Entrevista > Roberto Bueso / Director y guionista de cine (València, 3-enero-1986)
La afición de Roberto Bueso por el cine era similar a la de cualquier adolescente, “solía ir a los estrenos comerciales”, hasta que sufrió un accidente de moto que le dejó convaleciente en casa, postrado en el sofá. “Un compañero de trabajo de mi padre sabía que tenía inquietudes y me trajo una bolsa enorme llena de películas”.
Entre ellas descubrió varias de Woody Allen, ‘Annie Hall’ (1977) o ‘Manhattan’ (1979), o auténticas joyas, como ‘Down by Law’ (1986), de Jim Jarmusch, “la que más me marcó, sin duda”. Supo entonces que alguien decidía el movimiento de cámara o la propia posición de ésta, “cambiando mi forma de ver cine”.
Escritor empedernido desde bien joven, Bueso prepara ya su tercera película, después de ‘La Banda’ (2019) y ‘Llenos de gracia’ (2022): “será un proyecto personal, algo más maduro”. Nos desvelará asimismo cómo es el complejo proceso de elaboración de un film.
«Pese a ser buen estudiante de filosofía, el cine cada vez me iba quitando más tiempo»
¿Tras tu accidente quisiste ser director?
Estaba en último año de bachiller y opté por filosofía, pues el veneno del cine no se había desarrollado todavía. Sí me hice habitual de un videoclub especializado, ‘Stromboli’, viendo ‘Luces de ciudad’ (1931), de Charles Chaplin, ‘Los inútiles’ (1953), de Federico Fellini, o ‘Te querré siempre’ (1954), de Roberto Rossellini, película que suelo ver anualmente.
Seguía sin pensar, no obstante, que la dirección podía ser una profesión. Pero a pesar de ser buen estudiante, el mundo del cine cada vez me quitaba más tiempo y empecé a escribir secuencias, al principio fatales.
Hiciste entonces el máster de guion.
Exacto, en València, con excelentes profesores que me ayudaron en mis primeros guiones pautados. Notaba que los míos eran reconocidos, gustaban, sobre todo a Michel Gaztambide, guionista de cabecera de Enrique Urbizu.
El propio Gaztambide fue quien me dijo, al final del máster, que tenía sentido que continuara escribiendo. Resultó ser el impulso que necesitaba y me inscribí a la ECAM, la exigente Escuela de Cine de Madrid.
¿Una escuela igualmente costosa?
Mucho, pero tras superar con nota las pruebas de acceso tuve la suerte de obtener una beca, de la Fundación Borau, que no solo me cubrió la escuela dos cursos sino también me brindó la oportunidad de vivir en la Residencia de Estudiantes.
«Fue el guionista y profesor Michel Gaztambide el que me instó a que siguiera escribiendo»
Hablemos de tu primer trabajo, el corto ‘La noche de las ponchongas’.
Fue el proyecto final de carrera, un cortometraje que pude realizar con medios semiprofesionales. Funcionó muy bien, acudiendo con éxito a diferentes festivales y se emitió en La 2, en el programa ‘Versión Española’.
Seguidamente, por una serie de carambolas, contactó conmigo la productora Mod, para iniciar el proyecto de mi primer largometraje, ‘La Banda’.
¿Película en parte autobiográfica?
Algo hay, porque de la misma forma como me fui a Madrid -quizás demasiado tiempo, lejos de mi entorno, de mis amigos, mis padres-, el protagonista de ‘La Banda’, músico, lo hace a Londres. Edu (Gonzalo Fernández) vuelve a casa y siente que algo se le ha perdido, entre ellos los compañeros de su banda de música.
¿Es verdad que buscasteis a los actores entre músicos reales?
Ya antes había mezclado a actores profesionales con otros que no, encantándome. Debido a que íbamos a tratar un mundo tan concreto como el de las bandas, pensé que el acercamiento sería mucho más sincero si ellos tocaban de verdad y conocían ese mundo.
Quería que fueran músicos y los buscamos en las propias bandas, iniciando entonces un macrocasting.
«’Llenos de gracia’, inicialmente un encargo, me lo llevé a mi terreno gracias a los chicos»
¿’Llenos de gracia’ es la historia de Valdo?
Sí, hasta ahora mi proyecto más grande, con Carmen Machi, Paula Usero, Pablo Chiapella… Aunque inicialmente fue un encargo logré llevarlo a mi terreno, por decirlo así, a través de los chicos. Para mí la mejor manera de hacer una película es desde el convencimiento, te debe emocionar a ti para poder emocionar después a los demás.
¿Tan complejo es llevar a cabo un proyecto cinematográfico?
La primera mirada a la hora de hacer una película es hacia dentro, buscar aspectos honestos, que interpelen, porque si es así te ayudará en un proceso larguísimo (dos años mínimo), en el que van a intervenir mucha gente y cambiarán muchas cosas, incluido uno mismo.
Creo que la manera de resistir a todo ello es mediante la convicción, como decía. Después comienzas con la fase de escritura y, una vez disponemos del guion, llega la financiación, intentar levantar la película.
Momento clave.
Sin duda, muchas se quedan ahí. Una vez superado buscamos el equipo -los compañeros de viaje-, se realiza el casting, las localizaciones principales y la preproducción. Vamos cerrando etapas, hasta el momento culmen, el rodaje, donde estoy realmente en mi elemento.


















