Brilla como nunca, y ya no solo bajo el sol implacable de agosto. El sonido de las maletas sobre las aceras de la calle de la Paz o la vitalidad de las terrazas en Ruzafa un martes de septiembre, se han convertido en la banda sonora de una ciudad que ha roto sus barreras. El verano se ha alargado, o, mejor dicho, el otoño ha demostrado que València tiene entidad propia más allá de la temporada alta.
Los datos de ocupación hotelera del pasado mes de septiembre confirman esta sensación con una rotundidad admirable. Hemos cerrado el mes con una ocupación media en los hoteles de la ciudad del 89,1%. Esta cifra, por sí sola, ya es espectacular, superando en un punto y medio los registros del ya excelente septiembre del año anterior.
Septiembre ya no es el epílogo del verano, sino que es un capítulo principal en el calendario turístico de la ciudad. Se consolida como un mes de altísima demanda, demostrando que el atractivo de València ha trascendido la etiqueta de ‘sol y playa’ para convertirse en un destino cultural, gastronómico y profesional de primer orden europeo.
La sensación es que València ha encontrado la fórmula perfecta
Un otoño que sabe a verano
Quienes vivimos aquí lo hemos notado. Septiembre ha regalado una meteorología excepcional, un ‘veroño’ que invitaba a disfrutar del Jardín del Turia, a pasear por la Marina o a redescubrir El Carmen. Pero el clima no lo explica todo. La ciudad vibra con una energía diferente, una mezcla de visitantes internacionales y eventos que han mantenido la ocupación en niveles de pleno agosto.
Esta dinámica es la mejor noticia posible para el sector. Aleja el fantasma de la estacionalidad, ese reto histórico que concentraba toda la actividad en unos pocos meses. Ahora, la demanda se distribuye, permitiendo un flujo más constante y sostenible. Los hoteles, restaurantes y comercios pueden mantener el pulso y, lo más importante, el empleo durante todo el año.
La sensación es que València ha encontrado la fórmula perfecta. Ofrece la vibración de una gran capital europea, pero con la calidez y la escala humana que nos caracteriza. El visitante de septiembre busca precisamente eso: una experiencia completa sin las aglomeraciones extremas del verano.
Más allá de la temporada alta, València tiene entidad propia
El motor internacional sigue rugiendo
Un mes más, el aeropuerto de Manises ha sido el gran termómetro de esta tendencia. El crecimiento de pasajeros internacionales este mes ha superado el 12% interanual. València está conectada al mundo y el mundo quiere venir a València. Los pasillos de la terminal reflejan un mosaico de nacionalidades que enriquece la atmósfera de la ciudad.
El mercado italiano sigue mostrando una fidelidad absoluta, liderando el ranking de visitantes internacionales con cerca del 15% del total. Nuestros vecinos transalpinos encuentran aquí un espíritu mediterráneo compartido, pero con una oferta cultural y de ocio única.
Les siguen de cerca mercados que han crecido exponencialmente. Los Países Bajos se consolidan como nuestro segundo emisor, con un 10% de los visitantes. El turista neerlandés valora nuestra apuesta por la sostenibilidad, el diseño y la facilidad para moverse en bicicleta.
Reino Unido y Alemania completan el podio, ambos mercados maduros que buscan experiencias culturales, gastronómicas y deportivas. Este interés demuestra que la diversificación de la oferta valenciana está dando sus frutos, atrayendo a perfiles de visitante muy diversos.
Nuestra ciudad vibra con una energía diferente
Imán de los grandes eventos
Septiembre no ha sido un éxito por casualidad. La ciudad ha demostrado una vez más su extraordinaria capacidad para albergar eventos de talla mundial. El Campeonato del Mundo de Triatlón fue, sin duda, la joya de la corona del mes. Miles de atletas y sus familias llenaron los hoteles, especialmente en el entorno de la Ciutat de les Arts i les Ciències y la Marina.
Este evento no solo trajo pernoctaciones. Proyectó una imagen de València asociada al deporte, al esfuerzo y a un escenario urbano espectacular. Las imágenes de los atletas nadando en la dársena o corriendo por el antiguo cauce del río son una postal promocional de valor incalculable.
