de encontrar a nadie que pudiera o se atreviera a llevarme por mar o por aire. El helicóptero no se atrevía a salir, los barcos tampoco. Al final, un pescador mayor dijo que él me llevaba. El viaje fue un infierno, para mí por lo menos, no para el pescador”.
Hubo final más o menos feliz: “las olas eran inmensas y cuando llegué a Tabarca creo que eché todo lo comido”. Rodaba la película ‘Tabarka’, estrenada en 1996, producida por la empresa local Dacsa Producciones, presentada por la filial española de la antigua Fox (hoy 20th Century Studios) y basada en la novela ‘Tabarca’, del maestro y columnista alicantino Miguel Signes (1915-1994).
Nombres de Túnez
Signes no llegó a ver plasmada a la gran pantalla aquella novela a la que tanto cariño tenía, publicada en 1976 por la Caja de Ahorros Provincial de Alicante con ilustraciones del artista plástico, y constructor de Hogueras, Gastón Castelló (1903-1986). Una historia que combinaba romance, drama político, intriga y hasta, qué menos, reflexión existencial.
Narraba la historia de Juan (Ginés García Millán en la película musicada por Luis Ivars), activista republicano que, después de ejecutar a un doble agente llamado Casanovas (Raúl Fraire, 1932-2002), lo perseguiría tanto la policía franquista como sus compañeros de lucha, tomándolo por traidor, menos Simone (Neus Asensi). Lo de Tabarka, en el film, viene de homenajear a la tunecina isla, hoy península, cuyos prisioneros genoveses poblaron la ínsula alicantina.
Incansable columnista en buena parte de la prensa local y provincial
Bibliografía a retener
El autor también lo fue, además de ensayos, de otras muchas obras narrativas, como ‘Luz y niebla’ (1951, su primera novela), ‘Pantano’ (1966, finalista del premio Planeta), ‘La Huella’ (1973, comedia dramática teatral), ‘Otras vidas’ (1974), ‘Historias de mi pueblo’ (1981) o ‘Tras los pasos de Barrabás’ (1983). Y un incansable columnista en buena parte de la prensa, tanto local como provincial.
Algo que ha dado para que más de un despiste periodístico se pierda por vericuetos ideológicos. Como cuando se le aplicó el calificativo de conservador a Signes porque escribía, por ejemplo y con notable éxito de la grey lectora, en el ‘ABC’, pero también en el diario alicantino ‘Primera Página’ (1968-1972), que, aunando firmas de muy diverso sustrato ideológico, resultó muy enjuiciador del franquismo.
Estudió magisterio en València, y aprobaba las oposiciones en 1936
Socialista convencido
Miguel Signes fue un socialista convencido, aunque tremendamente crítico con el poder: si en 1976 se unía al PSOE Renovado, en 1977 decidió retornar al PSOE Histórico, al que se había asociado en 1972, tras la escisión interna que, entre otros, había enfrentado a “socialistas del exilio” contra los “del interior”. Definía bien la postura de Signes, y nos clarifica algo la temática de su novela ‘Tabarca’.
Quizá la guerra civil (1936-1939) resultó bastante determinante para ello. Aunque antes este entonces adolescente nacido en Tàrbena ya se había afiliado a las Juventudes Socialistas, en 1931, y en 1934 a la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT. Estudió magisterio en València, y aprobaba las oposiciones en 1936. Vaya. En guerra, llegó a teniente. Y comenzó a colaborar en prensa.
Llegó a dirigir la Obra Cultural de la Caja de Ahorros del Sureste
Maestro y columnista
Periodismo de batalla literalmente, en los periódicos ‘Bandera Roja de Alicante’ (1936-1938) y el valenciano ‘Adelante’ (1936-1937). Finalizando la conflagración, lo detenían en el puerto de Alicante, lo mandaban al siniestro campo de concentración de Los Almendros y al de Albatera. Se fugaba a su pueblo, Tárbena. Tras encontrarlo lo condenaban. Finalmente, sobreseyeron su caso y volvió a la enseñanza, en l’Orxa (el Comtat) y Gandia (La Safor).
Incluso llegó a dirigir un centro, el Politécnico San José de Alicante, hasta 1954. Y la Obra Cultural de la Caja de Ahorros del Sureste desde entonces hasta jubilarse, en 1981. Y rizando el rizo, continuó ligado al socialismo, desde una clandestinidad poco tapada: lo conocían como el “profesor Montalbán”, según se noticia. Gozó, sin embargo, incluso de la admiración de colegas de derechas.
Referente cultural
Acabó convertido en un referente cultural y vital alicantino. Para el filósofo, historiador y político Vicente Ramos (1919-2011), autor, entre otros, del libro ‘Literatura alicantina de la posguerra (1940-1965)’ (1967), poseía auténtica pasión creativa. Y un impacto que generó una obra como ‘Tabarca’. El escritor había visitado la isla, según Irene Cortés Company en ‘La novelística de Miguel Signes’ (1989), en plenas fiestas patronales.
Habló allí con una anciana que nunca había salido de la ínsula alicantina. Lugar que Signes disfrutó, y le gustó mucho, pero sin poder quitarse una sensación de cárcel para quienes no conocían más mundo que aquel, ni siquiera las cercanas Santa Pola o Alicante. Y de ahí, metida en la batidora creativa con sus propias vivencias, nacía una obra que, en un Mediterráneo embravecido, puso en un brete al cineasta Domingo Rodes.