Entrevista > Álvaro Giménez y Luisa Pastor / Poetas y profesores (Orihuela, 14-noviembre-1974 y 31-octubre-1974)
Luisa Pastor se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Alicante, paso previo a superar las oposiciones y desarrollar parte de su trayectoria como docente en Andalucía (Cádiz, Málaga y Almería).
Precisamente en la Ciudad del Indalo conoció a Álvaro Giménez, igualmente filólogo. Comenzaron pronto una relación, en 2001, unidos asimismo por su amor a la literatura y a la figura de Miguel Hernández, nuestro oriolano más universal.
Instalados de nuevo en Orihuela y promovidos por el padre de Luisa, Javier Pastor Parra -entonces presidente del Ateneo Casino-Orcelitano-, en 2009 organizaron el recital ‘Labrando el aire’ como preparación de los actos del centenario del poeta, en 2010. Desde entonces el legado hernandiano ha estado muy presente en sus vidas.
¿Qué significa la figura de Miguel Hernández?
Luisa Pastor (LP) – Mi acercamiento a su figura fue muy temprana, conozco su obra desde niña. Leí, por ejemplo, con apenas doce años, los ‘Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández’ y la biografía de Francisco Martínez Marín, ‘Yo, Miguel’, gracias a mi padre, que contaba con una nutrida biblioteca y me transmitió su fervor por la poesía hernandiana.
Guardo muy nítido el recuerdo de mi padre, en pie, recitándome ‘La Elegía’, y el impacto que tuvo en mí. Fue así como descubrí el poder que tiene la poesía de remover emociones.
Álvaro Giménez (AG) – Estar en Orihuela significa de un modo u otro trabajar la poesía de Miguel Hernández y su legado. Los actos previos a su centenario representaron también el pistoletazo de salida para nuestra asociación, Auralaria Poesía Escénica y Audiovisual. Llevamos a cabo un recital que sentó las bases de nuestra posterior trayectoria, dando una dimensión más experimental al recitado de poemas.
¿Cómo fue creciendo vuestra entidad?
AG – Determinante resultó nuestra vinculación con la Fundación Cultural Miguel Hernández; nos apoyaron desde el primer momento, tanto su entonces director, Juan José Sánchez Balaguer, como su sucesor, Aitor Larrabide.
Desde ese instante no hemos dejado de colaborar, estrechándose los lazos a partir de 2011 con la organización conjunta del acto de entrega del Premio Miguel Hernández.
«Más allá del aspecto biográfico y mitológico de Miguel, buscamos reivindicar su parte lírica y poética» A. Giménez
¿En qué consiste exactamente?
LP – Es un premio internacional de poesía dotado con 8.000 euros y la publicación del poemario ganador. Se trata de un galardón muy importante, aunque hace años tenía más prestancia, pues se otorgaba también un premio nacional de poesía y otro de periodismo, al mejor artículo publicado en prensa sobre su figura, algo fundamental para la difusión de su obra.
¿Cuándo se produce el fallo del jurado?
AG – Siempre se realiza en las fechas próximas al 28 de marzo, día en que se conmemora el fallecimiento de Miguel Hernández. No obstante, el acto de entrega es a finales de septiembre, como pórtico del otoño hernandiano; recordemos que Miguel nació el 30 de octubre.
«¡Jamás he visto a nadie recitar ‘La Elegía’, de Miguel Hernández, cómo lo hizo Atanasio Die!» L. Pastor
¿Es una fiesta literaria?
AG – Intentamos que trascienda los aspectos biográficos e ideológicos de la obra de Miguel y tratamos de reivindicar su vertiente más lírica, con una propuesta escénica y audiovisual.
LP – Miguel Hernández es un mito para todos los que escribimos poesía, y es una noche de celebración de su legado. Somos conscientes que nuestra admiración no debe suponer que quien escriba hoy tenga que hacerlo exactamente como él, que era único.
¿Recitando también en la misma?
LP – Exacto, procuro que la declamación poética esté siempre presente en la gala, recitando tanto poemas de Miguel como del poeta ganador del premio. A veces integramos el lenguaje audiovisual a través de la fórmula del videopoema.
Desde nuestro primer recital, en el que contamos con la ayuda de Atanasio Die y su mujer, Manoli García, grandes exponentes del teatro y la rapsodia en Orihuela, para mí es fundamental luchar por no perder la transmisión oral de la literatura, y muy particularmente de la poesía, un género tan maltratado y minoritario.
Como rapsoda, recitar los versos de Miguel es un gran placer, por su alto componente emotivo y su sonoridad.
«Como rapsoda, recitar los versos de Miguel es un gran placer, por su alto componente emotivo y sonoridad» L. Pastor
¿Quién ha sido el último premiado?
AG – El pasado 27 de septiembre se entregó a Carlos García Mera, joven poeta de Guadalajara. Fue el elegido entre 1.055 poemarios, la mayoría de alto nivel.
Su poemario, ‘Jardín Cerrado’, está muy enraizado en la poética hernandiana, pues tiene como temática la naturaleza, uno de los temas preferidos de Miguel, conjugándolo con el fenómeno de la literatura.
¿Nuestros jóvenes conocen a Miguel Hernández, lo valoran?
AG – Miguel Hernández es todavía una marca que se reconoce, pervive. Son numerosos los poemas de Miguel que se leen, especialmente ‘La Elegía’. Que tengan un conocimiento más profundo es menos habitual.