ENTREVISTA > Francisco Gan Pampols / Vicepresidente de Recuperación Económica y Social (Gerona, 25-abril-1958)
Con la dana vino y, cumplido el primer aniversario, ahora se marcha. En noviembre de 2024 Francisco José Gan Pampols fue nombrado nuevo vicepresidente segundo de la Generalitat Valenciana al frente de la recién creada Conselleria de Recuperación Económica y Social por Carlos Mazón. Ahora ha anunciado que dejará dicho cargo el 5 de noviembre.
Ésta ha sido la primera experiencia política para este militar, aunque es licenciado en Ciencias Políticas. Antes había participado en misiones internacionales desarrolladas en lugares tan problemáticos como Afganistán, Bosnia o Kosovo. Durante este último año ha estado encargado de liderar el Plan Endavant para reconstruir la zona devastada por la riada que asoló València en octubre del pasado año.
Tras más de 2.500 millones invertidos por parte de la Generalitat, ¿qué balance haces de la reconstrucción? ¿Se han logrado todos los objetivos previstos para este primer año?
El balance es positivo en lo esencial, aunque aún hay trabajo pendiente. En un año se ha avanzado mucho, quizá más de lo que parecía posible al principio.
Hay que recordar la magnitud de la catástrofe con más de 552 km2 afectados, más de 300.000 personas perjudicadas y más de 17.800 millones de euros de pérdidas. El esfuerzo para devolver las condiciones de vida básicas a las personas ha sido enorme. Lo que normalmente tarda décadas en planificarse y ejecutarse, aquí se ha resuelto en meses.
Este verano se presentó formalmente el Plan Endavant. ¿Cuántas iniciativas se han podido sacar adelante?
En total el 49% de las iniciativas del Plan Endavant están ya iniciadas o acabadas en sus primeros tres meses de aplicación. Lo más urgente está ya en marcha. Está avanzando al ritmo previsto, y la expectativa es de superar el 60% antes de que acabe el año.
Por supuesto no todo está hecho, ni podía estarlo. La magnitud de la riada y el tiempo disponible hacen que el proceso de reconstrucción no pueda medirse solo por resultados inmediatos.
Lo importante ahora es mantener el método y la continuidad. Porque las obras reparan lo visible, pero la confianza y la prevención son las que sostienen de verdad a una sociedad cuando vuelve a llover.
«Hemos resuelto en meses lo que normalmente tarda décadas en planificarse»
¿Qué ha sido lo más complejo de arreglar o reconstruir durante este año?
Lo más complejo no ha sido reconstruir infraestructuras, sino recuperar la normalidad. Las carreteras, los edificios o las redes pueden repararse con medios y tiempo, pero el tejido humano y social es mucho más difícil de recomponer. La pérdida de confianza, el impacto emocional y la sensación de vulnerabilidad pesan más que el barro o el hormigón.
En el plano material, lo más difícil ha sido ordenar los procedimientos. Cada administración trabaja con ritmos distintos y con normas que no siempre se adaptan a la urgencia. Gestionar eso garantizando transparencia y control técnico ha sido uno de los mayores desafíos.
Y a nivel de infraestructuras, ¿qué logros destacarías?
En estos momentos 49.000 alumnos están dando clases en sus municipios porque el 93% de los centros educativos están operativos. Al mismo tiempo los ocho derruidos están en construcción y se ha recuperado la normalidad en los 57 centros de salud.
También se ha restablecido toda la red de Metrovalencia, que quedó prácticamente impracticable. Se han repuesto más de cuarenta kilómetros de vías y se han recuperado dieciocho carreteras autonómicas. Además, se han repuesto 150 kilómetros de colectores, se han reparado 123 depuradoras y se han adecuado 72 polígonos y áreas industriales, entre otras.
De igual forma destacaría que se han destinado cien millones al plan de choque en l’Albufera, lo que supone la mayor intervención de los últimos años en este espacio protegido.
