Entrevista > Noé Vicente López / Director de la Escuela Municipal de Teatro (Zamora, 17-diciembre-1986)
En poco más de dos años, la Escuela Municipal de Teatro se ha convertido en un vibrante foco cultural. Con más de un centenar de alumnos, la escuela no solo forma intérpretes, sino que también promueve un espacio de desarrollo personal y social para la juventud. Su éxito se apoya en la rica tradición teatral del municipio y en una implicación municipal que va más allá del simple apoyo.
La Escuela Municipal de Teatro comienza una nueva temporada con novedades. ¿Cuál es la más destacada que podemos mencionar?
La principal novedad es la creación de un nuevo rango de edad, un nuevo grupo que cubre el paso entre los jóvenes y los adultos, y abarca entre los dieciocho y los treinta y cinco años, en el que algunos ya tienen experiencia previa.
Muchos jóvenes están repitiendo curso, lo que indica que la escuela ya está forjando una cantera propia. ¿Es un éxito rotundo?
Sí, la escuela empezó hace dos años y muchos jóvenes están repitiendo. Podemos decir que tenemos una cantera muy interesante y chula. Son jóvenes a los que les gusta el teatro, acuden a verlo y, además, actúan. Incluso están generando sus propios proyectos.
Ese interés va más allá de las clases. ¿Se están viendo ya los frutos en forma de producciones externas?
Absolutamente. Este verano, por ejemplo, un chico que está estudiando dirección de cine escribió y produjo un cortometraje. Lo grabó él mismo, contando como actores con sus compañeros del taller de teatro. El éxito de estos proyectos personales es indiscutible.
«Lo más importante es que tengan en Sant Joan un referente donde aprender y desarrollar cosas que les interesan»
Más de cien alumnos. ¿Esperaban este crecimiento tan rápido en un proyecto tan joven?
Creo que este éxito se debe a que en Sant Joan tradicionalmente teníamos hasta cuatro compañías locales. Es parte de la historia del municipio, y ojalá volvamos a ver el surgimiento de más compañías nuevas. Es uno de los objetivos de la escuela, que se queden más grupos de teatro en nuestro pueblo.
¿Se convierte esta escuela en un motor para que jóvenes y adultos acaben formando nuevos grupos teatrales en el municipio?
Lo bueno es que los jóvenes ya están trabajando en profesiones que tienen que ver con el mundo artístico. Es difícil vivir de esto, ya que los últimos datos de la SGAE dicen que solo un 7% de los actores pueden hacerlo. Pero creo que lo más importante es que tengan en Sant Joan un referente donde aprender y desarrollar cosas que les interesan.
¿El teatro cumple una función social de encuentro para aquellas personas con inquietudes artísticas?
Para mí, lo más importante es lo que mencionamos en la presentación: es un espacio para la gente joven con inquietudes culturales. Es un sitio para quienes, a lo mejor, siempre hemos sido los ‘bichos raros’ de nuestros grupos. Es encontrar un espacio seguro donde puedes ser como tú eres, defender tus ideas y hablar de teatro sin miedos.
«Los profesores que tenemos están especializados en cada sector de edad»
¿Ha visto casos en los que esta escuela haya tenido un impacto vital para el alumnado?
Sí, conozco el caso de jóvenes a los que esto les ha supuesto salvarles la vida, literalmente. El teatro está haciendo una función muy interesante en nuestro municipio que va mucho más allá de la mera formación artística.
Sant Joan tiene una rica tradición en las artes escénicas. ¿Asume la escuela la responsabilidad de ser heredera de ese legado?
Tenemos que seguir innovando para que el interés o la semilla que tiene la gente se convierta en espectáculos y montajes de fin de curso que sigan atrayendo. Si la experiencia en la escuela no es buena o no es satisfactoria, el interés por el teatro se puede perder. Por eso, nos enfocamos en mantener viva esa pasión por las artes escénicas.
¿Qué importancia tiene la apuesta municipal de la concejalía de Cultura para el desarrollo de la escuela?
La apuesta y la dinámica de cómo funcionan los servicios políticos es algo muy difícil. Sin embargo, lo que nos encontramos fue una total aceptación y, en muchas ocasiones, la concejalía decidió ‘subir la apuesta’. Se nota que, además de la tradición, la propia concejalía y el equipo municipal tienen un interés genuino por el teatro. Eso ha hecho que la apuesta haya sido máxima.
«Podemos decir que tenemos una cantera muy interesante»
Mencionaba que subieron la apuesta. ¿A qué se refiere exactamente?, ¿es común encontrar esa proactividad en una institución pública?
Es muy grato que no tengas que ir a pedir, sino que te digan: «quiero que llegue a más alumnado», «quiero que hagáis más actuaciones» o que se abran más días. Por ejemplo, a los alumnos de la sala de los miércoles se les ofreció otro día y otra fecha, y lo han vuelto a hacer. Cuando se ponen las cosas tan fáciles, te anima mucho a seguir generando proyectos.
