El municipio de La Nucía ya se encuentra inmerso en la cuenta atrás hacia el tercer fin de semana de noviembre, momento en el que celebra sus fiestas patronales en honor al Santíssim Sacrament y Sant Rafel. En un municipio en pleno crecimiento urbanístico y demográfico, con centenares de familias de diferentes procedencias, estas fiestas son la oportunidad perfecta para reconectar con la historia, la identidad y las tradiciones más arraigadas de la localidad.
Aunque la localidad organiza durante el verano sus fiestas más multitudinarias, en noviembre La Nucía ofrece un ambiente más íntimo pero cargado de significado, en el que la participación de los vecinos sigue siendo el corazón de las celebraciones.
Al igual que ocurre en l’Alfàs del Pi, estas festividades recuerdan la independencia de la localidad respecto a la Baronía de Polop, un hecho que marcó el desarrollo histórico de la Marina Baixa y que aún hoy se rememora con orgullo y devoción.
Día del Santíssim: un traslado lleno de historia
El sábado da comienzo el Día del Santíssim, jornada en la que se rememora la fundación de la parroquia de La Nucía con el traslado del Santíssim Sacrament. Este acto, que combina devoción, tradición y participación vecinal, se ha mantenido a lo largo de los años como uno de los hitos históricos más importantes de la localidad.
Vecinos de todas las edades acompañan el traslado, participando activamente en una ceremonia que refleja el profundo vínculo del pueblo con su patrimonio religioso. La plaza mayor, las calles adyacentes y la iglesia se llenan de música, flores y tracas que anuncian la llegada de uno de los días más significativos del calendario festivo nuciero.
En términos de participación las fiestas patronales no son las más multitudinarias del municipio
Sant Rafel: la subasta de andas y cintas
El domingo, Día de Sant Rafel, la atención se centra en el copatrón de La Nucía. Uno de los momentos más esperados es la subasta de las andas y cintas del santo, celebrada tras la misa en la ermita de San Rafael. Esta tradición permite a los asistentes pujar por el derecho a portar las andas o las cintas durante la procesión, un gesto cargado de significado que refuerza la identidad local y la conexión entre generaciones.
Lo más curioso de esta subasta es que se sigue realizando en pesetas, a pesar de que la moneda desapareció oficialmente en 2002. Este detalle convierte la tradición en un auténtico puente temporal, evocando la memoria histórica de La Nucía y añadiendo un toque de nostalgia a la festividad.
Subida de Sant Rafel
Tras la procesión, uno de los momentos más espectaculares es la subida de la imagen de Sant Rafel a ritmo de traca. Improvisados costaleros portan la figura del copatrón por las empinadas calles del municipio, mientras la multitud intenta seguir la imagen corriendo, creando un ambiente único de entusiasmo, ruido y color. Este acto, cargado de emoción y tradición, refleja el espíritu de comunidad que caracteriza a La Nucía y su manera particular de celebrar sus fiestas.
El recorrido, que suele realizarse poco antes de las 14 horas, culmina en la ermita de San Rafael, donde la imagen permanecerá durante un año, aguardando la próxima celebración. La combinación de devoción, adrenalina y alegría convierte este momento en un sello distintivo de las fiestas patronales de La Nucía.
Sigue realizándose con pesetas la subasta de andas y cintas de Sant Rafel
Gastronomía que une generaciones
La gastronomía es otro de los elementos fundamentales de estas fiestas. Durante el fin de semana, tanto hogares como bares y restaurantes del municipio recuperan recetas tradicionales que permiten disfrutar de la cocina típica nuciera.
El putxero amb pilotes es el protagonista del sábado, un plato contundente que reúne a familias y vecinos alrededor de la mesa. Al día siguiente, tras la subasta, los bares ofrecen carne de caballo, siguiendo una tradición muy arraigada en la localidad. Además, no faltan los dulces típicos, como mantecados, pastissets de boniato y polvorones, que anticipan la cercanía de la Navidad y cierran las celebraciones con un toque de sabor y nostalgia.
Tradición, historia y comunidad
Más allá de los actos religiosos y gastronómicos, las fiestas de La Nucía son una oportunidad para que vecinos y visitantes compartan experiencias y transmitan valores de comunidad. Desde los más mayores que recuerdan épocas pasadas hasta los jóvenes que se incorporan a nuevas tradiciones, todos participan en un entramado de memoria, devoción y cultura que hace que estas celebraciones sean únicas en la comarca de la Marina Baixa.
Las calles del municipio se llenan de conversaciones, risas y recuerdos, mientras la música de las bandas locales y los estallidos de tracas acompañan cada acto. La participación intergeneracional, la riqueza de las tradiciones y la fuerza de la identidad local convierten estas fiestas en un auténtico patrimonio vivo de La Nucía.
Putxero amb pilotes y carne de caballo, una gastronomía tradicional que reúne a vecinos y visitantes
Cierre con sabor a futuro
Cuando la procesión finaliza y la imagen de Sant Rafel regresa a la ermita, se cierra un ciclo que vuelve a conectar a los nucieros con sus raíces y los prepara para recibir la Navidad.
Entre recuerdos, aromas y sabores, las fiestas patronales de noviembre se consolidan como una de las celebraciones más auténticas y queridas del municipio, uniendo pasado, presente y futuro en un fin de semana que ningún vecino quiere perderse.




