«Ha sido más difícil que la población recupere la normalidad que reconstruir las infraestructuras»
¿Queda algo por reconstruir que sea competencia autonómica?
Sigue siendo necesario avanzar en la formación, en la concienciación y sensibilización de la ciudadanía para que sepan cómo actuar ante futuros desastres. Recientemente presentamos un proyecto educativo de prevención ante emergencias dirigido al alumnado de Educación Primaria y Secundaria y en esta línea debemos seguir avanzando.
Además, sigue pendiente sanar la herida emocional que tiene la sociedad valenciana y eso tiene necesariamente que pasar por ofrecer más atención psicológica a las víctimas, por cuidar su salud emocional y por darles seguridad de cara al futuro.
¿Qué queda por reconstruir, que sea competencia del Estado?
Bajo mi punto de vista, la principal responsabilidad que tenía el Gobierno central tras la dana, y que no ha asumido, era impulsar un pacto de Estado que liderara la reconstrucción y pusiera en el centro al ciudadano.
He solicitado en varias ocasiones, tanto al anterior comisionado para la dana como a la actual, una comisión mixta que coordine el trabajo de todas las administraciones implicadas. Además desde la Generalitat hemos remitido dos cartas por escrito al Gobierno también en este sentido, de las que nunca obtuvimos respuesta.
La coordinación institucional era y sigue siendo una necesidad elemental y todo lo que no ahonde en ello es terreno abonado a duplicidades, trámites interminables o retrasos que solo perjudican a la ciudadanía. Esto no es un tema de colores o partidista.
«El 93% de los centros educativos afectados ya están operativos»
Más allá de las relaciones institucionales, ¿quedan pendientes actuaciones en infraestructuras estatales?
Echo en falta que el Gobierno no haya impulsado la construcción de más viviendas, las ayudas a los más de veinticinco municipios que se han quedado fuera de los decretos del Gobierno o la dificultad de los ayuntamientos para ejecutar los 1.720 millones de euros del Ejecutivo central para acometer la rehabilitación de infraestructuras dañadas.
Y muy importante, siguen pendientes de ejecutar también proyectos hidráulicos que son competencia del Gobierno central y que son clave además para prevenir futuras riadas.
Y de lo pendiente que sea competencia de los ayuntamientos, ¿qué faltaría?
Los ayuntamientos, con sus alcaldes al frente, han realizado en esta catástrofe una labor encomiable. Sabemos que son la administración más cercana a la ciudadanía, la que antes recibe sus necesidades y peticiones. Son los primeros que pueden actuar.
He tenido ocasión de reunirme con la mayor parte de los alcaldes de las localidades más afectadas, me he sentado con ellos y hemos hablado sin filtros de todos los temas que les preocupan. Puedo asegurar que todos ellos son héroes anónimos, que han dado lo mejor de sí mismos en las circunstancias más difíciles.
De mi etapa en el Consell me quedo con su ejemplo y su fortaleza. Espero que se hayan sentido apoyados por la Generalitat. Yo, por mi parte, lo he intentado al máximo.
Comentabas antes que están teniendo dificultades para gestionar el dinero procedente del Estado…
Sí. En estos momentos los alcaldes están pasando por un momento de gran presión gestionando las obras de reconstrucción de infraestructuras. Algunos están acostumbrados a manejar un presupuesto de dos millones de euros, y se han visto obligados a gestionar proyectos que quintuplicaban esa cantidad con los mismos medios técnicos y humanos.
Creo que en las actuales circunstancias a los alcaldes de los municipios afectados no se les puede pedir ni reprochar nada. Hacia ellos va mi admiración y respeto. Lo que procede es apoyarles de forma decidida para que puedan ejercer sus responsabilidades.
«De mi etapa en el Consell me quedo con el ejemplo y la fortaleza de los ayuntamientos»
¿Qué ha faltado para que no se haya producido una mayor coordinación entre la Generalitat y el Estado?