Paralelamente, el turismo MICE (Congresos, Reuniones e Incentivos) ha recuperado su pulso vital. El Palacio de Congresos y diversos hoteles de la ciudad acogieron varias citas médicas y tecnológicas de gran formato. Este tipo de visitante es estratégico, ya que viaja entre semana, desestacionaliza la demanda y realiza un gasto medio en la ciudad muy superior al del turista vacacional.
Impacto que gotea en la ciudad
El éxito de la ocupación hotelera es la punta del iceberg. Lo verdaderamente importante es cómo ese éxito ‘gotea’ y permea cada rincón de nuestra economía local. Un 89,1% de ocupación significa miles de desayunos en cafeterías de barrio, cenas en los restaurantes del Cabanyal o de l’Eixample, y una actividad frenética en el Mercat Central.
Significa más carreras para los taxis que esperan en la Estación Joaquín Sorolla. Son más ventas en las tiendas de la calle Colón, pero también en los pequeños comercios de artesanía de Ciutat Vella. Significa más entradas vendidas en el Oceanogràfic, en el IVAM, en el MUVIM o en los museos de Bellas Artes y Cerámica.
Es un impacto transversal. El visitante que llena el hotel por la noche, durante el día consume cultura, gastronomía, transporte y ocio. Es un motor que lubrica la maquinaria económica de València y que llega a sectores que, a primera vista, no parecen turísticos, como las lavanderías industriales, los proveedores de alimentación o las empresas de mantenimiento.
El mercado italiano sigue mostrando una fidelidad absoluta, liderando el ranking de visitantes internacionales
Un sector que genera empleo y oportunidades
Hablar de turismo en València es hablar de uno de nuestros principales motores de empleo. Un hotel no es solo un edificio; es un equipo humano de recepcionistas, personal de limpieza, cocineros, camareros, técnicos de mantenimiento y personal de administración.
Cuando la ocupación roza el 90% en un mes como septiembre, se garantiza la estabilidad de miles de puestos de trabajo. Se evita la temporalidad que castigaba al sector hace años y se apuesta por la profesionalización. Los hoteles necesitan personal cualificado, formado en idiomas y en atención al cliente, generando oportunidades de carrera para muchos jóvenes valencianos.
Esta fortaleza del sector hotelero tira del carro de todo el empleo indirecto. Las empresas de guías turísticos, las agencias de experiencias, las compañías de alquiler de bicicletas… todas ellas ven cómo su actividad se consolida gracias a esta demanda sostenida.
Somos percibidos como un destino seguro, accesible y auténtico
La imagen de València se consolida
Estos datos no son fruto de la suerte. Responden a un trabajo de fondo de muchos años y a una imagen de ciudad que se ha consolidado a nivel internacional. València ya no es una sorpresa, es una certeza. Es una ciudad que ha sabido combinar su patrimonio histórico milenario con la vanguardia arquitectónica de la Ciutat de les Arts i les Ciències.
Somos percibidos como un destino seguro, accesible y auténtico. La Capitalidad Verde Europea del año pasado dejó un poso imborrable, posicionándonos como una ciudad que cuida su entorno, con el Jardín del Turia como emblema y una apuesta clara por la movilidad sostenible.
El visitante valora la luz, la gastronomía reconocida mundialmente y una agenda cultural que no descansa. La gente viene buscando esa calidad de vida mediterránea de la que tanto presumimos, y la encuentra. Esta reputación es nuestro activo más valioso.
Un horizonte de optimismo
Septiembre cierra un verano histórico y abre la puerta a un otoño que se prevé igualmente positivo. Con la mirada puesta ya en eventos como el Maratón o el Gran Premio de Motociclismo en Cheste, las previsiones de ocupación para lo que resta de año siguen siendo muy optimistas.
Este sector ha demostrado su resiliencia y su profesionalidad. Ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, apostando por la digitalización y la sostenibilidad como señas de identidad. La colaboración entre los diferentes actores de la ciudad ha sido clave para remar en la misma dirección.
València hace tiempo que ha dejado de ser una ‘moda pasajera’ en el panorama turístico. Los datos de septiembre confirman que somos una realidad consolidada. Un destino urbano de primer nivel que ha sabido encontrar su voz propia y que enamora al mundo. Y lo mejor es que lo ha hecho sin perder esa esencia de barrio y esa calidez que nos hace únicos.



















