La ciencia nos asegura que cuando oímos lamentos de fantasmas en los dédalos interiores de los viejos castillos, en verdad escuchamos el ulular del frío viento por los pasillos. Que los tambores demoníacos del desierto no son más que el roce, entre ellos, de millones de granos de arena al cambiar la temperatura de la noche al día, o viceversa. ¿Y la madera vieja y el hormigón cansado, crujiendo?
Pero como decía Fernando Savater incluso desde su escepticismo, a quién le amarga una buena historia de fantasmas. València, como ciudad de cimientos hincados en pasados íberos, edetanos, con vestigios subterráneos de pretéritos físicos, como los restos de la muralla muslime iniciada en el siglo XI, de arena, cal, piedras y mortero, con torres de ladrillo o piedra, presenta un amplio abanico de estrellerías varias, una suerte de ruta fantástica.
Golpes de duende
Ya en los reinos de lo maravilloso, anotemos las crónicas parapsicológicas de los extraños ruidos en un edificio de la plaza del Esparto. Posiblemente el caso, en los intríngulis del ‘cap i casal’, más mediático, ampliamente documentado por el investigador y bibliófilo Rafael Solaz. El asunto saltó en julio de 1915, cuando empezaron a escucharse golpes en el entresuelo del número 5.
Hubo varias explicaciones, aparte de la más popular, de que se trataba de un duende. Una de ellas, citada por Solaz, hablaba de un casero que pretendía asustar a los inquilinos para que se marchasen. Tiene sentido: en la serranía alicantina de Elche, por ejemplo, los bandoleros hacían correr la voz, ayudada por algo de teatro nocturno, de que el lugar estaba encantado.
Presenta un amplio abanico de estrellerías varias, una ruta fantástica
Escondites de pillajes
Bueno, el motivo es que justo allí escondían los frutos de sus pillajes. Posiblemente muchos trasgos y duendes, algunos descritos como encadenados pero móviles bultos en el suelo, obedecían a razones como estas o las del tipo ‘Una herencia de miedo’, aquella película con Jerry Lewis de 1953 donde se asustaba a los herederos para que se fueran. O para espantar moscones que pretendían algo más que amistad con tu pareja.
Retomemos, no obstante, el tema: cuando, pasados los primeros titulares, el duende, fantasma o ‘poltergeist’ (de las palabras alemanas ‘poltern’, hacer ruido, y ‘geist’, espíritu) se apagó y solo parece revivir, de vez en cuando, en las cercanías de alguna que otra vecina o vecino. Si es que ni respetan, las ‘fantasmogénesis’, edificios oficiales, con lo mal que queda, ya puestos, decir: “fantasmas en la Conselleria” tal o cual.
Muy mediático fue el caso del duende de la calle del Esparto, en 1915
Haces de luz
Picó, eso sí, alto cuando en junio de 2006, a un mes de que llegara el papa Benedicto XVI (1927-2022), se registró desde el Palau de la Generalitat una extraña grabación que se repetiría semanas después. Una figura amarillenta formada por haces de luz deambulaba un tanto a locas y ciegas en el exterior, junto a las fachadas del edificio, primero por la de Caballers.
Quizá lo de las grabaciones tenga que ver con los llamados ‘orbes’ (de ‘orbis’, círculo, esfera) en fotografías, solo partículas de polvo, o insectos resaltados por el flash de las cámaras, un fenómeno que también se da, en bastantes ocasiones, en los vídeos, simplemente porque la vida y lo que los aparatos captan de esta no van a la misma velocidad. Pero bien que capturó nuestra atención el hecho.
Iker Jiménez vino por las grabaciones del Palau de la Generalitat
Desde el Más Allá
Volvería a hacerlo si se repitiese, aunque no viniese esta vez, como entonces, el mismísimo Iker Jiménez. El Mercado Central, ya puestos, posee abundancia de fantasmagorías. Tantas que, aseguran, de noche se escuchan los pasos de una muchedumbre espectral. Destacan, en cuestión de leyendas, dos ánimas, al menos por ser las más citadas. Una, extrabajador allí.
En concreto, la presencia de un vendedor que encontró trágica muerte allí y que aún ronda los puestos, sobre todo el suyo, cuidándolo desde el Más Allá. Pero, aunque el veterano centro comercial comenzaba a construirse a partir de 1914, el edificio, como decíamos, se levantó sobre abundante pasado. Así, se habla del fantasma de un mercader árabe decapitado por la Inquisición.
Multitud de pasos
Obviamente, es más que posible que ambos fantasmas sean el mismo. Incluso parte de la otra población ectoplásmica, puede que casi todos ellos. Pero animan nuestro viaje al trasmundo fantasmagórico, y más en una construcción que saluda a una plaza llamada Ciudad de Brujas. Si preguntas, te dirán que porque aquí se ajusticiaron personas acusadas de brujería en la Edad Media.
Según algunos historiadores, esto último verdad es, aunque el nombre realmente no va por ahí, sino como homenaje a la ciudad holandesa (hoy neerlandesa) de Brujas, vinculada al filósofo, humanista y pedagogo valenciano (fallecido en aquella población) Juan Luis Vives (1492-1540). Y del insigne y universal estudioso, que se sepa, no hay noticias de que se aparezca por aquí. Daría mayor lustre al recorrido, eso sí.