La coordinación entre instituciones ha sido irregular, aunque en el ámbito autonómico y local ha funcionado bien. Aquí hay proximidad, conocimiento del territorio y una voluntad real de resolver.
Efectivamente donde no ha funcionado ha sido con la Administración General del Estado. No ha existido un marco común de trabajo, ni un calendario compartido, ni un sistema de seguimiento conjunto.
Eso no responde a un desacuerdo puntual, sino a un problema de método. España no dispone de un modelo estable de gestión postemergencia, y cuando falta estructura, todo depende de la voluntad individual. Y la voluntad, por sí sola, no basta para coordinar un país.
Sigue habiendo quejas de ciudadanos por la falta de recepción de ayudas. ¿Ha cumplido la Generalitat con las comprometidas? ¿Ha sido fácil solicitarlas y recibirlas?
La Generalitat ha cumplido con las ayudas comprometidas dentro de sus competencias. Solicitarlas ha sido posible desde los primeros días, y la mayoría se han abonado en plazos razonables.
En total se ha destinado cerca de 1.500 millones de euros en ayudas directas, ágiles y sin burocracia para las familias y empresas afectadas. De esa cantidad, se ha pagado ya el 60%, lo que supone unos 900 millones de euros.
«España no dispone de un modelo estable de gestión postemergencia»
Con tu inminente marcha, ¿la Conselleria de Recuperación Económica y Social desaparecerá como tal o será asumida por otro conseller?
No es una cuestión de estructuras, sino de propósito. Esta vicepresidencia nació con una misión concreta y con un horizonte limitado, planificar la reconstrucción y dar sentido a un proceso que comenzó en plena urgencia. Esa etapa se ha cumplido.
A partir de ahora, el trabajo seguirá su curso donde corresponda. Lo importante no es quién lo continúe; sino que se mantenga la seriedad, el rigor y el compromiso con las personas. Las estructuras pasan, pero el deber de servir ha de permanecer.
¿De cuánto crees que tendrá que ser aproximadamente la inversión de la Generalitat en 2026 para la reconstrucción? ¿Será una cifra considerablemente inferior a la habida este año?
El presupuesto de 2026 está en elaboración y el llamado ‘presupuesto dana’ dependerá de la autorización del Gobierno de España, al estar vinculado al Fondo de Liquidez Autonómico. Eso significa que la Generalitat no puede decidir por sí sola el importe, aunque sea una financiación al 0%.
Conviene recordar que ese dinero no es una ayuda, sino una deuda que habrá que devolver. Por eso he defendido siempre que la reconstrucción también requiere aportaciones a fondo perdido.
¿Cuáles son tus expectativas del proceso judicial que se está llevando a cabo actualmente sobre la gestión de la dana en las horas más críticas?
No valoro procesos judiciales, y por supuesto quiero manifestar mi respeto máximo por la Justicia.
«La Generalitat ya ha pagado el 60% de las ayudas económicas directas»
¿Qué tienes pensado hacer a partir del 5 de noviembre? ¿Seguirás vinculado de alguna manera a la reconstrucción del sur de València o la política?
Volveré a mi vida ordinaria, la que dejé aparcada durante este tiempo. Mi compromiso era temporal y con un objetivo concreto, y considero que está cumplido.
Seguiré, eso sí, disponible para lo que pueda aportar desde el conocimiento y la experiencia, pero fuera del ámbito institucional. Hay etapas que deben cerrarse con serenidad, y ésta lo hace con el deber cumplido y con agradecimiento a quienes han compartido el camino.
A quienes se queden encargados de la gestión de la reconstrucción en la Generalitat, ¿qué consejo le darías?
Les diría que mantengan la mirada larga, que no confundan la urgencia con la prisa y que no pierdan nunca de vista a las personas detrás de cada expediente. La técnica es necesaria, pero la vocación de servicio es la que da sentido al esfuerzo.






