Como por ejemplo el certamen de teatro amateur ‘Nosaltres’, ¿son parte de esa subida de apuesta?
Efectivamente. Tenemos el certamen de teatro ‘Nosaltres’ en marzo que es de teatro amateur, pero la escuela es fruto de ese interés en que la cultura, las artes escénicas, sigan saliendo y que generemos esos proyectos. Cuando tienes una administración tan dispuesta a crecer, todo es más fácil.
A pesar de todas las circunstancias positivas, un proyecto tan joven debe enfrentarse a sus propios desafíos. ¿Cuáles han sido los principales en este arranque?
Desde Maniquí nos ha interesado mucho que el enfoque del teatro que diéramos tuviera un enfoque muy social. El reto que nos hemos marcado es que siempre tengamos en cuenta el análisis de la sociedad en la que vivimos. Queremos que los propios jóvenes y las personas mayores que vienen al taller puedan hablar de lo que está pasando, que sea un teatro integrado.
«Se nota que la concejalía y el equipo municipal tienen un interés genuino por el teatro»
¿Eso implica que en los grupos infantiles no se ciñen solo a cuentos o temas puramente infantiles?
Así es. Si vas a los talleres de los más pequeños tocan temas que no son cuentos siempre. A veces hablan de su propia realidad y de lo que les interesa. Conectar el teatro con lo que estamos viviendo, con la sociedad, para que sea un teatro de igualdad, es el reto que nos hemos creado y que intentamos tener muy en cuenta en cada montaje.
El ‘Proyecto Medusa’ fue un gran ejemplo de este enfoque, una mezcla de teatro clásico y feminismo.
Fue un texto que escribí para ellos, pensando en los alumnos. Fue muy interesante porque todas las labores, tanto de producción como la parte técnica, la escenografía, el vestuario, la iluminación… todo lo hizo el propio equipo. Les expone a una realidad muy profesional y completa.
¿Se fomenta en la escuela la autogestión y la producción integral de sus propios montajes?
Por supuesto, ese es uno de los retos. Fomentamos que puedan autoproducirse, crear la escenografía, el vestuario, la iluminación. Además, trabajamos la competencia de comunicación. Un ejemplo es que ellos mismos llevaban el cartel y acudían a la rueda de prensa a defender la idea, a comentarla y a responder preguntas.
«Ojalá volvamos a ver el surgimiento de más compañías nuevas»
¿Intenta la escuela aprovechar talentos que no son estrictamente teatrales?
Intentamos no cerrarnos a una única idea estética. Hay gente que sabe cantar, que sabe bailar, y aprovechamos esos talentos para integrarlos en las obras. El teatro no solo tiene una parte textual o de interpretación, sino que es muchísimo más.
El trabajo pedagógico es diferente en cada rango de edad, desde los infantiles hasta los seniors. ¿Cómo se adaptan a estas necesidades?
La pedagogía no es igual, y por eso pude contar con las personas que me parecían las mejores para cada uno de los talleres. Los profesores que tenemos están especializados en ese sector de edad.
¿Y en el taller para la tercera edad?
El enfoque no es el típico sainete o papel. Son obras de teatro que reflejan su realidad, con historias de amor, porque los mayores se siguen enamorando, tienen sus propias relaciones y su propia vida.
«Es un espacio para la gente joven con inquietudes culturales»
La escuela está muy integrada en la vida cultural de Sant Joan. ¿En qué eventos participarán además del de fin de curso?
Por ejemplo, en el espectáculo de Halloween que se hizo en la Casa de la Cultura, donde los protagonistas son los alumnos de la escuela. En Navidad se preparan actividades en la gala de cine, y el espectáculo lo hacen los propios componentes. También en el premio de literatura se presenta una escena.
¿Se genera comunidad entre los alumnos fuera del horario de clases?
Creamos una vida social fuera de los talleres, que no solo tiene que ver con la formación, sino con la cultura. Tenemos un grupo de WhatsApp donde, cuando hay una obra de teatro que interesa, quedamos para ir a verla juntos. Se mezcla gente mayor, del grupo de adultos, y algún joven. Además, este año voy a impartir un pequeño taller de escritura teatral para aquellos que quieran empezar a escribir.
¿Aspira Sant Joan a ser una referencia en las artes escénicas de la provincia, incluso por encima de municipios más grandes?
Podemos aspirar a seguir creciendo, al igual que otros municipios grandes como Elche tienen un gran circuito teatral. Hay otros que no se toman tan en serio estas actividades, pero para mí no es una cuestión de ranking o de compararse. Se trata de seguir trabajando en las relaciones entre la institución, las asociaciones y el municipio para que sigan saliendo proyectos tan emocionantes y chulos.






















