Entrevista > Juan Luis Guitart / Músico (Alcoy, 22-marzo-1982)
Juan Luis Guitart se hizo músico no por tradición familiar, “soy el primero”, dice sonriente, y llegó tarde, a los doce años, “cuando lo normal es comenzar a los ocho, la edad recomendada”. Quiso probar, sin excesivas expectativas.
Pero le agradó, teniendo claro el instrumento en el que se iba a desarrollar, el oboe, influenciado por la banda sonora de Ennio Morricone en ‘La Misión’ (1986). “Me gustaba la melodía que brindaba, aunque el profesor me advirtió que era un instrumento solista”, matiza.
Tampoco le importó, fruto de su perenne desparpajo, y se apuntó a la Música Nueva. Son ya muchos años en la profesión -dando clases a cientos de alumnos-, lo que le permitió optar este año a la presidencia de la Orquesta Sinfónica de Alcoy, cargo que ocupa desde el 28 de agosto.
¿Cómo definirías al oboe?
Es un instrumento maravilloso; lástima que no pueda vivir de él porque el mundo de la música es complicado en ese sentido. En la actualidad doy clases en mi banda.
¿Qué te ha proporcionado?
Uf, tantísimas cosas. Por ejemplo, desde hace cinco años estoy en el taller de Piñero, y las jornadas son agotadoras. Después voy a impartir clase, es decir, toco el oboe y se me pasa el cansancio, al momento.
Me despeja la mente de un modo increíble, cuando en realidad tocar un instrumento cansa, tanto física como mentalmente.
¿Dónde siguió tu formación?
El Grado Elemental lo completé en la propia banda, antes de superar el Grado Medio en Xàtiva (València) y el Superior en Alicante. Como sabemos, la carrera musical es larga -la de cualquier instrumento, de hecho-, finalizándola a los 32 años.
«Tocar un instrumento es muy cansado, pero a mí el oboe me relaja y despeja la mente»
¿Cuál fue tu siguiente destino?
Empecé a buscar trabajo, dando clases en numerosas escuelas de la comarca (Cocentaina, Banyeres de la Mariola, las cuatro de Alcoy…), pero los ingresos eran muy limitados, sobre todo porque no hay una regularidad. Dependes de los alumnos que haya en cada curso.
Sin querer dejarlo de lado, me incorporé al taller, donde llevo a cabo un trabajo totalmente diferente.
Hace poco te ofrecieron presidir la Orquesta Sinfónica.
Realmente no fue un ofrecimiento, sino que el anterior presidente (Ferran Villanueva) lo había dejado por cuestiones laborales y me ofrecí para la vacante, tras la aprobación de los respectivos socios. La mía era la única candidatura.
Llevar la presidencia de la Orquesta Sinfónica no es comparable a la actividad de una banda, que es mucho mayor, pero requiere su tiempo y dedicación.
«¡No sabemos la suerte que tenemos en Alcoy de contar con una orquesta sinfónica!»
¿Tus funciones cuáles están siendo?
Gestionar la propia orquesta y los actos fijos, que son los contratados por el Ayuntamiento, es decir, las cuatro misas mayores de Alcoy (San Mauro, Santa Cecilia, Sant Jordi, Virgen de los Lirios y el Jesuset). Son los que nos permiten tener una serie de ingresos para poder subsistir.
Asimismo, tenemos concertados tres conciertos al año (Navidad, Final de Curso y Santa Cecilia) en el Teatro Calderón de donde somos residentes, pues nuestra sede está en sus bajos.
Debes estar muy bien coordinado con el director de la orquesta.
Por supuesto, con el balear Bernat Quetglàs. Hablamos mucho, siendo él el director artístico, el enlace entre la Junta Directiva y los músicos.
Bernat sugiere y nosotros analizamos, aunque casi siempre se acepta porque se trata de un músico de enorme prestigio. Es la junta la que propone los programas o proyectos que vamos a realizar. Nosotros también damos propuestas, siempre en pro de la entidad.
«Disponemos de otra baza, la Joven Orquesta, la antesala a tocar en la orquesta principal»
¿La idea es realizar algún cambio?
Prefiero seguir una línea más continuista. Sí es cierto que desde que Ferran dejó el cargo, poco antes de las Fiestas de Sant Jordi, se ha producido un cierto parón en cuanto a actividad, sin abandonar los actos antes señalados.
Mi intención, y la de la junta, es la de intentar impulsar un poco más los grupos de cámara, viento o cuerda, para hacernos un poco más visibles, teniendo en cuenta que somos una orquesta no profesional. Primero dejarnos ver en Alcoy y seguidamente en toda la comarca.
Siempre que me preguntan lo digo, ¡no sabemos la suerte que tenemos de contar con una orquesta sinfónica!, en un municipio donde está mucho más arraigada la música de banda.
Por supuesto.
Es una oportunidad para ellos, porque no es el mismo timbre o repertorio. Eso les enriquece mucho, especialmente a los músicos de viento, que es lo que complementa a la orquesta.
Este tipo de orquestas sinfónicas solo se ven en las grandes ciudades, y tenerla en Alcoy es un lujo. ¡Debemos impulsarla! Disponemos de otra baza, la Joven Orquesta, la antesala a tocar en la orquesta principal.